Greenpeace alerta sobre invasión de alimentos transgénicos
Rusia corre el peligro de convertirse en un "basurero transgénico", advirtió la organización ecologista Greenpeace, que ha comenzado a redactar la "lista negra" de alimentos que contienen componentes alterados genéticamente
Los expertos explicaron que toda la soja que se utiliza en Rusia es importada, principalmente de Estados Unidos, donde el 80 por ciento se cultiva de semillas modificadas genéticamente.
En general, los ingredientes que señalan las etiquetas de los alimentos "no merecen confianza", afirmó un experto.
En la abrumadora mayoría de casos se menciona la presencia de "proteínas alimenticias", "proteínas de soja" o "albumen de soja".
El principal motivo de alarma es que la ley rusa dispone que la advertencia sobre componentes transgénicos en Rusia sólo es obligatoria si su contenido supera el cinco por ciento, mientras en Europa, por ejemplo, la barrera es del uno por ciento.
Según Maxim Vonski, del Instituto de Citología de la Academia de Ciencias de Rusia, semejante porcentaje carece de fundamentación alguna.
Otra causa de preocupación es que en Rusia no hay laboratorios independientes que analicen los productos alimentarios, y Gossanepidnadzor, organismo estatal responsable de la inspección sanitaria y epidemiológica, ni siquiera dispone de tales centros en todas las regiones del país.
El organismo estatal tampoco tiene una metodología completa de detección de componentes transgénicos, y prácticamente el único que sí puede hacer los análisis pertinentes es el Instituto de Citología, con sede en San Petersburgo.
Como primer paso, Greenpeace seleccionó una serie de productos en cuya fabricación se utiliza soja y que se comercializan en las tiendas de Moscú, como alimentación infantil, embutidos, confitería y pastelería.
Esta no es la primera vez que los ecologistas tratan de llamar la atención pública sobre la presencia de transgénicos en los alimentos que se consumen en Rusia.
Greenpeace seleccionó el año pasado 27 productos alimentarios adquiridos en tiendas rusas y encargó su examen a un laboratorio alemán.
Los componentes transgénicos fueron hallados en alimentos infantiles, patés y otros productos importados, pero sobre todo en salchichas y otros embutidos de fabricación nacional, saturados de soja con un 75-80 por ciento de componentes transgénicos.
Según datos del diario "Trud", en los últimos años en Rusia la importación de alimentos transgénicos se multiplicó por cien.
Los productores de alimentos cárnicos de más prestigio, agrupados en la Unión Cárnica de Rusia, han decidido clasificar los productos de acuerdo con el contenido de aditivos.
Ello les permitirá combatir la competencia desleal, que abarata sus productos "diluyendo" los componentes cárnicos con aditivos vegetales, incluida la soja, sin advertir de ello al cliente.
Musheg Mamikoyan, presidente de la Unión Cárnica de Rusia, expresó su esperanza en que la medida se haga efectiva antes de fin de año.
"Sólo entonces el consumidor podrá saber de qué están hechos los embutidos más baratos", subrayó.
La mayoría de los expertos admite que por el momento está poco estudiada la influencia sobre el organismo humano de los alimentos transgénicos.
Sin embargo, Greenpeace recuerda que ya se ha demostrado que el aumento de la presencia de productos transgénicos coincide con el crecimiento de alergias a los alimentos.
24 Horas Libre, Internet, 20-1-04