Argentina: el debate de soja continúa, por Carlos U. Leoni
Pareciera ser que algunos no han comprendido aún cual es el motivo que profesionales, organismos oficiales e internacionales, comunicadores y ambientalistas critican al actual modelo ?sojero? implementado en el país
"Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver". Proverbio judío
También están aquellos que tienen intereses manifiestos en este modelo, que beneficia a las grandes multinacionales y a los sectores de la dirigencia ?terratenientista? argentina y se pasan criticando a los ambientalistas, pero nunca se los ve participar en las discusiones sobre el tema, de las reuniones, de las mesas redondas, talleres, etcétera.
Precisamente entre el lunes 7 y el miércoles 9 de junio, en la Casa de Encuentros de Puerto Tirol, se realizará un Seminario Taller ?Comunicadores del Gran Chaco Americano?, organizado por el Comité del Gran Chaco Americano y la REDAF (Red Agroforestal Chaco Argentina) donde podrán participar productores, corresponsales, locutores y conductores de radio y televisión, en fin todos los interesados en debatir estos temas para lograr un verdadero desarrollo sustentable para la región.
El doble discurso
En reciente carta de lectores unos de los representantes de AAPRESID trata de falta de ética a profesionales ?universitarios que desnudan sin pudor su desconocimiento de los más elementales principios agronómicos..? debería aclarar a quienes se refiere, si no sus palabras no tienen valor.
Habla de democracia, que el sector dirigente agropecuario tiene sólo dos representantes en la Cámara de Diputados. Sería bueno saber a que sector se refiere. ¿Y los ambientalistas ¿cuántos tienen? NI UNO.
En otra desafortunada expresión dice: ?Así se explica que la leyes que regulan el crecimiento de nuestras fronteras agropecuarias sean generadas y apuntaladas por organizaciones que no viven en el campo ni del campo y que representan no sabemos a qué intereses, quizá disfrazados de defensores de la ecología?, le pregunto ¿cuántos defensores del ?modelo agropecuario? impuesto llevan en el pecho escarapelas argentinas en las fechas patrias y tienen en el corazón la bandera de las multinacionales?
Dice, y estamos de acuerdo, ?producir mucho y bien, con mínimo impacto ambiental debe ser la premisa irrenunciable? Sinceramente creo que esto es solo hablar para pretender quedar bien, pues la forma en que se está produciendo puede determinar que el hombre sea víctima de su propio progreso. En el final de la carta expresa: ?No no dejemos engañar por quienes esgrimiendo banderas rojas, despegándolas en El Impenetrable (se refiere obviamente a Green Peace)... no hacen otra cosa que condenar a miles de argentinos a continuar en la miseria. ? Debería aconsejar que tampoco nos dejemos engañar por las banderas negras (piratas) que se llevan la riqueza de nuestro suelo.
La soja y nuestros bosques
El país se suma en la defensa de los bosques, todos estamos contra el desmonte.
Este problema es común a distintas provincias, Según un reciente informe oficial realizado por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que fue publicado por los medios nacionales, Argentina ha perdido el 70 por ciento de sus bosques nativos. "Teníamos 105 millones de hectáreas de bosques. Hoy nos quedan, apenas, 33 millones. Es claro que no hay más tiempo que perder", señala la información publicada por Clarín, que advierte que ?los culpables se cuentan con los dedos de una mano: la tala indiscriminada, los incendios y, sobre todo, la ferocidad de las topadoras decididas a sumar más y más hectáreas para el cultivo y el pastoreo?
En esto, indudablemente, tiene mucho que ver la soja. El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Eduardo Mirás, exhortó a los dirigentes políticos a ocuparse, entre otras cosas, de "la venta indiscriminada de grandes extensiones en las que se desmonta el bosque nativo poniendo en peligro al medio ambiente, casa común en la que todos debemos vivir", muchos terminaron de comprender que la preocupación por la desaparición de los bosques ya es común a todos los sectores de la población.
En esto, indudablemente, tiene mucho que ver la soja. "La destrucción del monte nativo", señalaba el Foro Ecologista de Paraná en la acción de Amparo Ambiental presentada ante la Justicia el mes pasado, "la explotación sin limites e irracional de nuestras tierras, la contaminación de los suelos y el agua por los agrotóxicos, la expulsión de los campesinos y pequeños productores de sus campos y sus culturas, la desaparición de cientos de especies de flora y fauna (diversidad biológica) son todas materias problemáticas en los que los habitantes de la provincia tenemos el deber y el derecho a participar".
En esto, indudablemente, tiene mucho que ver la soja. Los bosques nativos de la región norte y centro de la Argentina son en este momento los más afectados, y nada parece cambiar esta tendencia. Sólo en un sector de la provincia de Salta, se detectó que la tasa anual de deforestación es tres veces superior al promedio mundial.
Recientemente, Greenpeace acompañó a pobladores y campesinos que se movilizaron por la capital salteña para reclamar al gobierno que revea su iniciativa de vender lotes de reservas ecológicas para plantar soja. En esto, indudablemente, tiene mucho que ver la soja.
Opiniones que valen
El Ing. Casas, director de Suelos de INTA Castelar, expreso una frase magistral que fue recogida por todos los medios "estamos subsidiando la soja con nuestros suelos". Opinión lapidaria.
En diario Norte del 30 de mayo, en Norte Chaqueña, escribe el profesor Raúl Manoiloff, de la Cátedra de Geografía Agraria, sobre el desmonte masivo y sus consecuencias. Las conclusiones del profesor Manoiloff, que realizó estas observaciones con un grupo de colaboradores son contundentes.
Sólo recordaré algunas de sus ?Apostillas?-?La gran explotación agropecuaria totalmente mecanizada no derrama beneficios a las clases pobres. O si los vuelca, son escasos. Estoy convencido de eso?
El precio de la tierra en el oeste se duplicó como consecuencia de la expansión sojera. Una hectárea de tierra ronda los $ 1.000. La división parcelaría ha contemplado unidades de 2.500 hectáreas.
En el cuerpo central del escrito rescato: ?El auge de la soja y la posibilidad de sembrarla sobre el rastrojo del trigo atrajeron a productores de Santa Fe, Córdoba y hasta de Buenos Aires. Venían con la intención de ganar dinero en poco tiempo. Las topadoras se hicieron herramientas comunes y aparecieron las grandes explotaciones. ?
Cita varias poblaciones visitadas donde, en algunos casos, la población se ha duplicado entre el censo de 1991 y 2001, y que la manifestación más común es el poblamiento periurbano, en el que se observan distintos grados de pobreza, mucha indigencia.
Este fenómeno ya lo veníamos manifestando que se daría como consecuencia de la falta de ocupación de mano de obra debido a la ?industrialización? del agro, principalmente de la mano de la soja.
Los argentinos debemos conocer como dice Clarín, quines son ?los culpables que se cuentan con los dedos de una mano de: la tala indiscriminada, los incendios y, sobre todo, la ferocidad de las topadoras decididas a sumar más y más hectáreas para el cultivo y el pastoreo?
Diario NORTE, Argentina, 9-6-04