“Sin semillas no puede haber reforma agraria”

El libro “La revolución de una semilla” es un material colectivo, de once autores latinoamericanos, que propone un recorrido histórico-político del agro y destaca el rol de las organizaciones campesinas y de los guardianes y guardianas de semillas. Es una iniciativa de la Fundación Rosa Luxemburgo, Acción por la Biodiversidad y la organización Grain.

Durante más de 10.000 años, los agricultores y las agricultoras han trabajado la naturaleza en los climas más diversos, para desarrollar distintas variedades de cultivos, de plantas y animales necesarios para la vida de los pueblos. Un trabajo paciente y cuidadoso, que nos propició una variedad infinita de alimentos en todo el mundo. Año tras año, cada familia agricultora tuvo que cosechar y guardar las semillas para la siembra de la temporada siguiente. Se seleccionaron e intercambiaron semillas, para conservarlas y mejorarlas. Así se fueron sumando miles y miles de variedades adaptadas a las micro-regiones del planeta.

Como afirma Ramón Vera Herrera en su capítulo Tiempo de palabras y semillas: “La ancestral expansión diversa de las semillas está en las conversaciones de cada una de las personas que las ha plantado, transformando con su trato las semillas, siendo las mismas de milenios, vuelven a ser nuevas, remozadas, en una variación eterna de su memoria ancestral como especie. Tales conversaciones, entabladas sobre todo por mujeres que han sido sus custodias por generaciones, configuran nuestros saberes agrícolas”.

Estos saberes lograron plantas resistentes a las sequías, a las enfermedades, a las heladas. Con capacidad de crecer en los suelos pobres con mejores rendimientos, en ciclos más cortos, con mejor color, con mejor sabor, con mejor aroma. Pero esta diversidad, hace al menos tres décadas, se encuentra más amenazada que nunca. Los monocultivos, el extractivismo transgénico, el calentamiento global, entre otros, arrasan con nuestros territorios y envenenan nuestros suelos y agua.

Camila Montecinos precisa que, desde tiempos inmemorables, los pueblos han sabido que quien controla la alimentación controla la vida y todas sus expresiones. También lo han sabido reyes, emperadores, faraones y especialmente los jefes militares. A lo largo de la historia, cortar el agua y quemar los campos de cultivo ha sido una medida clave para poner sitio a una ciudad o un territorio. La subyugación de los pueblos por parte de los imperios pasó por quitarles la libertad para recolectar o producir sus alimentos. En nuestros días, también el capitalismo global, hiperconcentrado, sabe muy bien, parafraseando a Henry Kissinger, que quien controla el alimento, controla el mundo. Y para controlar el alimento, hay que controlar las semillas.

¿Por qué la revolución de una semilla?

Durante 2020, año en que la pandemia transformó nuestras formas de habitar los territorios y nos obligó a re-crear formas de encuentro y de luchas, iniciamos la tarea de gestar un libro construido colectivamente: conversaciones por zoom, entrevistas, investigaciones, talleres en Casas de Semillas, asambleas de mujeres campesinas, historietas. Todo ello terminó por conformar una trama en la que se hilvanan historias, miradas desde los territorios, prácticas transformadoras junto a análisis geopolíticos.

En sus primeras páginas, nos encontramos inesperadamente con Rosa Luxemburgo en un libro sobre semillas. Sin embargo, Rosa, una militante de enorme actualidad para estos tiempos de crisis global, nos da una lectura entrelazada entre capitalismo y colonialismo, que nos permite entender de forma más compleja e interrelacionada las dinámicas de explotación y despojo, brindando pistas para revalorizar las resistencias campesinas, indígenas, afros, migrantes, feministas, anti-extractivistas que construyen alternativas radicalmente diferentes ante esta crisis de proporciones siderales.

Como destaca Hernán Ouviña en el libro: “Rosa supo anticipar en varios de sus libros y borradores la enorme relevancia que han tenido y tienen las luchas campesinas e indígenas como “anticuerpos” frente a esta dinámica permanente de despojo de bienes comunes y saqueo de territorios, sobre todo en la periferia del sur global.

Esas luchas por la defensa de las semillas tienen una historia y lugar esencial en el desarrollo de prácticas y de conceptos que por años fueron reproducidos y utilizados por todo el mundo. Y es eso lo que buscamos recuperar: las historias de algunas de estas luchas, el desarrollo de ideas-fuerza que marcaron nuestras prácticas y las resistencias, especialmente de las mujeres campesinas e indígenas.

En este sentido, el libro cuenta por un lado con un análisis histórico-político de la discusión en torno a la semilla en los sistemas campesinos y su centralidad para la soberanía alimentaria, así como el avance de un modelo que tiene como consecuencias un proceso de apropiación de semillas nativas por parte de multinacionales, el patentamiento de la diversidad biológica, la concentración y avance de multinacionales que controlan el mercado de las semillas, y por otro, una mirada geopolítica de la concentración de empresas y el impulso de un marco legal que pretende imponer el control total del pilar fundamental para la agricultura.

¿Qué es lo que ha permitido a pueblos y comunidades indígenas y campesinas rebelarse y resistir de manera tan persistente? Sin lugar a dudas, los vínculos afectivos y espirituales con la tierra y la Madre Naturaleza han jugado un papel importante, pero la resistencia requiere una base material que la haga posible y está íntimamente relacionada con las semillas. Por ello, decidimos sumar al relato, la dimensión política, técnica y metodológica del trabajo de resguardo y producción de las semillas, tanto a escala familiar, comunitaria como de abastecimiento a mediana y gran escala.

Nos centramos en los pasos para llevar adelante iniciativas comunitarias de Casas de Semillas, e introducimos el desafío político de la producción a gran escala por parte de los movimientos campesinos. Porque además de mostrar la complejidad de estas luchas y el escenario en el que se inscriben, es urgente consolidar y multiplicar los espacios de resistencia.

Lograr procesos de autonomía respecto a su producción y disponibilidad es imprescindible en la construcción de la soberanía alimentaria.

Las semillas son el elemento dentro de la cadena de producción de alimentos más amenazado por el modelo del agronegocio, porque es allí donde los agricultores y agricultoras pierden autonomía. Desde el momento en que logran producir sus propias semillas tienen la posibilidad de planificar un futuro soberano.

Este libro busca ser una herramienta para avanzar en las transformaciones necesarias aportando la información básica que nos ayude a comprender, profundizar y a actuar para defender este “patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad” que son las semillas. Sabemos que, así como las semillas agrícolas han sido una creación colectiva, la respuesta a esta crisis como a las amenazas que enfrentamos también deberán ser, indefectiblemente, colectivas.

Coordinadorxs: Patricia Lizarraga y Carlos Vicente. 

Ilustraciones: Carlos Julio Sánchez. 

Escriben: Camila Montecinos, Carlos Vicente, Claudia Korol, Gilberto Schneider, Hernán Ouviña, Marielle Pallau, Patricia Lizarraga, Ramón Vera Herrera, RAOM, Silvia Ribeiro, Tamara Perelmuter.

Editorial El Colectivo.  Indice, prefacio y prólogo.

Fuente: Agencia Tierra Viva

Temas: Semillas, Soberanía alimentaria

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