Argentina: El boom de la soja se está desinflando
El precio del poroto cayó 30% desde mayo y no parece que vaya a recuperarse
La soja tiene los mismos precios del año pasado, pero en el campo se respira olor a desgracia. Es que el poroto, principal cultivo y fuente de divisas de la Argentina, pasó de valer 700 pesos a principios de mayo a menos de 500 pesos el último viernes, es decir perdió cerca de 30%. En muy poco tiempo, así, se pinchó una burbuja que durante varios meses inyectó aire y plata a la economía argentina.
No se trata, en términos estrictamente económicos, de una tragedia. Según los analistas, el valor actual ?de unos 150 dólares por tonelada? coincide con los promedios históricos de la soja y asegura una rentabilidad adecuada para quienes se dediquen a sembrarla. Pero el nudo en el estómago resulta inevitable si se piensa en lo que se perdió en la caída: a 50 dólares de merma por tonelada, la Argentina embolsará este año unos 1.500 millones de dólares menos de los que hubiese obtenido si los precios se mantenían.
Difícil de digerir, para los chacareros y para el Gobierno. Economía no sólo verá resentida su recaudación potencial por vía de las retenciones sino también por Ganancias. Y la AFIP quizás pueda ver reducida las cifras de recaudación de los últimos meses. "El Gobierno tuvo la fortuna de que el campo haya producido récords de cosechas con precios internacionales que superaron los máximos históricos. Es por eso que logró tan altos superávit", explicó Ernesto Ambrosetti, economista de la Sociedad Rural.
La balanza comercial también comenzó a mostrar los síntomas de este bajón. El primer semestre resultó ganancioso: se exportó soja y sus derivados por 4.270 millones de dólares, unos 750 millones más que en igual lapso de 2003. Pero en junio hubo un notorio parate, cuando China redujo drásticamente sus compras. Las exportaciones globales, que venían creciendo a tasas del 20%, aumentaron así sólo 1%.
A la sensación de desencanto colabora una situación. Cuando el globo de la soja empezó a inflarse ?el año pasado, por estos días?, Estados Unidos, principal productor mundial, comenzaba a sufrir una fuerte sequía. Ahora, en las llanuras norteamericanas el tiempo es de lo mejor, los cultivos muestran un estado ideal y no hay demasiadas perspectivas de que la cosa empeore. Juan Carlos Silvestri, de la corredora LBO, aclaró que todavía falta: "En agosto entramos a la etapa de definiciones". Aquí, los chacareros hacen cuernitos con los dedos.
Más de la mitad de la cosecha argentina, que fue de 32 millones de toneladas, está todavía sin comercializar. Quedó en manos de los productores, que se resisten a venderla mientras observan el derrumbe. "Esta muy claro que ya nadie piensa en los 700 pesos, y que muchos estarían felices si la cifra empezara con 6.", agrega Silvestri. Pero tampoco del lado de la demanda parecen surgir señales. China, que hasta ahora fue una aspiradora de soja, apagó el motor hasta nuevo aviso.
En el país, el cultivo debe comenzar a sembrarse en octubre, y ya para entonces se prevé un leve retroceso de la superficie, el primero en años. Esta semana, la consultora internacional Oil World estimó que el área sojera caerá en unas 300.000 hectáreas. Pero Ambrosetti aclaró: "La soja no va a dejar de ser la estrella de la agricultura, pero otros cultivos y la ganadería van a comenzar a recuperar lentamente la superficie perdida".
Es apenas un consuelo. En medio del "boom", se inventó una palabra para definir el alarmante avance del poroto sobre otras actividades, "sojización".
Sin la burbuja, podría atenuarse esa peligrosa tendencia.
Clarín, Argentina, 1-8-04