Brasil: Petrobrás podrá discutir el caso Yasuni con la sociedad civil en Ecuador

Idioma Español
País Brasil

Impactos de las actividades de la empresa en Ecuador en un área todavía virgen con una de las mayores biodiversidades del planeta

Adital - Integrantes de la Red Brasilera de Justicia Ambiental (RBJA) y de organizaciones ecuatorianas visitaron el último lunes 14 de febrero, la unidad productiva de Petrobrás en Urucu, en la Amazonia brasilera, para discutir los impactos de las actividades de la empresa en Ecuador en un área todavía virgen con una de las mayores biodiversidades del planeta.

En noviembre del año pasado la estatal brasilera ya se había reunido con representantes de la RBJA y de la Ong ecuatoriana Acción Ecológica para discutir el caso, después de una denuncia realizada conjuntamente por ambas organizaciones sobre el doble patrón utilizado por la Petrobrás al instalarse en un área de protección ambiental en el corazón de la Amazonia ecuatoriana, ya que en Brasil no está permitido explotar petróleo en Parques Nacionales. En esa reunión quedó definido que la Petrobrás realizaría una reunión en Ecuador, con representantes de la Petrobrás Energía del Ecuador e invitó a una delegación de la sociedad civil a conocer su unidad productiva en el Amazonas, donde opera dentro de la floresta, con la finalidad de presentar el modelo productivo de la empresa.

La razón que motivó la invitación fueron los resultados presentados por la misión internacional que en agosto de 2004 estuvo en el Parque Nacional Yasuni (Ecuador) en áreas actualmente explotadas por otras companías petrolíferas y de la cual participaron miembros de la RBJA conjuntamente con representantes de organizaciones de Brasil, España, Colombia, Canadá y Ecuador. Los representantes de la RBJA que estuvieron allá, pudieron observar los enormes impactos socioambientales que están siendo producidos por las empresas REPSOL YPF (España) y ENCANA (Canadá). Ellos opinan, de acuerdo con lo que vieron en las áreas operadas por otras empresas, que las actividades de la estatal brasilera posiblemente degradará lo que resta de floresta preservada y de los grupos indígenas no contactados que viven en esa área.

Diferencias

En Manaus, la delegación de la sociedad civil (compuesta por Jean Pierre Leroy, coordinador del Proyecto Brasil Sustentable y Democrático - FASE y Relator para el Derecho Humano al Medio Ambiente de la Plataforma DHESC Brasil, Julianna Malerba, miembro de la Red Brasilera de Justicia Ambiental y técnica de la FASE, por Jeffer Castelo Branco, de la Asociación de combate a los POPs, Alexandra Almeida, de la Acción Ecología y OILWATCH (Ecuador), Marcos Amaral, representante del Sindicato de Petroleros de Caxias y Simão Zanardi, representando a la Federación Única de Petroleros) después de haber conocido la unidad de Urucu, se reunió con Milas Evangelista, gerente de seguridad, medio ambiente, salud y calidad del área de negocios internacionales.

A pesar de que la delegación hubo constatado los esfuerzos de la Petrobrás para controlar los impactos de su actividad en la Amazonia, durante la reunión fueron aportados una serie de puntos que hacen que la explotación en Urucu sea diferente de aquella que se pretende iniciar en Yasuni. Según los técnicos de la Petrobrás no hay poblaciones ribereñas próximas a la unidad productiva en Urucu (el centro poblacional más próximo - Coari - está distante más de 200 Km y aún así tuvo un incremento de 7000 habitantes desde que Urucu fue construido) y la devastación que las 350 hectáreas de pozos, caminos y demás infraestructuras representa es relativamente pequeña en medio del área total de la porción brasilera de floresta amazónica. Solamente esos dos aspectos ya presentan puntos radicalmente diferentes del proyecto para Yasuni.

Para comenzar, el área a ser explotada en Ecuador, además de Parque Nacional es territorio indígena, tradicionalmente habitado por pueblos de la etnia Huaorani, estando una parte de ella constituida por grupos todavía no contactados (los Tagaeri). Actualmente innumeras empresas petrolíferas están explotando petróleo en la región, estando el 80% del territorio Huaorani bajo concesión de esas empresas, cuyas actividades han causado serios impactos socioambientales a los pueblos indígenas Huaorani. La misión llevada a cabo en agosto del año pasado y que dio origen al proceso de diálogo con la Petrobrás, registró una serie de impactos a la población indígena que indican un cuadro de relaciones de dependencia con las empresas. Después de la entrada de dinero en la región y de relaciones mercantiles basadas en su uso, los indígenas pasaron a tener que construir relaciones de trabajo con la empresa (que frecuentemente usa mano de obra indígena y que desgraciadamente, paga por ella un valor hasta seis veces menor que por la mano de obra blanca) o aceptar la tutela a través de la donación de alimentos y construcción de casas. Las consecuencias de eso ha sido un cambio estructural en la forma de reproducción del grupo, que viene ocurriendo en contra de su propia voluntad y control o elección, dando como resultado la pérdida de identidad y, sobre todo, de soberanía sobre sus vidas. Aunque la Petrobrás se comprometa a controlar la colonización alrededor de su unidad productiva y del camino que construirá, no es posible impedir a los propios indígenas el libre acceso al territorio que por tradición y ley les pertenece. No se trata por lo tanto de un área sin poblaciones próximas, como en Urucu.

Un segundo punto se refiere al área devastada. La Amazonia ecuatoriana corresponde a un 2% del área total de esa floresta. Por contener petróleo en su subsuelo una buena parte de ella está devastada, siendo el Parque Nacional Yasuni una de las áreas todavía prácticamente intacta. La Petrobrás está lista para construir un camino que cortará el Parque en casi 30 km. Dos plataformas, con 24 pozos y una Estación Central de Procesamiento serán instaladas en el interior del Parque, además de oleoductos y otras infraestructuras necesarias (como alojamientos, estación de tratamiento y procesamiento de residuos). Según el propio estudio de impacto ambiental realizado por la empresa, el área devastada corresponde a 140 hectáreas. Si un poco más que el doble de eso representa una parte muy pequeña de los 5 millones de km2 que posee la Amazonia brasilera, lo mismo no puede ser dicho en relación al Ecuador. Devastar 140 hectáreas y tener control sobre 200 mil hectáreas, cuando se trata de una explotación tan impactante como las actividades petroleras, puede representar una gran amenaza a lo que resta de área preservada del país.

Tanto es verdad, que la construcción del camino ha despertado protestas en todo el mundo. Al final del año pasado, decenas de científicos de diversos países enviaron una carta a los gobiernos ecuatoriano y brasilero, y a la propia dirección de la Petrobrás, pidiendo a la empresa brasilera que saliese del área debido a la amenaza a la biodiversidad que sus actividades podrían causar. En esa semana, dos días después que la delegación ecuatoriana/brasilera alertaba nuevamente a la Petrobrás, nueve científicos de diversas universidades estadounidenses y el Instituto Smithsonian de Pesquisa Tropical en Panamá enviaban simultáneamente sus protestas contra el emprendimiento.

Próximos pasos

El paso siguiente del proceso de diálogo iniciado entre la empresa y la sociedad civil será la realización de una reunión amplia en Ecuador. A pedido de la delegación que estuvo en Urucu, la Petrobrás prometió que intentaría viabilizar la realización de una visita de miembros de la sociedad civil brasilera y ecuatoriana al Bloque 18, donde ya opera en Ecuador, y en seguida, una reunión abierta en Quito, donde todos los interesados en la discusión puedan estar presentes.

La apertura de la Petrobrás al debate ha significado un avance importante en dirección a la demanda de los movimientos, al mismo tempo que representa una postura democrática de la empresa, que opera en un sector donde, históricamente, el respeto por los derechos de los grupos afectados no es considerado. La reunión en Ecuador deberá tener lugar a principios de abril.

Traducción: Daniel Barrantes - ra.moc.daduic@rvb

La autora es Secretaria nacional de RBJA - Red Brasilera de Justicia Ambiental

ADITAL, Internet, 22-2-05

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