Un llamado a la desobediencia civil contra la privatización de las semillas campesinas

Por GRAIN
Idioma español

La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) está presionando a nivel mundial por la privatización de las semillas, lo cual entregaría  a las compañías el control sobre las variedades vegetales. Esto penaliza a las comunidades por guardar e intercambiar semillas, al mismo tiempo que debilita y criminaliza prácticas campesinas históricas. Es una amenaza a nuestra soberanía para guardar, intercambiar y desarrollar nuevas semillas, y crea dependencia frente a las corporaciones. En diciembre de 2023, 261 organizaciones y grupos locales de base de todo el mundo se unieron y firmaron una declaración conjunta contra la UPOV, como una forma de lucha para proteger nuestro patrimonio de semillas. Sigamos con #StopUPOV y conservemos  nuestro saber campesino colectivo.

Hace miles de años las comunidades hemos crecido en crianza mutua con nuestros cultivos y nuestras semillas. Éstas son obra y parte de la historia de los pueblos y sus sistemas de saberes que son parte de una interminable conversación colectiva de cuidados. Esa crianza mutua promovió formas específicas de cultivar y compartir visiones del mundo, de alimentación, de sanación, ligadas a normas comunitarias, responsabilidades, obligaciones y derechos.

La libertad de las semillas depende de la responsabilidad de los pueblos y comunidades que las defienden y mantienen, las cuidan y gozan de los bienes que nos brindan. Esta libertad está amenazada.

Hoy hay un fuerte asalto sobre las semillas de las comunidades. Viene del impulso por regularlas, normarlas, privatizarlas para expandir el mercado de las corporaciones. Esto se hace mediante las llamadas leyes de derechos de obtentor o leyes UPOV, las patentes, varios esquemas de certificación, registros de variedades y leyes de comercialización. De cualquier modo, intentan legalizar el abuso, el despojo y la devastación.

Este ataque pretende acabar con la agricultura campesina y originaria, acabar con la producción independiente de alimentos. Con soberanía alimentaria plena no sería tan fácil convertirnos en mano de obra barata y dependiente, en gente sin territorio y sin historia. Es una cruzada política y tecnocrática coordinada, para imponernos leyes y reglamentos uniformes y rígidos en favor de la agroindustria. Hay un empeño en desacreditar nuestras prácticas históricas, nuestros saberes ancestrales indígenas campesinos, tpara hacernos más dependientes de las corporaciones. Las comunidades que resisten han enfrentado criminalización, rrepresión e incluso cárcel.

Ya sea en África, Asia Europa o el continente americano, las comunidades resisten esta presión y estamos en movilización y unidad para respaldarles activamente.

* En Benin, los movimientos sociales han impedido que el parlamento nacional discuta una propuesta de ley para unirse a UPOV, la Union para la Protección de Variedades Vegetales. La UPOV fija los estándares de privatización de semillas en favor de transnacionales como Monsanto/Bayer, Syngenta y Corteva.

* En Guatemala, los pueblos originarios están en las calles exigiendo que se deseche el proyecto gubernamental de ley que busca aprobar los estándares de UPOV. Le llaman “la Ley Monsanto” y su rechazo es parte del paro nacional que está en proceso.

* En Guatemala, Honduras y El Salvador, se unen los grupos para evitar la adopción de un nuevo Reglamento que abre las puertas a las semillas genéticamente modificadas en los tres países a la vez.

* En Tailandia, las organizaciones de la sociedad civil luchan contra los tratados de libre comercio que intentan imponer UPOV en vez de proteger los derechos de agricultoras y agricultores y otras comunidades rurales a mantener y utilizar sus variedades locales.

* En Indonesia, organizaciones de agricultoras, agricultores y sociedad civil continúan rechazando UPOV, que se intenta imponer a través de las negociaciones de libre comercio y por la presión de países como Japón.  https://www.youtube.com/watch?v=J4pD_yZG1lc

* En Filipinas, agricultores, agricultoras, personas de ciencia, la ciudadanía preocupada y organizaciones de la sociedad civil presentaron una demanda ambiental ante el Tribunal Supremo para frenar la propagación comercial del arroz dorado modificado genéticamente, patentado por Syngenta y otras empresas agroquímicas. Además, el campesinado filipino está encabezando la lucha por el reconocimiento y el fortalecimiento de los derechos de los agricultores y agricultoras a las semillas y al sistema de semillas campesinas, proponiendo “la puesta en común de semillas” como alternativa a las leyes similares a la UPOV en el país.

A nivel internacional, el campesinado y otros movimientos sociales intentan que la Declaración de los Derechos de Agricultores y Agricultoras se traduzca en leyes nacionales que puedan hacerse cumplir.

Pero nosotros seguiremos resistiendo el despojo de nuestras semillas. Nos oponemos con fuerza a los esquemas, tratados, convenios y leyes nacionales e internacionales de registro, certificación, patentamiento y comercialización y otros marcos legales para imponer UPOV y otras leyes de semillas que buscan imponernos propiedad intelectual, y el despojo de nuestros bienes comunes y los saberes de los pueblos.

Como pueblos en resistencia, guardianes de las semillas, continuaremos custodiando, compartiendo y reproduciendo nuestras semillas de tal manera que de nuestras raíces siga germinando nuestra presencia.

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Fuente: GRAIN

Temas: Semillas

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