"Al impedir que estas mujeres puedan trabajar en sus plantaciones, el gobierno conducido por los intereses del capital pone en riesgo la seguridad alimentaria de varias familias. Las acciones violentas que expulsan a las mujeres de sus espacios de lucha y transformación son una herramienta sistemática para la ganancia. Los industriales haitianos operan como intermediarios de grandes empresas transnacionales de varios sectores, como es el caso de la Coca-Cola, en una dinámica imperialista".