La cosecha biofarmacéutica. Los nuevos transgénicos, por Carmelo Ruiz Marrero
Los nuevos cultivos genéticamente modificados biofarmacéuticos producen químicos farmacéuticos e industriales en sus tejidos
Estas plantas, entre ellas la soya, el arroz, el maíz y el tabaco, son genéticamente alteradas para producir sustancias, como hormonas de crecimiento, agentes coagulantes, vacunas, anticuerpos humanos, enzimas industriales, anticonceptivos y hasta drogas para interrumpir el embarazo.
Hay científicos y empresarios que apoyan los biofarmacéuticos con entusiasmo. "Piensen en cosechar suficiente globulina para el mundo entero en menos de 50 acres de maíz", escribió el doctor William O. Robertson en el diario Seattle Post-Intelligencer.
Pero hay ecologistas y científicos preocupados: ¿Se podrán aislar y segregar estas plantas y sus frutos y granos de modo que se pueda evitar una especie de Chernobyl biológico?, preguntan
JUSTO CUANDO SE ESTA CALDEANDO e intensificando la controversia mundial sobre alimentos y cultivos genéticamente modificados (GM), las transnacionales que los producen se preparan para introducir una nueva clase de transgénicos. Estos nuevos cultivos GM, conocidos como biofarmacéuticos o simplemente biofarma, producen químicos farmacéuticos e industriales en sus tejidos. Estas plantas, que incluyen soya, arroz, maíz y tabaco, son genéticamente alteradas para producir sustancias, como hormonas de crecimiento, agentes coagulantes, vacunas para humanos y animales de granja, anticuerpos humanos, enzimas industriales, anticonceptivos y hasta drogas para interrumpir el embarazo. Hay científicos y empresarios que apoyan los biofarmacéuticos con entusiasmo. "Piensen en cosechar suficiente globulina (un compuesto que combate la artritis) para el mundo entero en menos de 50 acres de maíz", escribió el doctor William O. Robertson en el diario Seattle Post-Intelligencer. "Piensen en encontrar la proteína que la gente saludable usa para prevenir la artritis o cáncer del seno y producirla en grandes cantidades en arroz o tabaco." Prodigene, compañía líder en este campo, pronostica que al final de esta década 10% de la cosecha de maíz en Estados Unidos será biofarmacéutica. El mercado de drogas y químicos biofarmacéuticos podría llegar a los 200 mil millones de dólares al comenzar la próxima década, según el científico Guy Cardineau, de Dow AgroSciences.
Voces de alerta
Pero hay ecologistas y científicos preocupados: ¿Se podrán aislar y segregar estas plantas y sus frutos y granos de modo que se pueda evitar una especie de Chernobyl biológico?, preguntan. ¿Qué garantía hay de que estos productos no acabarán accidentalmente en el supermercado? ¿Cómo se evitará que el polen de estas plantas no fertilice a otras fuera del cultivo y así comiencen éstas a reproducirse fuera de control? "Un solo error de una compañía de biotecnología y estaremos comiendo los medicamentos de prescripción de otra persona en nuestro cereal de desayuno", advirtió el año pasado Larry Bohlen, portavoz del grupo internacional ecologista Amigos de la Tierra. "¿Qué pasa si el polen de una planta transgénica que contiene alguna droga fertiliza algún cultivo comestible que se encuentre cercano?", preguntó el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC) en un informe publicado en 2000. "¿Cómo afectarán a los microorganismos de la tierra o a los insectos benéficos los cultivos que están diseñados genéticamente para producir químicos industriales o fármacos? ¿Qué pasa si los cultivos biofarmacéuticos terminan siendo comidos por animales? ¿Se alterarán las proteínas biofarmacéuticas en diversas formas durante el crecimiento de la planta, su cosecha y almacenamiento? ¿Podrían causar alergias?", sigue el informe. "Más preocupantes son los problemas de polinización cruzada y efectos desconocidos a insectos, microbios del suelo y otros organismos nativos", según el biólogo Brian Tokar, profesor del Instituto de Ecología Social.
Un pequeño error en Nebraska
Ya han ocurrido errores con estos cultivos. En noviembre de 2002, 500 mil bushels de soya (un bushel equivale a unos 1.2 pies cúbicos) en la cooperativa agrícola Aurora, en Nebraska, Estados Unidos, se contaminaron con maíz biofarmacéutico. Uno de los miembros de la cooperativa había sembrado un cultivo experimental de maíz de Prodigene el año anterior, y al año siguiente había sembrado soya para consumo humano en el mismo campo. Durante una inspección rutinaria, personal del Departamento de Agricultura federal encontró el maíz de Prodigene creciendo entre las plantas de soya. Para cuando hicieron el hallazgo, ya había soya de ese campo en los almacenes de la cooperativa, mezclada con la soya de otros agricultores. Afortunadamente las autoridades pudieron segregar el grano contaminado justo antes de que acabara en productos de supermercado. A la compañía se le impuso una multa de 500 mil dólares por el descuido. A pesar de este semi desastre, el gobierno todavía le permite a la empresa cultivar biofarmacéuticos y mantener secreta la naturaleza exacta del cultivo que contaminó la cooperativa en Nebraska. Mark Ritchie, presidente del Institute for Agriculture and Trade Policy, describe este incidente como el "Three Mile Island" de la biotecnología, en referencia a la emergencia que hubo en el reactor nuclear en los setenta. Después del escándalo de Prodigene, dos gremios industriales que habían apoyado los transgénicos comenzaron a repensar sus posturas. Portavoces de la Grocery Manufacturers Association, grupo que representa a empresas que venden productos de supermercado, expresaron preocupación por la posibilidad de que productos biofarmacéuticos acaben contaminando los alimentos. Les hizo eco la National Food Processors Association, que representa a los procesadores de alimentos.
El presidente de la asociación, John Cady, pidió regulaciones estrictas y mandatorias para proteger los alimentos de contaminarse con biofarmacéuticos. Sin embargo, otros sectores no comparten estas preocupaciones. La Biotechnology Industry Organization, que representa a las compañías de biotecnología, y la American Farm Bureau Federation, organización de grandes agricultores, están cabildeando en Washington para que el gobierno federal le dé más apoyo y menos reglamentación a los biofarmacéuticos.
Contaminación biológica
Productos transgénicos no aptos para consumo humano ya han contaminado la cadena alimenticia humana anteriormente. A fines de 2000, grupos ambientalistas y de defensa del consumidor descubrieron que cientos de productos estadunidenses de supermercado fueron contaminados con trazas de Starlink, un maíz GM que fue declarado contraindicado para consumo humano por la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA). A pesar de que había sido sembrado en sólo 0.04% del área dedicada al cultivo de maíz en Estados Unidos y que se suponía que iba a ser consumido por animales de granja solamente, Starlink acabó contaminando 430 millones de bushels y aún hoy sigue apareciendo regularmente en exportaciones estadunidenses. "El descubrimiento de Starlink en Japón y Corea del Sur, dos de los clientes más grandes de maíz estadunidense, significa que puede estar en cualquier parte", declaró Meena Raman, residente de Malasia y coordinador asiático del Programa de Transgénicos de Amigos de la Tierra Internacional. "Mientras que el gobierno estadunidense y la compañía biotecnológica Aventis (creadora de Starlink) no hayan controlado la contaminación, otros países no deberían permitir la importación de maíz". Un caso de contaminación genética aún más serio está ocurriendo en México, donde se ha documentado la presencia furtiva de maíz GM desde 2001.
Está apareciendo en los huertos de comunidades rurales, campesinas e indígenas, sembrado por pequeños agricultores que no tienen idea de que la semilla es transgénica. Y está proliferándose con rapidez, cruzándose con variedades criollas y silvestres, a pesar de que el gobierno mexicano tiene prohibida la siembra de cultivos transgénicos en el país desde 1998. Esta contaminación alarma a ambientalistas, científicos y agricultores, ya que México es la cuna del maíz y su centro de diversidad, y por tanto las consecuencias a largo plazo sobre el medio ambiente y la salud humana son inciertas. En México algunos están preocupados por la posibilidad de que entre en ese país el maíz biofarmacéutico. Silvia Ribeiro, del Grupo ETC, observa con gran preocupación que la empresa Epicyte, con sede en California, se vanagloria de haber desarrollado un maíz espermicida para uso como anticonceptivo. Ribeiro comentó en este diario: "El potencial del maíz espermicida como arma biológica es altísimo, ya que es de fácil cruza con otros maíces, pasa inadvertido y se podría insertar en el corazón mismo de las culturas indígenas y campesinas. Ya nos ha tocado presenciar cómo se han usado repetidamente campañas de esterilización contra indígenas. Este método sería ciertamente mucho más difícil de detectar".
Arropando el planeta
¿Dónde se están sembrando los cultivos biofarma? En el mundo entero. A través de la página web molecularfarming.com, un grupo de inversionistas está solicitando la colaboración de agricultores en cualquier parte del mundo dispuestos a rentar sus tierras para experimentos con biofarmacéuticos. Ya han llegado a acuerdos con granjeros en Brasil, Irlanda, Australia, Grecia, Zimbabwe, Panamá y muchos otros países. La activista Beth Burrows fue la primera persona en denunciar la existencia de la página cibernética de Molecular Farming. Burrows preside el Instituto Edmonds, agrupación sin fines de lucro dedicada a asuntos de bioética y bioseguridad. Devinder Sharma, periodista galardonado y experto en asuntos agrícolas y alimentarios residente en la India, señaló respecto de la página de Molecular Farming: "Esto es parte del designio global de transferir industrias sucias al Tercer Mundo". "Primero fue la transferencia del reciclaje de desperdicios tóxicos y peligrosos a países en desarrollo, principalmente en Africa y el sur de Asia. Ahora es el turno de los cultivos biofarma. En Estados Unidos hay tremendos problemas con estos cultivos. ¿Y qué hacen entonces? Transferir esta industria sucia", afirmó.
No se preocupen, no hay problema
A pesar de todo esto, los defensores de los biofarmacéuticos aseguran que son perfectamente seguros. El doctor Allan S. Felsot, toxicólogo ambiental de la Universidad Estatal de Washington, dice que el uso de plantas para hacer fármacos y otros químicos "no es ni siquiera un concepto nuevo, si se considera que los humanos hemos usado plantas medicinales durante siglos". Felsot sostiene que no hay nada extraño en generar proteínas humanas en tejidos de plantas transgénicas. "Las proteínas (en cuestión) son las mismas que ya se encuentran en nuestros cuerpos. La mayoría de ellas son usadas como medicinas mediante fermentación celular.
Están bien caracterizadas y han pasado por investigaciones minuciosas y pruebas clínicas con sujetos humanos". "Las posibilidades desafían la mente, las oportunidades son imposibles de apreciar en su totalidad y los riesgos parecen minúsculos en comparación con los riesgos que hemos enfrentado en la medicina a través de los años", declaró el doctor Robertson.
¿Qué nos depara el futuro?
"¿Qué tiene que ocurrir para que el Departamento de Agricultura tome en serio el hecho de que millones de personas casi acabaron comiendo drogas y químicos experimentales?", pregunta Brandon Keim, del Council for Responsible Genetics, en referencia al escándalo Prodigene. "¿Unas cuantas muertes espectaculares? ¿O quizás un aumento continuo en desórdenes debilitadores que sólo se note décadas después, cuando ya sea demasiado tarde?" Los biofarmacéuticos están en etapa experimental y las compañías que los producen esperan con ansia que las autoridades federales permitan su entrada al mercado.
REFERENCIAS
? Philip Cohen. "Drug genes could enter food chain". New Scientist, 6 de julio de 2002
(http://www.organicconsumers.org/gefood/pharmaceuticals0702.cfm).
? Council for Responsible Genetics. Official Statement on Biopharmaceutical Crops
(http://www.gene-watch.org/programs/biosafety/biopharming-statement.html).
? Environment News Service. Secret U.S. Biopharms Growing Experimental Drugs
(ens-news.com/ens/jul2002/2002-07-16-05.asp).
? Genetically Engineered Food Alert
(http://www.gefoodalert.org).
? Genetically Engineered Food Alert. New Alarming Report on Hazards of Biopharming
(http://www.OrganicConsumers.org/gefood/Biopharming0702.cfm).
? Brandon Keim, "Biopharm Roulette", Alternet, 27 de noviembre de 2002
(http://www.alternet.org/story.html?StoryID=14647).
? John Nichols, "The Three Mile Island of biotech", The Nation, 30 de diciembre de 2002.
(http://www.mindfully.org/GE/GE4/Biotech-Three-Mile-Island30dec02.htm).
? Prodigene (http://www.prodigene.com).
? Silvia Ribeiro, "Maíz contra humanos", La Jornada, 26 de enero de 2002.
(http://www.jornada.unam.mx/2002/ene02/020126/039a1soc.php?origen=opinion.html).
? Silvia Ribeiro, "Granjas secretas y drogas transgénicas", La Jornada. 11de agosto de 2002
(http://www.jornada.unam.mx/2002/ago02/020811/016a1pol.php?origen=opinion.html).
? Carmelo Ruiz Marrero. Experimentos Genéticos en Puerto Rico
(http://www.biodiversidadla.org/article/view/217).
? Brian Tokar. Riesgos biológicos: ¿La próxima generación? Cultivos de plantas manipuladas genéticamente para fabricar proteínas industriales y farmacéuticas
(http://www.biodiversidadla.org/article/view/981).
? Mike Toner, "GE Pharming Generating Controversy", Atlanta Journal and Constitution, 19 de mayo de 2002 (http://www.organicconsumers.org/patent/futurestuff052002.cfm).