ANAMURI - Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas

El modelo forestal siembra pobreza y hace vivir el infierno a los sectores rurales de los territorios campesinos e indígenas

Lo primero que vimos junto a mi familia, vecinas y vecinos de la calle Las Malvinas, población Santa Marta, fue cómo incendiaban nuestro Cerro Cayumanque entre el 74-75, cuando yo tenía alrededor de 10 años. Luego vimos cómo muchas mujeres y hombres enviados por la municipalidad, plantaban algo que en ese momento no teníamos idea qué era. Años después, nos empezamos a dar cuenta que eran árboles que crecían cada vez más tupidos y no dejaban crecer los changles, digüeñes, avellanas, nalcas, copihues que siempre íbamos a buscar por los senderos. 

El modelo forestal siembra pobreza y hace vivir el infierno a los sectores rurales de los territorios campesinos e indígenas

Nuestras regiones siguen en llamas, nuestros corazones también

“Hace dos semanas que arde nuestra región”, fueron palabras de dolor, de ira y de impotencia ante el desconsuelo en que se desarrolla esta pesadilla que no para, que se va y luego rebrota. “Vivimos horas de horror entre llamas, el humo y las sirenas, el huir de la gente, de los animales y junto a ellos vemos consumirse las casas, los vehículos, la siembra, porque el fuego arrasa con todo”. Ha sido lo expresado por nuestras compañeras de las regiones afectadas cuando veíamos las formas de encaminar con más precisión y certeza la campaña de solidaridad que ayude urgentemente a alivianar el dolor.

Nuestras regiones siguen en llamas, nuestros corazones también