Argentina: ¿factoría o nación?, por Mario Cafiero
Creo que la amplia y polémica difusión del proyecto de creación de un Fondo Fiduciario de Fomento Agrario a partir de un aumento de las retenciones a la exportación de la soja, ha puesto en evidencia que desde hace tiempo no ha existido un debate profundo de las políticas agropecuarias
Y no es que estas políticas no existan, sino que muchas veces se imponen de "contrabando" desde determinados intereses económicos concretos. El proceso de "sojización trangénica", no fue decidido en ninguna instancia pública, a pesar que es un proceso que tiene y tendrá efectos trascendentes.
Hace muchos años un funcionario dijo que daba lo mismo fabricar "acero que caramelos" o que la mejor política industrial era "no hacer nada". Los resultados de esas concepciones están a la vista: concentración y extranjerización de vastos sectores económicos, desindustrialización y retroceso social. Cuando los argentinos no decidimos por nosotros que vamos hacer, no tengamos dudas, que otros lo deciden. Hacer marchar a sectores económicos de acuerdo a determinados intereses corporativos nos lleva inexorablemente a difíciles encerronas.
Nadie puede dudar acerca de la libertad que debe tener cada productor de elegir que va a producir, pero tenemos que estar conscientes de los peligros del monocultivo, de la dependencia de un solo proveedor del paquete tecnológico y del desplazamiento de producciones indispensables para los argentinos. Estas amenazas deben ser analizadas para actuar en defensa de uno de los patrimonios comunes más importantes de nuestra Nación: sus tierras. Velar por la utilización sustentable de este recurso y por la necesaria ocupación racional del territorio, es función indelegable del Estado, que hasta ahora parece hacer como el avestruz.
Sobre este orden de ideas es que presenté un proyecto de ley de Creación de Fondo Fiduciario de Fomento Agrario. Se me crítica por querer matar "la gallina de los huevos de oro" cuando en realidad mi proyecto intenta que "no pongamos todos huevos en la misma canasta". El proyecto persigue que el productor no quede aprisionado y preservar la diversidad de opciones productivas.
Se me critica por "meterle la mano en el bolsillo al campo". Falso, no leyeron objetivamente el proyecto. Se trata de la creación de un Fondo Fiduciario que se revierte íntegramente en el sector agrícola, destinado a financiar y/o subsidiar producción para el mercado interno. Mi proyecto no contempla que un solo peso vaya a financiar al Estado.
Se me critica porque no tengo "imaginación" para la introducción de la soja como alimento humano. No creo que la soja deba reemplazar nuestros alimentos tradicionales como la carne, la leche, las legumbres y las frutas. Tratar de imponer la soja como alimento de los pobres me parece sí un verdadero "disparate" dados los peligros de la alimentación con soja a niños desnutridos.
Quiero asimismo aceptar otras críticas que han realizado. Entiendo que debe buscarse un mecanismo donde quede muy claro que lo recaudado, sin desconocer las responsabilidades del Estado, debe ser administrado por los propios productores. También es necesario discutir el valor del precio y el porcentaje de la retención, a partir del cual empieza a funcionar este mecanismo de compensación.
El proyecto ha sido presentado y es en el ámbito de la comisiones que lo debatirán donde se podrá corregir, si es que la mayoría decide ponerlo en consideración. Debatir estos temas es absolutamente necesario, aunque yo tenga que pagar el precio de ser prácticamente "lapidado" públicamente, haciéndome aparecer como un enemigo del productor agropecuario. No es la primera vez que como legislador he tenido que enfrentar estos contratiempos. Sucedió igual cuando solitariamente denuncié la cuestión de la deuda externa (hace años en esta columna publiqué : Deuda Externa y Subsidios Agrícolas: dos caras de la misma moneda); el abuso dominante de las petroleras y de la necesidad de imponerle retenciones a sus exportaciones (para entre otros efectos disminuir el precio del gasoil); la usura en los préstamos que afectaba a infinidad de explotaciones agropecuarias, el vaciamiento del sistema financiero y la fuga de capitales que pulverizó el ahorro nacional. Menciono estos temas porque están relacionados con el modelo económico y el agropecuario.
Clarín, Suplemento Rural, Argentina, 13-12-03