Perú: la manzana de la discordia: caoba en territorios de indígenas aislados

"En plena era espacial y globalización, cuando nos preciamos de que todo el planeta está comunicado entre sí, existen grupos humanos que aún no son parte de la llamada civilización. El Perú puede preciarse de ser uno de los países en el mundo con otras “civilizaciones” que también tienen derecho a su supervivencia."

Alfredo García Altamirano, antropólogo
Puerto Maldonado, 09 de julio de 2002

No solo diversidad biológica: también diversidad cultural

Madre de Dios es conocida por su riqueza natural y de allí su título honorífico como Patrimonio Ecológico de la Humanidad. Sin embargo, es poco conocida por su diversidad cultural, su otra riqueza poco o nada valorada.

En plena era espacial y globalización, cuando nos preciamos de que todo el planeta está comunicado entre sí, existen grupos humanos que aún no son parte de la llamada civilización. El Perú puede preciarse de ser uno de los países en el mundo con otras “civilizaciones” que también tienen derecho a su supervivencia.

En la selva suroriental del país, entre Madre de Dios, Cusco (Urubamba) y Ucayali, se localizan varios pueblos indígenas de habla Arawak y Pano en aislamiento, siendo los más conocidos los “mashco piro” y los Yora. Los “mashco piro” son muy conocidos en el Manu. Los Yora (o Yaminahua) son conocidos en el Tahuamanu desde tiempos del caucho y también conocidos en el Manu como “nahuas” o “sharas”. Es posible que existan también amahuaca, en consideración a la cercanía que existe con la cuenca del río Purús.

Las áreas de desplazamiento tradicional de los pueblos indígenas aislados em Madre de Dios comprende el Parque Nacional del Manu, la Zona Reservada Alto Purús y la recientemente creada Reserva del Estado para Pueblos Indígenas Aislados de Madre de Dios, entre otros lugares (ver grafico más abajo).

Ellos residen mayormente en grupos familiares dispersos entre sí, en las zonas interfluviales de dichos ríos, pero en la estación seca (mayo a octubre) cuando disminuyen las aguas de los ríos, salen a las playas a pescar y recolectar huevos de taricaya (Podocnemis unifilis), momento en que se desplazan en grupos más numerosos.

Son altamente vulnerables al contagio de enfermedades y a las infecciones respiratorias e intestinales que les pueden producir una muerte masiva y rápida, tal como ocurrió con los yora (“nahua”) en los años 80, cuando fueron contactados violentamente por madereros, trabajadores petroleros y misioneros desde el Urubamba. Los sobrevivientes deambularon por el Parque Nacional del Manu hasta hace pocos años.

Son curiosos. En los campamentos madereros se acercan cuando éstos están vacíos. Objetos que se dejan a la mano son tomados. Es preciado para ellos el cuchillo, machete, hacha y ollas de metal, que ya conocen probablemente desde los tiempos del auge cauchero. Ellos consiguen estas herramientas o utensilios tomándolos de sus vecinos, otras comunidades nativas o de campamentos petroleros y madereros.

Mayormente no son ofensivos, excepto cuando sufren alguna agresión, la que responden inmediatamente aunque después se retiran y no vuelven. Es preferible no seguirlos pues puede ser interpretado como intento de agresión.

Ver mapa de los pueblos indigenas en aislamiento de Madre de Dios.

¿Indígenas? ¡no!, ¿caoba? ¡sí!

La Asociación de Extractores Forestales de Servicios y Comercialización de Madre de Dios, que ha protagonizado las pasadas semanas un violento ‘paro maderero’, ha demandado que las áreas de la ZR Alto Purus y Reserva del Estado de pueblos indígenas aislados se destine a la extracción legal del bosque. Porque en forma ilegal ya hay campamentos madereros en dichos lugares.

De otro lado, la presencia de indígenas aislados fue uno de los puntos que se tomó en cuenta en la determinación de los Bosques de Producción Permanente, mediante negociaciones realizadas entre la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), la Asociación de Extractores Forestales de Servicios y Comercialización (Ríos López), otros gremios de pequeños extractores madereros APEFOT, APEMI, APEMIB, y respaldada por otros gremios locales como la Federación Agraria Departamental de Madre de Dios (FADEMAD).

Dichas negociaciones se realizaron en agosto del 2001 impulsadas por el congresista de Madre de Dios Eduardo Salhuana. El acuerdo firmado, ratificado ante el INRENA el 31 de agosto del 2001, señala expresamente: “Aceptar las propuestas presentadas por las diferentes organizaciones determinando los bosques de producción permanente para sus asociados con su respectiva adecuación al área propuesta en el acta del 29 de agosto, ubicada al este de la coordenada 343,000 E...”. Según ello, la zona al oeste de la referida coordenada se excluyó para actividades de extracción forestal de madera legales.

El problema de fondo es que en estos lugares existen también importantes concentraciones de caoba. La ocupación de áreas no autorizadas para extracción ilegal de caoba viene siendo una constante en estos últimos años, en coincidencia con la expansión de operaciones de intermediarios madereros que han mostrado poco interés y menos respeto para con las políticas de administración forestal.

La llamada “guerra de la caoba”, tal como la llaman los medios de comunicación, hace referencia a la disputa que enfrentó a dos empresas exportadoras de caoba, Lumber Newman Co y Drago Bozovich, que en 1999 ameritó investigaciones del INRENA y la intervención del ejército. Durante el gobierno de transición, mientras Lumber Newman Co estuvo ocupada en su juicio contra el Estado, los representantes locales de Bozovich continuaron con sus actividades.

Pero ahora no solamente ellos intervienen en la intermediación comercial: otros comerciantes e inversionistas de Puerto Maldonado han ingresado en este lucrativo negocio, que pueden adquirir este producto de los pequeños extractores a precios regalados!. Por ejemplo, en Iberia o en el río Las Piedras, los intermediarios compran caoba a 2.50 soles el pie tablar, porque el extractor no ha empleado aserradero sino otras herramientas actualmente no autorizadas para la extracción de esta especie. Luego comercializa esta madera por encima de los 6 soles el pie tablar.

Las actuales zonas de extracción ilegal de caoba

Hacia las partes altas de los ríos Tahuamanu, Las Piedras y Los Amigos se han desplazado desde el año pasado, numerosos pequeños extractores informales de caoba, habilitados por los intermediarios locales. Gente de diverso origen y condición, otra vez cual vorágine en tiempos de auge cauchero, se ha volcado masivamente tras la extracción de la caoba,

La Asociación de Extractores Forestales de Servicios y Comercialización de Madre de Dios, demanda ahora que las zonas de extracción de caoba se extiendan “hasta los límites con el Ucayali”, es decir, por encima de la coordenada 343,000 UTM, sobre la Reserva del Estado para indígenas aislados y la parte correspondiente a Madre de Dios de la Zona Reservada Alto Purús que se extiende en parte de la cuenca del rio Purús (Ucayali).

Esta demanda tiene ahora un asidero: la presencia ilegal de gente, no solamente dentro de la Reserva del Estado para pueblos indígenas aislados en Madre de Dios sino además dentro de la Zona Reservada Alto Purús (ZRAP). El punto de penetración corresponde principalmente al río Las Piedras. Actualmente los campamentos ilegales en las cuencas de los ríos Tahuamanu y los Amigos han quedado parcialmente desocupadas en tanto sus encargados están ocupados en el llamado ‘paro maderero’.
Los datos de campo que presentamos aquí, corresponden a una fuente calificada pero que por razones obvias no podemos citar. Entre abril y mayo del 2002, se han documentado alrededor de 150 campamentos madereros desde Loreto, sobre el río Las Piedras, en su parte oriental, hasta un punto denominado Bolognesi, en su parte más extrema (Ver Gráfico abajo).

Dicho Gráfico no reflejan la totalidad de campamentos madereros, sino solamente aquellos donde se tomó su ubicación. Por ejemplo, en el tramo del río Las Piedras, más arriba de San Francisco y Chanchamayo, entre punto y punto expresado en el gráfico, hay un promedio de 10 campamentos más. En la parte mas occidental, cabeceras del río Las Piedras, hay una “amontonadera” de campamentos. Igualmente en la boca del río Curiyacu y alrededores.

Campamentos madereros en el río Las Piedras (setiembre del 2001)

Cuando pasé en octubre del 2001 por la desembocadura del río Curiyacu, no había más que un poco de palizada. Este viaje fue para realizar los estudios de campo para el reconocimiento como comunidad nativa a Monte Salvado, asentamiento indígena yine, tarea cumplida por encargo de FENAMAD. A su vez, solicitud de esta comunidad, recogí datos de los campamentos madereros dentro del área de este asentamiento indígena. Con la ayuda de algunos de los comuneros, identificamos 15 campamentos en el río Las Piedras, entre las quebradas Shansho y Ronsoco(margen izquierda) y la desembocadura del río Curiyacu (margen derecha). Por indicaciones de algunos comuneros, había dos o tres campamentos madereros más en “7 islas”, sitio sobre el río Las Piedras, aguas arriba.

Boca Curiyacu

Hoy existe en la desembocadura del río Curiyacu un pueblo de comerciantes, donde se comercializa madera y asimismo, donde se puede comprar de todo, desde alimentos y combustible hasta cerveza. La boca del Curiyacu se encuentra al este de la coordenada 343,000 UTM, fuera del ámbito de la actual Reserva del Estado para pueblos indígenas aislados. Este lugar y otro puesto comercial más, llamado “Puerto Nuevo”, aguas abajo de ‘Boca Curiyacu’, son los pulmones que alimentan el intenso tráfico de canoas, trabajadores y balsas de madera en este río. Se estima que solamente entre los meses de mayo y junio habrían bajado diariamente un promedio de 10 balsas con 5,000 pt cada una, desde este puesto comercial.

Ahora sí “contrastación”?

Después de agosto del 2001, cuando aún no se producía esta vorágine de gente procedente de Puerto Maldonado –así como de madereros que pasaron del río Los Amigos al río Las Piedras-, una vez definida la cota 343,000 UTM como límite de los Bosques de Producción Permanente al este, la Asociación de Extractores Forestales de Servicios y Comercialización, presidida por Rafael Ríos López, exigió que el área al oeste de dicha coordenada sea materia de un “estudio de contrastación” sobre si existían allí o no indígenas aislados, que compare (o ‘contraste’) mediante una nueva evaluación los resultados de otro estudio de FENAMAD en base a la cual demandaba el establecimiento de una reserva territorial indígena (categoría que en rigor no existe en la legislación vigente).

El “estudio de contrastación” no llegó a implementarse debido a que la Asociación presidida por el Sr. Rafael Ríos López, se opuso al retiro de algunos de sus representados de los sectores donde debía efectuarse el referido estudio. El resto de los gremios de pequeños madereros –que formaron posteriormente la Federación de Pequeños Extractores Forestales con Manejo Sostenible (FEPEFMAD)- aceptaron el acuerdo de retirarse de la zona excluída para operaciones forestales, siempre y cuando hubiera consenso entre todas las partes. El desacuerdo de la Asociación presidida por el Sr. Ríos López frustró este trabajo.

Posteriormente, el 25 de abril del 2002, el gobierno creó la Reserva del Estado para pueblos indígenas aislados mediante Resolución Ministerial 0427-2002-AG, cuyo objeto es garantizar la permanencia de estos grupos humanos amenazados por las presiones de diversos agentes externos, en este caso principalmente por la expansión económica del frente extractivo de madera.

Recientemente el Sr. Rafael Ríos López viene demandando, ahora sí, que se realice el estudio de contrastación. Su argumento de peso es que como el área del río Las Piedras ya está llena de campamentos madereros, por tanto no existen indígenas aislados.

Contrariamente, FENAMAD ha venido demandando al gobierno, con repetida insistencia, el desalojo de los madereros en el Piedras, Amigos y Tahuamanu, con anterioridad a la creación de la Reserva del Estado, en previsión de posibles consecuencias fatales que pudieran ocurrir sobre los pueblos indígenas aislados que viven en esta parte de la región.

También FENAMAD viene actualizando periódicamente su registro de evidencias sobre la presencia de indígenas aislados. El más reciente reporte corresponde al día 08 de este mes, donde 4 indígenas aislados se acercaron a un campamento de los yine de Monte Salvado ubicado en el río San Francisco. Otros reportes de avistamiento proceden de los propios pequeños madereros del río Las Piedras, principalmente por la parte baja del río Curiyacu. Aunque ahora, en medio de la disputa, para evitar represalias, FENAMAD no pueda publicar los nombres de los informantes que podrían sufrir represalias por parte de quienes aducen ahora que allí no existen indígenas aislados.

Riesgo actual para los indígenas aislados

Como ha anotado muchos años atrás Thomas Moore, la frontera entre los frentes extractivos (oro, cascarilla, caucho, etc) y las áreas ocupadas por pueblos indígenas, es elástica. Cuando los madereros se retiran, los indígenas vuelven a transitar por espacios temporalmente ocupados por las fronteras de la ‘civilización’.

Anualmente, en la estación seca (verano) los indígenas aislados se desplazan por las playas para pescar y recolectar huevos de taricaya. Uno de los más altos riesgos ahora es que este desplazamiento pueda derivar en más avistamientos o encuentros, no necesariamente pacíficos, con los trabajadores que se ubican en los campamentos madereros del río Las Piedras. Un joven rumbero, en marzo del 2001, fue herido por una flecha, debido a su intención de seguir a indígenas que se habían aproximado a su campamento. El caso ocurrió en una quebrada en la margen izquierda del río Curiyacu.

Actualmente el nivel de aguas ha descendido aún más. Pero los campamentos madereros siguen operando, talando y tabloneando caoba, acumulándola, esperando a que se llegue a la estación de invierno para que, con el incremento de la escorrentía, pueda bajarse la madera aserrada.

El cuadro es ahora más delicado y complejo que a fines del 2001. El gobierno ha ratificado su decisión de respetar las determinaciones adoptadas anteriormente, incluyendo la vigencia de las Zonas Reservadas Alto Purús y de la Reserva del Estado para pueblos indígenas aislados. Esto ha sido entendido por el sector en ‘pie de lucha’ como una prueba más de que el gobierno quiere quitarle el pan a los pequeños extractores madereros.

Es evidente que todos los peruanos tenemos derecho a trabajar. Pero a lo que no tenemos derecho es a seguir saqueando los bosques de nuestra región en beneficio de los de siempre y en perjuicio de los de siempre, o sea, de los más pequeños extractores o recolectores.

¿Existen realmente posibilidades de que pueda dialogarse y llegarse a acuerdos que permitan a los pequeños madereros del río Las Piedras, reubicarse en otras áreas permitidas para la extracción forestal de madera? Ello no aparece en el horizonte aún. Más bien, parece imponerse la línea ‘dura’ de “escalamiento” o “reingeniería” del conflicto hasta las “ultimas consecuencias”. ¿Consecuencias que las terminarán pagando los indígenas aislados?.

Comentarios