«¡Con nuestro pan, no!» Panazo contra el trigo transgénico HB4

Idioma Español
País Argentina
Foto: Nicolás Pousthomis / Sub.coop

Las organizaciones nucleadas en la Plataforma Socioambiental denuncian los peligros para la salud y el ambiente de la aprobación del primer trigo transgénico a nivel mundial y exigen que se fomente el modelo agroecológico. "No está pensado para resolver el problema del hambre sino para favorecer las exportaciones del sector agroindustrial", denuncian y apuntan: "Ya lo vivimos con la soja transgénica. ¿Qué cambió y en qué benefició al tejido social argentino?".

Panes, tortas fritas y chapatis circularon de mano en mano en el mediodía porteño y rosarino, pero como todo alimento es político esas preparaciones de la mesa de cada día estaban elaboradas a base de trigo, de trigo agroecológico. Es que la comida compartida era una excusa para juntarse en Plaza de Mayo y Plaza San Martín, en Ciudad de Buenos y Rosario, respectivamente, para gritar: “¡Con nuestro pan, no!”. La convocatoria fue la primera hecha por la flamante Plataforma Socioambiental —integrada por una veintena de organizaciones de productores de la agricultura familiar, la nutrición, la salud y las luchas socioambientales— para rechazar la autorización del trigo HB4, el primer trigo transgénico del mundo, que el Gobierno celebra por ser “resistente a la sequía” y esconde la resistencia al glufosinato de amonio, un herbicida mucho más tóxico que el glifosato y prohibido en la Unión Europea para su uso agrícola.

“El balance de la jornada es muy positivo. La Plataforma Socioambiental, flamante organización de organizaciones, pudo llevar adelante acciones concretas para demostrar a la sociedad que hay otro paradigma de producción, que no es necesario producir trigo transgénico, que eso es un negocio para las corporaciones. Y mostramos que podemos establecer un vínculo de producción vinculado a los ciclos de la naturaleza, y pensado en el paradigma agroecológico”, valoró Martín Montiel, productor agroecológico de zona de Rosario e integrante de la Red de Comercio Justo del Litoral, que participó de la jornada en la Plaza San Martín.

En Plaza de Mayo, la jornada tuvo entre las organizaciones impulsoras a la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) y a la organización barrial La Poderosa, que entregaron panificados elaborados con trigo agroecológico de la localidad bonaerense de Trenque Lauquen. Pero ¿por qué la consigna “¡con nuestro pan, no!”? ¿Qué pasa con el trigo HB4?

“La posibilidad de la introducción y comercialización del trigo transgénico, resistente al glufosinato de amonio, va a ser una nueva radicalización de la matriz productiva vinculada a la producción de commodities, de deterioro de la naturaleza, de contaminación del suelo, de enfermedad a nuestros pueblos y nuestros cuerpos, y de concentración de la economía”, alerta la referenta de la UTT, Rosalía Pellegrini.

Para las organizaciones integrantes de la plataforma la situación que se vive con la posible introducción del trigo HB4 en el sistema de producción de alimentos es análoga a lo que se vivió a mediados de la década de 1990 con la introducción de la soja transgénica en varios planos. El respaldo político del gobierno del Frente de Todos al trigo transgénico se tradujó en la Resolución 41/2020 que lo aprobó para su acopio y cultivo en el país. El respaldo económico estatal para su desarrollo está dado por la asociación entre la empresa privada Bioceres y el Conicet en el Instituto de Agrobiotecnología de Rosario (Indear) y el aporte central de la investigadora superior del Conicet Raquel Chan, quien identificó el gen “HB4” de resistencia a la sequía.

Solo falta una decisión para que el trigo comience a producir a escala masiva y comercializarse y no está en manos de la Argentina, está en manos de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) de Brasil, por decisión del Gobierno expresada en la resolución 41/2020. ¿Por qué? Porque Brasil es el mayor importador del trigo argentino. Allí existe otro plano análogo con el modelo de la soja transgénica, el trigo HB4 reafirma el modelo de producción de commodities para el mercado exterior.

“Va a implicar arrasar con los territorios y una ampliación de la frontera agropecuaria con todas las consecuencias que ya vimos para el caso del monocultivo de soja transgénica”, alerta Pellegrini.

Desde Baradero, donde el lunes pasado se realizó la primera acción por del “Panazo”, la integrante de la Red Local de Estudios Agroecológicos (RELEA), María Eugenia Suárez, sentencia: “Estamos en un momento clave en el país ante la posibilidad legal de que se habilite la producción masiva del trigo transgénico HB4. Su liberación comercial, por parte de Brasil, y su producción masiva va a implicar seguir profundizando el estado de situación del ambiente, los ecosistemas nativos y las personas, que vienen siendo avasallados por el sector agroindustrial”.

Una semilla para el colapso

El debate sobre el trigo transgénico HB4 se da en un contexto muy particular: el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió a principios de agosto que es urgente modificar las actividades humanas que generan efectos de gases invernaderos —el sector agroindustrial es el principal emisor en la Argentina— para no alcanzar umbrales críticos que modifiquen la vida en al tierra de manera “irreversible”, mientras que la bajante del Río Paraná evidencia en la Argentina uno de los efectos drásticos ya presentes del cambio climático. ¿Y qué es lo que se destaca del trigo HB4? Su resistencia a la sequía.

“Las crisis de los ciclos del agua son por la falta de bosques, esos que se siguen talando. Pero quieren hacer la semilla resistente al colapso”, denunció la Plataforma Socioambiental en el lanzamiento de la semana del “Panazo” y exigió: “El ecosistema global no soporta que se sigan expandiendo los monocultivos fumigados y fertilizados químicamente. La vida planetaria es un complejo de equilibrios que están rotos. El suelo es uno. Qué sembrar define cómo nos paramos frente a la crisis climática global, cómo mitigamos y nos protegemos mientras nos garantizamos el alimento”.

En ese sentido, Montiel lamentó que el trigo HB4 repita la historia de un Estado que invierte en el modelo transgénico: “Esto sucedió con la soja de la mano de Felipe Solá en el gobierno de Carlos Menem, se profundiza con el maíz transgénico con Roberto Lavagna, entre los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner”. En la Argentina, existen más de 60 eventos transgénicos aprobados y casi la mitad de ellos —soja y maíz— son resistentes al glufosinato de amonio.

«Mediante entidades públicas que se dedican a la investigación científica se está realizando un evento transgénico que profundiza un modelo de agronegocio que genera mayor utilización de agrotóxicos, mayor concentración de riquezas en las manos de siempre. El Estado se asocia con Bioceres, con investigadores pagos por el estado argentino, se logra y se vende la falsa solución del trigo transgénico«, lamenta el integrante de la Red de Comercio Justo del Litoral.

El también productor agroecológico rosarino mantiene la esperanza en los efectos que puedan generar las campañas de difusión y comunicación: “Esperamos que la sociedad reaccione. Y lo hará en la medida que se informe, que se divulgue esta situación, que es una catástrofe, porque ya lo vivimos con la soja transgénica y ahora nos quedan 500 millones de litros de agrotóxicos por campaña. ¿Qué cambió y en qué benefició al tejido social argentino? Ninguno. No avanza una sociedad que privilegia los agronegocios por sobre la salud pública”.

Trigo transgénico y entrega de soberanía

La acción de el “Panazo” no solo fue la primera acción de las organizaciones que integran la Plataforma Socioambiental en el país sino que además se hizo en coordinación con la campaña con las organizaciones brasileñas que vienen resistiendo la aprobación del trigo HB4 por parte de la CNTBio. Ese es el peligro de la Resolución 41/2020, firmada por el Ministerio de Agricultura el 7 de octubre pasado, la decisión está en manos de otro país. Pero fronteras adentro el Gobierno ya tomó una decisión: habilitó el acopio y cultivo del nuevo evento transgénico. Como informó Tierra Viva, en el país, el trigo HB4 ya avanza sobre miles de hectáreas.

«Que el Gobierno haya dejado en manos de Brasil la decisión de expandir la comercialización de trigo transgénico es una muestra clarísima de que no está pensado para resolver el consumo interno de trigo, el hambre, la pobreza y la falta de nutrición en los sectores vulnerables de nuestro país”, apunta la referente de la RELEA Baradero-San Pedro y agrega que tampoco será “ni para beneficiar a pequeños productores ni para resolver los problemas ambientales”. “Es un evento transgénico más que favorece al agronegocio y al modelo agroindustrial que tiene como objetivo las exportaciones”.

Montiel advierte que una posible aprobación por parte de la CNTBio que impulse el cultivo masivo del HB4 para su exportación pondrá «en juego la biodiversidad, y la posibilidad de perder la variedad de trigos que tenemos». Y además advierte que existe otra cuestión de carácter colateral: “La ley de avanzada sobre patentamientos de semillas. Esto es la antesala, el caballo de Troya para la ley de patentamiento de semillas del lobby de las trasnacionales y agroexportadores”.

El peligro que representa la masificación del trigo HB4 respecto de la contaminación a los cultivos tradicionales y la biodiversidad ya pusieron en marcha acciones judiciales y la presentación de proyectos de ordenanza locales para frenar su producción. También motorizó la presentación de un amparo por parte de la Federación de Centros y Entidades Gremiales de Acopiadores de Cereales frente al peligro que advierten sobre la contaminación del trigo tradicional cosechado con los obtenidos en las miles hectáreas experimentales habilitadas por el Gobierno a Bioceres. Trigo sobre el que la Unión Europea cerró la exportación.

Otra forma de producir o falsas soluciones

El encuentro en las jornadas del “Panazo” realizadas en Baradero, Ciudad de Buenos Aires y Rosario, que continuarán el viernes en Tandil y Santa Fe capital, fue un pan, una torta frita, un chapati elaborado con trigo agroecológico. Otro modo de producción no es una anhelo o una utopía, es una realidad que impulsan muchos productores y que estudios del INTA han probado su rendimiento, rentabilidad y cuidado de la salud del suelo, el ambiente y las personas.

“Sería muy interesante que el Gobierno genere igualdad de condiciones. Hacer esas enormes transferencias de millones de dólares a los cordones hortícolas para que se transformen en agroecológicos, a la pequeña producción, a las comunidades originarias, a los campesinos que producen alimentos de verdad, sin agrotóxicos”, sentencia Montiel.

La referenta de la UTT también confía en poder ir generando conciencia, en que cada vecino y vecina comprenda el peligro de comer el pan de cada día o los fideos del domingo con trigo fumigado con glufosinato de amonio y potenciar la opción por los productos agroecológicos. “No solo lo decimos, no solo lo denunciamos sino que hay otro modelo posible que no cuenta con financiamiento del Estado ni respaldo ni subsidios y es lo que venimos reclamando las organizaciones del otro campo”, sentencia Rosalía.

Pellegrini remarca además la “falsa solución” que propone el Gobierno al promocionar el trigo HB4 para aumentar la producción con destino a la exportación: “Buscamos que vengan dólares a través de la agricultura, en lugar de ponerla al servicio de comer sano y precios populares. ¿Vamos a plantear una agricultura que nos provea de dólares para estar mejor económicamente y luego tener políticas sociales que nos den alimentos? ¿Qué alimentos? Alimentos transgénicos, más harinas, más ultraprocesados”, lamenta.

Desde Baradero, corazón del agronegocio, Suárez asegura que en caso de Brasil apruebe el HB4 la lucha y las acciones continuarán por vía judicial y en las calles, en la comunicación. “Hay que continuar visibilizando las consecuencias que los transgénicos tienen sobre la salud humana y ambiental, hay que continuar con el fomento de un cambio de paradigma productivo, porque hay alternativas a este modelo de producción. La agroecología no solo contempla los rindes económicos sino que invita a repensarnos en el vínculo con la naturaleza, cómo producir en sintonía con los ciclos naturales comprendiendo los social y lo ambiental”.

Fuente: Agencia Tierra Viva

Temas: Soberanía alimentaria, Transgénicos

Comentarios