Deuda ecológica. Prospera la demanda de los indígenas ecuatorianos contra Texaco

Texaco podrá ser obligado a pagar una deuda ecológica de 1.000 millones de dólares contraída, durante 28 años de explotación petrolera de la Amazonía, con las comunidades indígenas de Ecuador

El mercado de la concesiones petroleras en algunos países de Sur es un asunto de corrillos y sobornos. La primera petrolera que empezó a explotar el suelo rico en oro negro de la Amazonía ecuatoriana fue la estadounidense Texaco. Hoy, después de un total de ocho rondas de concesiones petroleras, son 12 empresas las que operan en este país sobre una superficie de más de 200.000 hectáreas de bosque. Seis áreas protegidas de la Amazonía se ven afectadas y ocho comunidades indígenas han visto trastocada su vida a causa del trabajo de las petroleras.

No es la primera vez que las comunidades indígenas de la amazonía denuncian a una compañía petrolera ante los tribunales. En los años 90, una demanda contra Texaco pasó por varios tribunales estadounidenses. Sin embargo, el proceso que está ahora en curso muestra una novedad: está respaldado por una sentencia de la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York que se compromete a obligar a pagar a Texaco si resulta condenada por el tribunal de Lago Agrio, provincia oriental de Ecuador.

Las trescientas mil personas que pusieron la denuncia tienen su esperanza puesta ahora en Lago Agrio que deberá calcular, si lo considera oportuno, hasta cuanto asciende la deuda ecológica contraída con Ecuador. Los abogados de los demandantes solicitan 1.000 millones de dólares en compensaciones. Para Cristóbal Bonifaz, el abogado principal en este caso, si causa prospera ?las compañías petroleras estadounidenses deberán ser ambientalmente responsables si quieren operar en el extranjero?. Organizaciones ecologístas e indígenas llaman a la población civil a boicotear a Texaco.

El legado de la gran compañía

Texaco sostiene que no violó ninguna ley y que la nueva normativa sobre la que se apoya la demanda no puede aplicarse con retroactividad. Independientemente de la responsabilidad legal, esta compañía arrojó casi 500 millones de barriles de agua residual que contenía crudo y materiales pesados durante el tiempo en el que explotó los recursos ecuatorianos. Allí han quedado 350 vertederos que contaminan ríos, lagos y reservas subterráneas de agua de las que depende la población.

Según la Escuela de Epidemiología de Londres, la incidencia del cáncer ha aumentado varias veces respecto a su incidencia habitual. El cáncer de laringe es sufrido 30 veces más de lo normal por los hombres. Tres comunidades indígenas, los COFAN, los secoya y los siona se han visto especialmente afectados por la contaminación de sus recursos. En 1971, cuando empezó la explotación de Texaco, había 15.000 personas pertenecían a la comunidad cofan. En la actualidad su número no llega a 300.

Las concesiones pretolíferas van de mano en mano. El gobierno negó el derecho de posesión que las comunidades indígenas podían tener sobre la tierra en la que vivían y se lo vendió a empresas que, a su vez, se lo traspasan las unas a las otras por intereses económicos, por responsabilidades tributarias o por presiones. Fue así como Texaco en 1998 le vendió su concesión a Petroecuador, compañía que usa los mismos métodos que la anterior y que, según Acción Ecológica, cada día vierten cinco millones de galones de aguas contaminadas.

Más información:

Acción Ecológica
http://www.accionecologica.org/
Boicot a Texaco
http://www.corpwatch.org/action/PAA.jsp?articleid=4133

Los Verdes de Andalucía, Internet, 30-10-03

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