Brasil pierde dinero y diversidad biológica con tráfico de animales

Los usuarios de los aeropuertos brasileros están recibiendo informaciones para transformarse en aliados del Programa Nacional de Combate al Tráfico de Animales Silvestres, lanzado el año pasado

1º.junio/2004 - Brasil ? Adital/ Ana Karla Dubiela* - Hasta ahora, solamente los aeropuertos de Belém y Manaus, en el norte del país, y de la capital Brasilia participan de la exposición itinerante sobre el tráfico de animales, con fotos, banners de mapas de las principales rutas, vídeo educativo y colección de pieles y partes de animales aprehendidos en las fiscalizaciones. Los próximos terminales a recibir la muestra serán los de Recife, en el nordeste, y São Paulo, en el sudeste. La campaña nacional es de responsabilidad de la Red Nacional de Combate al Tráfico de Animales Silvestres (Renctas), una organización de utilidad pública federal y sin fines lucrativos, y de la Empresa Brasilera de Infraestructura Portuaria (Infraero).

Los principales focos de trabajo de los ambientalistas están en la región norte del país, gracias a la biodiversidad de la Amazonía, que transforma Belém y Manaus, capitales de los Estados de Pará y Amazonas, en rutas de salida de animales silvestres para otros países. Por ese motivo, las dos capitales fueron las primeras a recibir la exposición "Protección al Medio Ambiente: Tráfico Aéreo sin Tráfico de Animales Silvestres". El trabajo refuerza la acción del Instituto Brasilero de Recursos Naturales Renovables (Ibama), que promueve la concientización de las personas sobre los daños causados al medio ambiente por el tráfico de animales. En el 2003, el Ibama, en conjunto con otros órganos, aprehendió cuatro mil animales en la región metropolitana de Curitiba, en el Estado de Paraná, sur del país.

El tráfico de animales silvestres es el tercer mayor comercio ilegal del mundo, perdiendo apenas para el negocio de las armas y de las drogas, y tiene un movimiento de US$ 10 mil millones por año. Brasil es responsable por 10% de ese mercado. Según estimativas de Renctas, existe en el país una retirada anual de 38 millones de especimenes de la naturaleza. De cada 10 animales traficados, solamente uno llega a su destino final; los otros nueve mueren en el momento de su captura o durante el transporte. Los que sobreviven son anestesiados o tienen los ojos perforados para que no canten y pasen desapercibidos por la fiscalización.

Ese tipo de comercio tiene tres finalidades: beneficiar coleccionadores particulares y zoológicos, para uso científico y para comercialización en tiendas de mascotas. Los ambientalistas consideran la primera modalidad la más cruel, pues prioriza las especies amenazadas de extinción. Cuanto más raro, mayor su valor de mercado. Los principales coleccionadores particulares de la fauna silvestre brasilera están en Europa (Holanda, Bélgica, Austria, Suiza, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y España), en Asia (Singapur, Hong Kong, Japón y Filipinas) y en América del Norte (Estados Unidos y Canadá). Entre las especies más buscadas están la Arara Azul de Lear, la Arara Azul, el Papagayo de la Cara Morada, el Flamenco y el Mico León Dorado (internamente es vendido a R$ 500 y en Europa es fácilmente comercializado a US$ 20 mil).

La mayoría de los animales brasileros vendidos ilegalmente son oriundos de las regiones norte (Amazonas y Pará), nordeste (Maranhão, Piauí, Pernambuco y Bahia) y centro-oeste (Mato Grosso y Mato Grosso do Sul). De esos lugares son trasladados para las regiones sudeste y sur por las carreteras federales y rutas aéreas. En la región norte, son exportados por las fronteras con países como Paraguay, Argentina, Bolivia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa, donde los animales reciben documentación falsa. Algunas ciudades ya ganaron fama nacional como proveedores de la fauna silvestre para el mercado ilegal: Milagres, Feira de Santana, Vitória da Conquista y Cipó, en Bahia; Cuiabá (Mato Grosso), Recife (Pernambuco), Almenara (Minas Gerais), Belém y Santarém (Pará).

Desde su descubrimiento, Brasil despertó la codicia mundial por su fauna y flora, especialmente en la floresta amazónica. El hábito de mantener animales silvestres como mascotas se remonta desde la colonización cuando indios y portugueses criaban chimpancés y aves tropicales como animales de estimación, además de usar las plumas como adornos de sombrero y otras piezas del vestuario. Investigadores garantizan que los navíos portugueses tenían por costumbre salir de Brasil con, aproximadamente, 3 mil felinos y 600 papagayos. En menos de 500 años, el país perdió alrededor de 94% de su cobertura original de Mata Atlántica, uno de sus principales ecosistemas. Además de tener su biodiversidad amenazada, pierde anualmente una cantidad incalculable y una gama de recursos genéticos, considerada irrecuperable por los ambientalistas. Sólo el mercado mundial de hipertensos mueve por año cerca de US$ 500 millones y el principio activo de esos medicamentos es retirado de algunas serpientes brasileras, como la yarará.

La cotización de los venenos ofídicos es altísima: solamente un gramo de veneno de yarará vale US$ 433,70 y el de cascabel, US$ 301,40. La coral verdadera, la araña marrón y el Escorpión, usados en remedios e investigaciones, valen, respectivamente, US$ 31.300,00, US$ 24.570,00 y US$ 14.890,00, por gramo. "Recientemente fue descubierta, en sapos de la Amazonía, una sustancia 27 veces más potente que la morfina, algo que pode mudar todas las formas de tratamiento con anestésicos en el mundo. Y Brasil ganará, con eso, apenas un nombre más para colocar en su lista de especies amenazadas de extinción", dice el sitio de Renctas.

Los riesgos de ese tipo de comercio para la salud de la población mundial son inmensos. Pestes que matan millares de personas en varios puntos del planeta a través de virus como el Ebola (África), Marburg (Alemanha), virus Sabiá (Brasil/ São Paulo) y enfermedades de los legionarios (EE.UU.) son provocadas, principalmente, por medio del contacto con animales silvestres, que las transmiten a través de sus heces y orina. Algunas especies pueden tornarse agresivas y, por medio de la mordida, trasmitir también enfermedades conocidas, por ende no menos letales o peligrosas como la rabia, la leptospirosis, la toxoplasmosis, la lepra, la leschimaniosis, entre otras. Para denunciar el tráfico de animales silvestres, la Renctas creó un link, que puede ser accedido a través del sitio www.renctas.org.br.

ADITAL, Internet, 1-6-04

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