Agotada, agricultura industrial

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El modelo de producción basado en la agricultura industrial es ya insostenible para las naciones, su resultado es la actual crisis alimentaria, apuntaron Alberto Gómez Flores, delegado de la región norte de América de Vía Campesina; Armando Bartra, investigador, y Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de este diario, en el foro Campo, alimentos, agrocombustibles y transgénicos, organizado por Casa Lamm y La Jornada

Advirtieron que la situación del país es de “enorme fragilidad”, ya que los recursos petroleros se están utilizando para la importación de alimentos caros. Éstos, aseguraron, continuarán así los próximos cinco o 10 años.

Hernández Navarro asentó que la producción de agrocombustibles, los elevados precios del petróleo, el calentamiento global, la especulación financiera y el cambio de patrones de consumo de alimentos en India y China son factores que inciden en los altos precios.

Además, abundó, ya no hay más superficie agraria para la producción de alimentos, y los rendimientos y área destinada a éstos han bajado uno por ciento.

Lo novedoso de esta crisis, comentó, es que se produce de manera simultánea en todos los continentes y que hay una ola de protestas en diversos países por el alza en los precios de los alimentos. La Organización de las Naciones Unidas, mencionó, estima que hay 37 países en crisis alimentaria, que gastan 65 por ciento de sus presupuestos para importar alimentos, y que la cifra de personas con hambre aumentó entre 100 y 150 millones, que se suman a las 850 millones sin alimentos suficientes.

Alberto Gómez expuso que de 1996 a la fecha se agravó la dependencia alimentaria de varias naciones, pero entre los productores había esperanza de que en la pasada reunión de alto nivel de la FAO se tomarían decisiones para apuntalar la agricultura campesina y el respeto al derecho a la alimentación. Pero el organismo internacional cayó “en el peor descaro, ya que prefirió escuchar y avalar a un puñado de empresas trasnacionales y no condenó a los capitales financieros que están haciendo negocio con lo más sagrado para la humanidad: los alimentos”.

Por su parte, Armando Bartra resumió: “es la crisis terminal del mercantilismo, del modelo de la agricultura extractiva, que no se salvará ni con la producción de transgénicos”.

La Jornada, México, 11-6-08

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