70 años desde Bandung: construir la solidaridad mundial por la Soberanía Alimentaria

Idioma Español
País África, Asia

La “Conferencia de Bandung”, celebrada en Indonesia en 1955 y considerada a menudo como un punto de inflexión en el proceso de descolonización, reunió a los jefes de gobierno de veintinueve países africanos y asiáticos, así como a representantes de las colonias que aún no se habían independizado. Unidos por las luchas compartidas por la liberación nacional, el Espíritu de Bandung pasó a definir los contornos de la solidaridad Sur-Sur Global en las décadas posteriores.

El 29 de abril, Serikat Petani Indonesia (SPI) organizó un debate público en línea para conmemorar esta histórica conferencia y su relevancia en la actualidad, especialmente para los movimientos mundiales de soberanía alimentaria. Bajo el título Reviving the Spirit of Asia-Africa in Upholding Food Sovereignty as an Effort to Respect Human Rights and the Sovereignty of All Nations (Revivir el espíritu de Asia-África en la defensa de la soberanía alimentaria como un esfuerzo por respetar los derechos humanos y la soberanía de todas las naciones), el seminario web contó con ponentes de organizaciones de La Vía Campesina de Asia y África, un representante del Grupo de Trabajo de la ONU sobre Derechos Campesinos, Focus on the Global South y el Transnational Institute.

Henry Saragih, Presidente de SPI, inauguró la sesión.

“Los diez principios que surgieron de Bandung -con gran énfasis en la solidaridad y la cooperación entre los países del Sur- son muy pertinentes en el contexto actual. En 1955, esos principios surgieron de la oposición colectiva al colonialismo y de los esfuerzos por construir naciones soberanas tras nuestras luchas de liberación. Pero seguimos habitando un mundo en el que las tendencias neocoloniales y la hegemonía neoliberal están muy presentes. De ahí que los diez principios y el Espíritu de Bandung sean tan pertinentes ahora como lo fueron entonces”, afirmó.

Zainal Arifin Fuat, dirigente de SPI y miembro del Comité Internacional de Coordinación de La Vía Campesina, señaló las lecciones que Bandung ofrece a los movimientos sociales contemporáneos de Asia y África.

“En la crisis alimentaria que afecta actualmente a muchos países de Asia y África influyen diversos factores, como las crisis económicas, la inestabilidad política, las catástrofes naturales y los conflictos armados”.

A continuación, señaló una paradoja en la forma en que el Sur Global está abordando estos retos: abriendo las puertas a una avalancha de importaciones de alimentos. Para ilustrarlo, citó el programa indonesio de comidas nutritivas gratuitas (MBG).

“Por un lado, se afirma que la MBG reforzará la soberanía alimentaria, pero por otro, el gobierno ha relajado la política de Nivel de Componentes Nacionales y ha abierto las compuertas a las importaciones, en respuesta a la dinámica mundial y a la presión de las sanciones arancelarias de Estados Unidos. Esto va en contra del Espíritu de Bandung”.

Añadió que reforzar la cooperación entre los países asiáticos y africanos es más urgente que nunca, ya que las poblaciones rurales se enfrentan a la inseguridad alimentaria y a los altos precios, agravados por los fallos del sistema industrial y comercial mundial de alimentos, provocados por guerras, pandemias y realineamientos geopolíticos. También llamó la atención sobre el impacto de las guerras y los conflictos en el hambre, destacando en particular la situación de hambruna en Palestina. Apoyándose en la fuerza del Espíritu de Bandung, afirmó:

“Los gobiernos y movimientos sociales de Asia y África tienen la responsabilidad histórica de apoyar la lucha palestina por la independencia, la equidad y la justicia social”.

Cidi Otieno, de la Liga Campesina de Kenia (KPL) y miembro de La Vía Campesina, describió la situación de lxs campesinxs africanxs, cada vez más dependientes del sistema alimentario mundial. Explicó que esta dependencia se deriva de las semillas producidas y vendidas por grandes empresas, así como de la presión para cultivar productos de exportación que satisfagan las demandas del comercio internacional.

“Las intervenciones de instituciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, FMI, la Organización Mundial de Comercio, OMC e incluso China han reforzado aún más el giro hacia políticas agrícolas orientadas a la exportación. Por lo tanto, es imperativo construir un sistema alimentario diverso, arraigado en las necesidades locales y gestionado de forma sostenible, basándose en prácticas agroecológicas que se inspiren en la sabiduría tradicional transmitida de generación en generación”, subrayó.

Rachmi Hertanti, del Transnational Institute, habló con más detalle sobre el comercio mundial y expresó su preocupación por cómo respondieron los países a los aranceles de Trump.

“Los países respondieron de forma pragmática adoptando políticas proteccionistas para dar prioridad a sus propios intereses. Sin embargo, a pesar de este cambio, siguen profundamente vinculados al sistema económico mundial. En ese sentido, no han escapado realmente a la globalización”.

El TNI analizó recientemente en un  documento que las políticas proteccionistas de la actual administración estadounidense no son una excepción histórica, sino más bien un renacimiento de las estrategias que dieron forma a Estados Unidos hasta convertirlo en una potencia industrial. Sostiene que esta forma de “neoproteccionismo” refleja una intervención estatal deliberada destinada a proteger selectivamente a las empresas estadounidenses de la competencia extranjera. Revela el carácter subyacente de la agenda económica de Estados Unidos, no como un rechazo total del neoliberalismo o del libre comercio, sino como una redefinición estratégica de la relación entre el Estado, las empresas y el mercado mundial.

Shalmali Guttal, miembro del Grupo de Trabajo de la ONU sobre Derechos Campesinos y Otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales para Asia-Pacífico y representante de Focus on the Global South, destacó la fuerte conexión entre la Conferencia de Bandung de 1955 y UNDROP.

“El anticolonialismo y la cooperación interestatal entre las naciones del Sur Global, que constituyeron los cimientos de la Conferencia de Bandung, inspiraron también la creación de UNDROP. Los Diez Principios de Bandung siguen siendo relevantes a la hora de abordar los retos globales actuales, pero su aplicación se ve a menudo obstaculizada por las nuevas estructuras de poder. UNDROP, junto con otros instrumentos de derechos humanos, se considera una herramienta importante para reconstruir la cooperación multilateral y cambiar los paradigmas políticos para que sean más justos e inclusivos para lxs campesinxs”, afirmó.

Para cerrar el debate, Henry Saragih subrayó la importancia de ampliar esta iniciativa histórica para construir la solidaridad transnacional en el contexto contemporáneo.

“El impulso de los 70 años transcurridos desde la Conferencia Asia-África debe llevarnos a buscar la justicia no sólo para los ciudadanos asiáticos y africanos, sino para todas las personas del mundo que sufren la opresión del modelo neoliberal. Los Diez Principios de Bandung no son sólo para Asia y África: son para el mundo”.

Fuente: La Vía Campesina

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Movimientos campesinos, Soberanía alimentaria

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