Argentina: soja: alertan por el monocultivo. Documento del INTA
El organismo advirtió que la caída en la producción agrícola será inevitable. Recomendó rotar con otros cultivos y considerar la rentabilidad de largo plazo. Admite que los ingresos que aporta la oleaginosa sirven para financiar los programas sociales
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) expresó su preocupación por el "proceso desordenado de agriculturización" que se viene registrando en el país e identificó a la expansión de la soja como el factor principal de ese problema.
Si no se hace algo al respecto en el mediano plazo, señaló el organismo en un documento, "la caída en la producción agrícola será inevitable".
La oleaginosa es el principal cultivo del país y representa el 50 por ciento de la producción de granos. A su vez, las ventas externas de todo el complejo oleaginoso -compuesto por porotos, harinas y aceites- casi un cuarto del total de exportaciones argentinas. En el período enero-octubre de 2003, según datos del Indec, sumaron ventas por US$ 6017 millones.
Según el documento, la "siembra directa más el monocultivo de soja tolerante a glifosato (un herbicida) no constituye en la región pampeana una alternativa sustentable a los planteos que incluyen rotaciones".
Además, destaca que la expansión de la oleaginosa en el Noroeste y en el Nordeste "constituye un sendero incompatible con la sustentabilidad de la producción agropecuaria en esas regiones".
El INTA sostiene que "al cabo de un período de tiempo indeterminado, el stock de recursos naturales sufrirá una degradación (posiblemente irreversible) tanto en cantidad como en calidad, especialmente en los ecosistemas más frágiles".
No obstante, el documento rescata que la adopción de la soja transgénica a partir de 1996 les permitió a los productores agropecuarios un ahorro de costos por 5000 millones de dólares. Y también reconoce que la soja se ha transformado en la principal fuente de recaudación del fisco gracias a la cual se financiaron los programas sociales que contribuyeron "a mitigar las consecuencias de la crisis socioeconómica más grave de los últimos cien años". El Estado cobra derechos de exportación, conocidos como retenciones, del 23,5 por ciento a los porotos y del 20% a las harinas y al aceite.
Aunque no ofrece una solución única, el INTA, presidido por Carlos Vueguen, destaca que para evitar el monocultivo de soja se deberían insistir en las rotaciones con otros cultivos y en los planteos ganaderos. Además, recomienda la utilización de un paquete tecnológico que minimice los impactos negativos del monocultivo, "reponiendo nutrientes, generalizando la siembra directa, aportando materia orgánica con vegetación espontánea o con abono verde, etcétera".
El organismo admite que la rentabilidad de la soja es superior en el corto plazo al de otras alternativas, pero, si se consideraran los costos ambientales en un lapso más prolongado, la visión sería diferente.
Al respecto, señala que existen en el agro argentino "explotaciones familiares de avanzada cuyos responsables han optado por minimizar buena parte de los efectos negativos de las actividades agropecuarias, adoptando modelos de gestión tecnológica y económico-financiera de mediano y largo plazo, que generalmente implican el sacrificio de rentabilidad de corto plazo".
Sostiene que la principal restricción para la adopción de los modelos de rotación se encuentran en los contratos accidentales de arrendamiento, "que representan más del 50 por ciento del total del área agrícola". Aclara que la responsabilidad no le cabe sólo a los arrendatarios sino también a los propietarios de los lotes en alquiler que "con frecuencia inducen, mediante las condiciones pactadas, al monocultivo".
Con maíz
Otra traba para las rotaciones que identifica el trabajo está las crecientes dificultades que enfrenta el maíz para su expansión. "Tiene altos costos de producción" y "faltan materiales de alta productividad en las zonas donde se da el proceso de agriculturización". A su vez, "el alto costo del dinero", especialmente para los pequeños productores "incide desproporcionadamente en contra de la decisión de optar por la siembra de maíz". Aunque el informe del INTA no lo menciona, diversas entidades rurales señalaron que desde que el Gobierno impulso una alícuota diferencial del IVA en los granos (10,% para la venta y 21% para los insumos) el principal producto afectado fue el maíz, que requiere de una mayor inversión.
La Nación, Argentina, 9-12-03