Tribunal de Países Bajos ordena a Shell a indemnizar a agricultores nigerianos por daños provocados por derrames de petróleo

“Las víctimas de la contaminación ambiental, el acaparamiento de tierras o la explotación ahora tienen más probabilidades de ganar batallas judiciales contra las empresas involucradas”, anunció Donald Pols, director de Amigos de la Tierra Países Bajos, respecto de la victoria obtenida en la demanda judicial interpuesta hace 13 años contra Shell por los devastadores impactos provocados en el Delta del Níger.

- Integrantes de la comunidad de Goi, Environmental Rights Action y Amigos de la Tierra Internacional en Ogoniland. ©Amelia Collins/Amigos de la Tierra Internacional.

“Estamos llorando de alegría. Después de 13 años, hemos ganado la batalla".

Cuatro agricultores nigerianos y Amigos de la Tierra Países Bajos ( Milieudefensie) demandaron a Shell para ser indemnizados por los daños provocados por las filtraciones de los oleoductos en las aldeas nigerianas de Oruma y Goi y las fugas producidas en un pozo petrolero en la aldea de Ikot Ada Udo entre los años 2004 y 2007. Los demandantes también reclamaron que Shell limpie efectivamente la contaminación y tome medidas para evitar derrames de petróleo en el futuro. Shell negó tener responsabilidad y afirmó que los derrames habían sido el resultado de sabotajes y que el área había sido limpiada de forma satisfactoria.

El 29 de enero, un tribunal de apelaciones de La Haya falló que la subsidiaria nigeriana de Royal Dutch Shell debía indemnizar a las aldeas nigerianas por la contaminación provocada por el petróleo que  trajo consigo muertes, enfermedades y destrucción. El tribunal también falló que Royal Dutch Shell, con sede en Países Bajos, había incumplido con su deber de cuidado por no hacer lo suficiente en respuesta a los derrames de petróleo. Esta es la primera vez que una empresa matriz (Royal Dutch Shell) es responsabilizada por las acciones de su subsidiaria extranjera (Shell Petroleum Development Company of Nigeria Limited). Cabe destacar que el monto de la indemnización se determinará posteriormente en un procedimiento  donde se evaluarán los daños.

Este fallo histórico se produjo tras una batalla judicial que se prolongó tanto que dos de los agricultores nigerianos involucrados fallecieron desde que la demanda fuera interpuesta en el año 2008. Uno de estos agricultores era el jefe Barizaa Dooh, cuyo hijo, Eric Dooh, tomó su lugar como uno de los demandantes y afirmó lo siguiente ante el veredicto:

“Finalmente se logró un poco de justicia para el pueblo nigeriano que sufre las consecuencias del petróleo de Shell. Pero la victoria también tiene un sabor amargo ya que dos de los demandantes, entre ellos mi padre, fallecieron antes de conocer el final de este juicio. Hace tanto tiempo soñamos con esta victoria. No es solo una victoria para mí, es una victoria para toda la región del Delta del Níger, el pueblo ogoni, las organizaciones de la sociedad civil. Es una victoria para mí y para mi familia. Es una victoria para la humanidad".

Desde el año 1976, más de dos millones de barriles de petróleo contaminaron las tierras de Ogoniland con miles de derrames de petróleo. Los oleoductos a cargo de Shell siguen atravesando las tierras, arroyos y ríos y las filtraciones significan que  el área siga plagada de derrames de petróleo en la actualidad. Sin embargo, ante tal destrucción, las comunidades locales y las campañas de solidaridad internacional han luchado por la justicia y han denunciado las violaciones de Shell ante el mundo durante décadas. Las personas afectadas por la contaminación petrolera en Nigeria han viajado a países vecinos del continente africano para advertirles en primera mano sobre los impactos de la extracción de petróleo como parte de un movimiento mundial para ‘ dejar el petróleo en el suelo’ y proteger nuestro clima.

El fallo en profundidad:

El  tribunal decidió que la subsidiaria nigeriana de Shell era responsable de múltiples casos de contaminación petrolera. El juez analizó las denuncias principalmente en el marco del derecho nigeriano, según el cual la mayor parte de la prueba recae en la parte que afirma que los oleoductos fueron saboteados, en este caso Shell. Esto significa que el sabotaje debía demostrarse  más allá de toda duda razonable, algo que Shell no logró hacer en el caso de los oleoductos de Oruma y Goi. Shell Nigeria (Shell Petroleum Development Company of Nigeria Limited) es por lo tanto responsable de los daños provocados por las filtraciones de petróleo.

El tribunal de apelaciones ordenó que tanto la empresa matriz Royal Dutch Shell, de origen angloholandés, y Shell Nigeria, su subsidiaria, instalaran un sistema de advertencia en el oleoducto de Oruma, para que las fugas que se produzcan en el futuro puedan detectarse antes, limitando así los daños.

Sobre el tema de la limpieza, el tribunal sostuvo que no se ha demostrado que Shell Nigeria hubiera limpiado lo suficiente las áreas afectadas cercanas a Oruma y Goi. Toda contaminación residual podría incluirse en un procedimiento de evaluación de daños.

En el caso del pozo petrolero de Ikot Ada Udo, el tribunal determinó sabotaje, pero no se tomó ninguna decisión sobre la responsabilidad de Shell. El tribunal solicitó que se aclarara el estado de la limpieza y cuánto se propagó la contaminación, detalles sobre los cuales ambas partes discrepan totalmente. Por lo que el caso continuará.

Implicancias generales de la demanda:

La victoria judicial contra Shell es una inspiración para el creciente  movimiento mundial que aspira a ponerle fin a la impunidad empresarial. Los agricultores nigerianos que interpusieron la demanda y las tierras que Shell envenenó no son un incidente aislado. Para los pueblos y las comunidades que son víctimas de la contaminación y la violación de derechos, esta victoria les ofrece la esperanza de que a través de instrumentos judiciales y acciones políticas, sí pueden hacer que las empresas transnacionales como Shell rindan cuentas.

- La comunidad de Goi enfrenta dificultades para pescar donde en otros momentos había abundancia de peces. ©Amelia Collins/Amigos de la Tierra Internacional

En las calles, parlamentos y tribunales de todo el mundo, la población exige nuevas normas vinculantes para hacer que las empresas rindan cuentas. A nivel de las Naciones Unidas, los países están negociando el establecimiento de un nuevo  tratado vinculante sobre empresas transnacionales en materia de derechos humanos. Un tratado que le daría a las víctimas de violaciones empresariales acceso a la justicia y pondría en tela de juicio el poder político y económico de las grandes empresas transnacionales. La  Comisión Europea también se ha comprometido a aprobar leyes relativas a la debida diligencia en materia de derechos humanos en el año 2021 con el fin de aumentar la rendición de cuentas de las empresas.

Este fallo histórico contra Shell establece un poderoso precedente para otras denuncias contra empresas transnacionales que hayan cometido violaciones de derechos humanos en el extranjero. Esta es la primera demanda de responsabilidad directa en el extranjero que tiene como resultado una decisión aplicable sobre la base de méritos, a favor de los demandantes. Es el primer caso en el que se concluye que una empresa matriz le debe un deber de cuidado en el marco del derecho consuetudinario a demandantes que residen en un tercer estado. Este caso también está relacionado con asuntos complejos pero esenciales relativos al deber de cuidado extraterritorial, la carga de la prueba y las obligaciones directas para las empresas trasnacionales.   

El tribunal falló que Shell tenía un deber de cuidado limitado en relación con la respuesta a los derrames. Shell sabía, al menos desde 2010, que no se había instalado ningún sistema de detección de filtraciones (LDS) en Oruma y debería haber usado su posición para hacer que Shell Nigeria instalara un LDS allí. Shell Nigeria violó su deber de cuidado al no hacerlo. El tribunal solo reconoció el deber de cuidado de la empresa matriz: Shell, en este caso, solo es responsable de evitar o minimizar daños futuros con la instalación de un sistema de advertencia. Este es un primer paso muy importante, pero no abarca lo suficiente. Shell y Shell Nigeria tienen el deber de instalar un LDS de última generación que detecte filtraciones en minutos a horas. Debe instalarse dentro de un plazo de un año o deberán pagar una multa de 100.000 euros por día.

La carga de la prueba que se destacó en esta demanda también es de gran importancia. Demasiado a menudo la carga de la prueba recae sobre las víctimas, no los perpetradores. Pero en este caso fue Shell, no los demandantes, quien tuvo que probar -más allá de toda duda razonable- que las filtraciones de petróleo eran el resultado de sabotaje para poder evitar la responsabilidad por el daño provocado. También cabe destacar que en este caso esta carga de la prueba solo se aplicó a Shell Nigeria y no a la empresa matriz.

Channa Samkalden, la abogada de los demandantes, explica las implicancias de este caso:

“Ahora queda claro que una empresa matriz puede tener el deber de interferir en el comportamiento de su subsidiaria. Shell no ha podido esconderse detrás del velo corporativo para eludir la responsabilidad por la contaminación petrolera en el Delta del Níger. Tendrá que lidiar con este riesgo de responsabilidad y, aunque esta sentencia solo se aplica a Shell, también deberán hacerlo otras empresas transnacionales.

No ha sido un camino fácil para mis clientes y todavía no hemos llegado al final. Esperamos que otras víctimas, sea en el Delta del Níger o en el extranjero, tengan un camino más fácil para acceder a la justicia".

Queda por saber cuál será realmente el monto de la indemnización financiera y si habrá una aplicación efectiva del fallo, que surgió de un tribunal en Países Bajos, pero que debe implementarse en Nigeria. Este es a menudo un desafío en los países donde las empresas transnacionales están activas.

Esta victoria judicial contra los abusos de Shell en Nigeria quizás sea recién el comienzo. Shell está enfrentando también una  demanda climática encabezada por Amigos de la Tierra Países Bajos que cuenta con el apoyo de más de un millón de personas de todo el mundo. Si se obtiene una victoria, el tribunal   obligaría a Shell a cumplir con las metas climáticas mundiales y reducir sus emisiones en un 45 % antes del año 2030 y establecería un importante precedente para hacer que las empresas de combustibles fósiles sean responsabilizadas por la crisis climática. El tribunal tiene previsto hacer público su fallo el 21 de mayo de 2021.

¡Juntas/os podemos detener la impunidad empresarial y poner fin a la era de los combustibles fósiles!

Escuchar la  entrevista de la Radio Mundo Real con Chima Williams, director de Amigos de la Tierra Nigeria.

Fuente: Amigos de la Tierra Internacional

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Petróleo

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