Brasil se prepara para asumir liderazgo en agricultura ecológica

La agricultura ecológica viene ganando destaque en Brasil a través de una serie de medidas gubernamentales estimulando los cultivos libres de agrotóxico, llamados orgánicos, así como fiscalizando la calidad de las frutas y verduras que llegan a la población

16.junio/2004 - Brasil ? Adital/ Evandro Bonfim* ? El resultado es que el país actualmente cuenta con el segundo mayor número de propiedades con labranzas dedicadas a los alimentos orgánicos, debiendo exportar este año U$S 115 millones en productos libres de contaminación química.

Estos números son alcanzados principalmente mediante la agricultura familiar, responsable por el 70% de la producción agroecológica en el país. Existen en total 19 mil agricultores brasileros produciendo orgánicos en 841 mil hectáreas, cifras casi superiores a las de Estados Unidos, que posee sólo 17 mil productores y 900 mil hectáreas de cultivos orgánicos, de acuerdo con la organización ambientalista Fundación Agricultura & Ecología de Alemania.

Como forma de incentivar tanto la agricultura ecológica como la familiar, el gobierno federal acaba de lanzar el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA), que va a pagar hasta un 30% más que el valor del mercado por los productos orgánicos de cultivos familiares. La previsión inicial es que el proyecto contemple a 100 mil familias.

Se trata de la garantía de la ampliación de renta de las familias rurales, ya que en los últimos cuatro años, el mercado brasilero de productos orgánicos fue uno de los que más creció en el mundo, con tasas de 35% a 50% por año, contra mesetas de 20% a 30% en EEUU. Por contar con producción todavía restricta y alto nivel de demanda, los alimentos exentos de aditivos químicos reciben gran valor en el mercado mundial. Los programas de financiamiento oficiales ofrecen un 50% más de crédito para los agricultores que quieran invertir en agroecología.

Otra novedad en el campo de la agricultura ecológica son los primeros resultados del Programa de Análisis de Residuos de Agrotóxicos en Alimentos (Para), desarrollado por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa). Con dos años de implementación, el Para ya presenta resultados significativos, como la reducción drástica y hasta la desaparición de contaminación en alimentos.

Los técnicos del programa trabajan con análisis de nueve vegetales (lechuga, banana, patata, zanahoria, naranja, manzana, papaya, fresa y tomate), cosechadas actualmente en 13 estados brasileros, pero con previsión de llegar a todos los estados que son 26. Los equipos del programa realizaron, en 2002 y 2003, 2.700 análisis de alimentos.

El mayor avance del trabajo fue constatado con el tomate, que no presentó contaminación el año pasado. En 2002, la fruta tuvo índice de contaminación del 26%. Solamente en dos productos se registró un aumento de la toxicidad: en la papaya y en la fresa. La mayor parte de los casos (89%) hablan respecto del uso de agrotóxicos no permitidos. El alto índice de irregularidades en la papaya y en la fresa tiene que ver con la vulnerabilidad de esas frutas a las plagas.

Sin embargo, Brasil está preparado científicamente para combatir el uso de agrotóxicos. "Todos los estudios de residuos sobre las moléculas son desarrollados en el país, con las pruebas en nuestro clima y con nuestras plagas", explica Ricardo Velloso, gerente de Evaluación de Riesgo de Anvisa. Las monografías que tratan de los componentes de los agrotóxicos son publicadas y pertenecen al dominio público, haciendo del país una referencia académica en el área. Otro punto importante es que Brasil participa de todos los foros internacionales de discusiones sobre agrotóxicos.

Sirviendo a dos señores

Sin embargo, la política ambiental y agrícola brasilera está cada vez más contradictoria según la opinión de los ambientalistas. Junto con los avances en la agricultura libre de agrotóxicos presentados más arriba, el país registra también progresos cada vez mayores en la promoción de cultivo de alimentos genéticamente modificados justamente para soportar cargas intensas de pesticidas. Sin embargo, los daños ecológicos de los transgénicos pueden ir más allá de la contaminación química asociada a estas plantaciones.

En carta al Presidente de la República, 70 organizaciones y movimientos sociales piden que el gobierno adopte una legislación que exija previamente la realización de estudios para determinar los riesgos ambientales y la salud de la utilización de transgénicos. Esto porque el Proyecto de Ley de Bioseguridad a ser votado en breve por el Senado Federal, en versión diferente de la aprobada por la Cámara de Diputados, pretende disminuir la fuerza de la liberación de investigaciones y comercialización de los transgénicos.

Con esto se compromete el principio de precaución, que recomienda el veto a la diseminación de estas innovaciones biológicas antes de la obtención de datos contundentes sobre las implicaciones de la modificación genética. De acuerdo con la carta, el texto actual de la norma "apunta a facilitar la liberación comercial de los transgénicos sin el licenciamiento ambiental realizado por el Instituto Brasilero de Medio Ambiente (Ibama) y sin las evaluaciones de riesgo a la salud humana de Anvisa, violando el Principio de Precaución y la Constitución Brasilera".

El documento de la sociedad civil certifica que "las presiones en favor de una liberación facilitada para fines comerciales viene disfrazada por los pedidos de urgencia en las liberaciones para fines de investigación, ya contempladas en el PL de la Cámara de Diputados". También llaman la atención hacia "la tentativa de anular la necesidad de licenciamiento ambiental y de evaluaciones de riesgo para la salud del consumidor con el alegato de que los organismos de gobierno (Ibama y Anvisa) son lentos y ?contrarios a los transgénicos?".

La liberación inconsecuente de transgénicos puede alterar de manera irreversible las condiciones de vida de otros organismos. De acuerdo con nota divulgada hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), "los cultivos transgénicos pueden ser peligrosos para la biodiversidad y la salud humana". El programa recomienda justamente que América Latina y el Caribe actúen con precaución antes de adoptarlos en larga escala.

La posición del PNUMA diverge de la opinión de otro órgano de la ONU, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), que en reciente estudio sobre el estado mundial de la alimentación señala la urgente diseminación de la ingeniería genética aplicada a la agricultura como forma de garantizar la producción de alimentos y combatir el hambre. Sin embargo, el informe de FAO advierte sobre la necesidad de investigaciones de impacto ambiental previos a la introducción de cualquier nueva modificación genética.

* Evandro Bonfim es periodista de Adital.

ADITAL, Internet, 16-6-04

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