Billonarios contra la biodiversidad

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El 15 de diciembre, mientras se desarrollaba la conferencia global COP15 del Convenio de Diversidad Biológica en Montreal, Canadá, se realizó una protesta de organizaciones de la sociedad civil contra la injerencia de los billonarios globales en las políticas de biodiversidad. Activistas de la organización local Vigilance OGM desplegaron desde el techo de un edificio una manta alusiva de 30 metros: billonarios versus biodiversidad.

Ese día, la fundación Earth Fund, de Jeff Bezos, dueño de la empresa Amazon, anunció en un evento en la COP15, que invertiría decenas de billones de dólares en conservación de la biodiversidad. En este caso financiando proyectos en una controvertida propuesta que pretende designar 30 por ciento del planeta como área protegida en 2030 (conocida como 30x30). Organizaciones indígenas y de la sociedad civil llaman a esa iniciativa el mayor acaparamiento de tierras jamás visto.

La Coalición Mundial por los Bosques (CMB) denunció cómo podría funcionar este nuevo proyecto, que no es caridad sino inversión. Bezos financia a través de Earth Fund el proyecto AFR100, el cual colocó 100 billones de dólares en países de África supuestamente para forestación y recuperación de ecosistemas. En realidad son inmensas plantaciones de monocultivos de árboles –muy útiles para triturar y hacer cartón para los empaques de Amazon y para obtener créditos de carbono, multiplicando sus ganancias en mercados secundarios. AFR100 ha causado una gran devastación de bosques naturales y de biodiversidad. La Coalición estima que duplicará la superficie total de plantaciones de monocultivos en África.

El nuevo anuncio de colocar más billones en biodiversidad de parte los billonarios como Bezos es en realidad una amenaza, señaló Jim Thomas, del Grupo ETC. Significa que estos poderosos actores avanzan en el control, sobre todo, de tierras indígenas y campesinas, para reconvertirlas al servicio de sus propios objetivos. Bezos, que tiene también inversiones para colonizar el espacio ha declarado: "Siempre quise convertir la Tierra en una especie de parque nacional [ ] que luego podríamos volver a visitar, como se hace con el parque Yellowstone". En la inauguración de las sesiones de la COP15, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamó a olvidar las fantasías de unos cuantos billonarios: no existe un planeta B.

"Si a Bezos [y los demás billonarios] les importara un bledo el futuro en armonía con la naturaleza, deberían empezar por pagar impuestos y respetar las leyes laborales y ambientales, en lugar de usar el dinero que han acumulado extrayendo y comerciando nuestros datos y aplastando competidores con su poder monopólico", agregó Jim Thomas.

No sólo Bezos está interesado en el CBD, también ultrarricos como Bill Gates, fundador y accionista de Microsoft, llevan años invirtiendo muchos millones de dólares con intervenciones muy destructivas en este convenio de la ONU.

Gates ha sido un fuerte promotor de los transgénicos y ahora también de biotecnologías altamente riesgosas como mosquitos manipulados genéticamente e impulsores genéticos, con la intención de extinguir especies enteras. A través de la Fundación Gates y otras instituciones, han pagado a supuestos científicos, ONG de la industria biotecnológica y hasta procesos de consulta con organizaciones indígenas, para descarrilar moratorias precautorias contra esas tecnologías y procesos independientes de evaluación. El CBD es el cuerpo de Naciones Unidas que establece los marcos globales sobre biotecnología.

Ali Tapsoba de la organización Terra Vie, de Burkina Faso, declaró que las comunidades de su país, donde se pretende empezar con la liberación de estos mosquitos manipulados, no han sido consultadas y no están dispuestas a ser los conejillos de indias de los billonarios.

Panganga Pungowiyu de la Indigenous Environmental Network (Red ambiental indígena) en Alaska, denunció que Bill Gates y otros billonarios han apoyado proyectos de geoingeniería sobre territorios indígenas, como el proyecto Scopex de la Universidad de Harvard y otros. “No sólo pretenden controlar las políticas sobre biodiversidad, que sobre todo cuidamos los pueblos indígenas, también apoyan tecnologías y proyectos para destruirla. Les encanta creer que pueden compensar el daño que hacen en un lugar, haciendo algo ‘positivo’ en otra parte. Lamento decirles que no funciona así. Como pueblos indígenas sabemos que la única solución real es cambiar las causas de la destrucción desde sus fuentes”.

La presencia e influencia de corporaciones trasnacionales que devastan y lucran con la biodiversidad ha aumentado notablemente en este convenio de Naciones Unidas en los últimos años. Ahora se suman también los hombres más ricos del planeta y sus fundaciones filantrocapitalistas. Su pesada mano y la capacidad de pagar y comprar delegados de gobierno para asistir a las negociaciones se refleja en las crecientes dificultades para tomar decisiones a favor del cuidado real de la biodiversidad y los pueblos que la mantienen.

Como recordó Panganga Pungowiyu, es en esos territorios donde sigue estando más de 80 por ciento de la biodiversidad, pese a que tienen menos de 20 por ciento de la tierra. Desde allí y junto a organizaciones de base y comunidades urbanas y rurales en muchas partes del mundo, rendirse no está en la agenda.

*Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC

Fuente: La Jornada

Temas: Biodiversidad, Crisis capitalista / Alternativas de los pueblos

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