Disminuyó el crecimiento de cultivos transgénicos en 2005, revela ONG

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En 2005 el cultivo de transgénicos tuvo su menor crecimiento y Monsanto se mantiene como la principal productora de esas semillas, a la vez que continúa con la política de demandar a los campesinos cuyos predios se contaminan con sus granos

En el informe ¿Quién se beneficia con los cultivos transgénicos?, la organización Amigos de la Tierra señaló que en países como Paraguay y Brasil se realizan los cultivos, pese a su prohibición. Dijo que mientras en 2004 el crecimiento de esas siembras fue de 20 por ciento, en 2005 sólo llegó a 11 por ciento y en total hay 80 millones de hectáreas cultivadas con transgénicos.

Diez años después de que los organismos genéticamente modificados se comenzaron a cultivar, se mantiene la controversia y la incertidumbre ante los impactos socioeconómicos, la salud humana y el medio ambiente.

El documento señala que la empresa Monsanto es responsable de 90 por ciento de los cultivos transgénicos en todo el mundo, y es la que más solicitudes ha presentado para la liberación de estos productos con fines comerciales. "Hasta finales del siglo XX, la industria de semillas de América del Norte se concentró notablemente, con una competencia oligopólica, entre pocas grandes firmas. En 2005, con la compra de Seminis, Monsanto se convirtió ya no sólo en líder mundial, sino además en la mayor empresa semillerista del mundo."

Señala que las estimaciones de Monsanto de un crecimiento anual de 25 por ciento hasta 2008 se fundan en la rápida adopción de semillas transgénicas en todo el orbe, pues aspira a desplazar a los granos convencionales con sus variedades patentadas, sobre todo de maíz, colza, soya y algodón.

Detalla que en el caso de la soya, Monsanto ha centrado su atención en los principales productores y exportadores: Estados Unidos, Argentina, Brasil y Paraguay, mientras con el maíz sus metas son América Latina y Europa. En el caso del algodón la empresa tiene como objetivo India, Sudáfrica y otros países asiáticos.

Entre los medios para entrar a las naciones, indica Amigos de la Tierra, Monsanto busca contaminar primero los sitios para después legalizar; por eso sus productos se han introducido y contaminado zonas donde la siembra de transgénicos estaba prohibida.

Es el caso de Brasil, donde la soya de Monsanto se introdujo entre 1998 y 2003, contaminó el sur del país y ello llevó al gobierno federal a autorizar la cosecha de ese producto. En Paraguay la soya también estaba prohibida y la contaminación de facto llevó a su autorización en 2004.

El estudio advierte que en Estados Unidos, la empresa ha establecido un régimen muy severo de cobro de regalías por el uso de sus productos transgénicos. Los campesinos deben pagar un cargo extra por el uso de la semilla y firmar un acuerdo sobre su uso, en el que se señala la prohibición de guardarla para la próxima cosecha.

"Lo que está en juego es quién controlará nuestros alimentos en el futuro. Monsanto centrará su atención en los próximos años en los mercados más importantes de alimentos, a fin de extender su huella genética mundial de cultivos transgénicos", indica.

A pesar de las intenciones de la empresa, la biotecnología no ha podido introducir cultivos transgénicos de segunda generación y sólo hay dos modificaciones que se han comercializado a cierta escala; es el caso de los resistentes a plaguicidas y tolerancia a herbicidas.

La Jornada, México, 31-1-06

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