Argentina: monocultivo de soja amenaza el futuro agrícola
La siembra de ?soja sobre soja? sin alternar el uso del suelo, entre una y otra temporada, con el cultivo de otros granos o con la práctica de la ganadería, representa una amenaza para el futuro de la agricultura argentina
El crecimiento desordenado del cultivo de la soja en el país, que se siembra sin alternancia con otros granos, consume los nutrientes de la tierra y representa una amenaza para el futuro de la agricultura argentina, advirtió un estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
?De no mediar una estrategia concertada a mediano plazo la situación (del monocultivo de soja) tenderá a deteriorarse como consecuencia directa del proceso desordenado de agriculturización?, precisó el documento presentado por el presidente del INTA, Carlos Vuegen, al cumplirse el 47º aniversario de la institución.
El denominado ?monocultivo? consiste en la siembra de ?soja sobre soja? sin alternar el uso del suelo, entre una y otra temporada, con el cultivo de otros granos o con la práctica de la ganadería.
El informe, titulado ?El INTA ante la preocupación por la sustentabilidad a largo plazo de la producción agropecuaria argentina?, advierte que esta metodología provoca ?erosión, pérdida de materia orgánica, balance negativo de nutrientes, desertificación y reducción de la biodiversidad?.
DAÑOS. A los daños ambientales agrega ?los efectos sociales tales como el despoblamiento del medio rural por falta de oportunidades de empleo y la sustitución de actividades intensivas en mano de obra por otras extensivas? con menos
requerimientos de trabajadores.
Los altos precios obtenidos por la soja en los últimos años a nivel internacional hacen que su cultivo garantice una ?alta rentabilidad? que influye en la decisión del productor.
No obstante, las ?señales del mercado? no guardan relación con ?las dimensiones social y medioambiental? igualmente importantes en el diseño de una agricultura sustentable, puntualizó el documento.
?Las evidencias científicas disponibles se van acumulando en el sentido de que la combinación siembra directa más el monocultivo de soja (transgénica) tolerante a glifosato no constituye en la región pampeana una alternativa sustentable a los planteos que incluyen rotaciones?, agregó el INTA.
MODELO SUSTENTABLE. En cuanto al proceso de agriculturización en el noreste y noroeste del país ?atribuible en su casi totalidad a la expansión del monocultivo de soja?, la entidad oficial dijo que resulta ?incompatible con la sustentabilidad de la producción agropecuaria en esas regiones? y advirtió que ?a menos que se haga algo al respecto la caída en la producción agrícola será inevitable?.
También mencionó los ?contratos de arrendamiento por un año? de duración que son utilizados en ?más del 50 por ciento del área agrícola del país? obligando a obtener el máximo beneficio económico en una sola campaña y constituyen ?restricciones? a la adopción de un modelo productivo ?sustentable en el mediano plazo?.
Según el informe, en base a los precios actuales, el abandono del monocultivo representaría una merma en los ingresos globales del sector de 250 millones de pesos anuales para el caso de que la rotación se realice con otros granos y de 1.350 millones de pesos si se optara por la ganadería.
RENTABILIDAD. Sin embargo, advirtió que los altos precios internacionales de la soja no serán permanentes.
Si ?luego de la sequía que lo afectó este año? Estados Unidos, primer productor mundial de la oleaginosa, retoma sus ?niveles normales? de producción y Brasil, segundo productor mundial, aumenta sus cosechas con la incorporación de la soja transgénica, ?la caída del precio puede ser importante?.
Lo mismo puede ocurrir si China, principal comprador mundial del poroto, afloja su demanda.
Por último señaló que ?los precios relativos seguirán siendo determinantes en las decisiones de los productores? y que la adopción de un paquete tecnológico con reposición de nutrientes y ?aportes de materia orgánica con vegetación espontánea o abono verde? disminuiría los daños ecológicos aunque también implicaría una merma de la rentabilidad.
Ingresan más de U$S 2 millones
Las exportaciones de soja se ubicaron en torno a 18 millones de toneladas durante los diez primeros meses del año, con una facturación total de 2.370 millones de dólares, informó hoy el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
El mayor volumen fue ocupado por los envíos de porotos de soja, que entre enero y octubre de este año alcanzaron a 9.010.012 toneladas, registrando un crecimiento del 57 por ciento con respecto a igual período de 2002, cuando se exportaron 5.752.436 toneladas.
Los países que más compraron soja argentina fueron China, Turquía y Tailandia.
Según el Senasa, de las 9.010.012 toneladas de porotos de soja que se exportaron, 6.432.076 fueron compradas por China (1.352 millones de dólares), con un incremento del 128 por ciento respecto al mismo período del año pasado cuando se registraron 2.826.268 toneladas.
También se destacaron los envíos a Malasia (163.118 toneladas por 35,3 millones de dólares); Egipto (167.396 toneladas por 34.669.000 dólares) y Taiwán (151.570 toneladas por 31.190.000 dólares).
En cuanto al aceite de soja, las exportaciones alcanzaron las 2.231.199 toneladas -por un total de 378.268.000 dólares-, donde China también se destacó como el principal comprador con 1.228.856 toneladas.
En menor escala se ubicaron Marruecos (146.520 toneladas); Malasia (58.382 toneladas); República Dominicana (69.849 toneladas) e Irán con 45.842 toneladas, entre otros.
Otro de los rubros sojeros, la venta de harina de soja sumó 6.750.548 toneladas entre enero y octubre, con una facturación de 1.150 millones de dólares.
Filipinas fue el principal importador con 790.591 toneladas por 134.724.000 dólares.
Le siguieron Egipto (784.427 toneladas por 132.323.000 dólares); Thailandia (770.852 toneladas por 133.006.000 dólares); España (724.451 toneladas por 120.858.000 dólares) y Vietnam, (568.340 toneladas por 97.695.000 dólares), entre otros mercados.