Ataques, políticas, resistencia, relatos N° 101

Idioma Español

Argentina: Ana Zabaloy, celebramos una vida | Qué está mal con la biofortificación, se impone lucha por soluciones reales contra la malnutrición | Revista La Agroecóloga: lugar que aloja prácticas agrícolas campesinas e indígenas | Las organizaciones y movimientos nucleados en la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismos reafirman su rechazo al tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.

Ana Zabaloy: Celebramos una vida

Con mucho respeto reproducimos una entrevista que realizó Huerquén, Comunicación en Colectivo, con Yamila Vega y Daniela Dubois como un homenaje a Ana Zabaloy, recientemente fallecida, entrañable compañera de la Red Federal de Docentes por la Vida de Argentina, a quien admiramos y respetamos por su entereza, su lucidez y compromiso. Ésta salió publicada el 12 de junio de 2019 (Biodiversidad)

La muerte de Ana Zabaloy nos inundó de dolor la mañana del domingo 9 de junio. Anita fue una amiga y una compañera entrañable para muchos y muchas en todo el país. Como “sus” chicos de la Escuela 11 en San Antonio de Areco sufrió directamente el impacto de este modelo basado en transgénicos y venenos. Recordarla implica hablar del amor por sus alumnos y la tarea docente; su fortaleza para seguir dando pelea y testimonio aún con su salud desmejorada; su lucidez en la reflexión y la calidez de su compañía.

Es una pérdida enorme para la gente que peleamos por defender la vida en medio de la voracidad y la prepotencia del agronegocio.

Después de un velorio sencillo, su amiga Laura compartió emocionada palabras de aliento para no bajar los brazos en esta lucha contra los agrotóxicos, recordándola como la mujer valiente y luchadora que fue. Después de llorarla y despedirla, quizá como exorcismo a tanta tristeza, propusimos esta conversación para seguir luchando y construyendo, como ella quería. Conversamos con Yamila Vega y Daniela Dubois, compañeras de Ana Zabaloy en la Red Federal de Docentes por la Vida.

Huerquén: El fallecimiento de Ana Zabaloy es un golpe enorme para quienes compartimos con ella la lucha contra las fumigaciones de escuelas rurales, y del campo socioambiental y popular en general. Para quienes no la conocieron qué les gustaría compartir de ella.

Daniela Dubois: Ella era una mujer valiente, sabia, generosa que tenía una visión amplia de la vida y de las cosas. Así reconoció que había muchas docentes que se enfrentaban a esta problemática en mucha soledad, y que era necesario generar lazos y tener una red que nos aúne. Que era la única manera. Por eso para nosotras es tan importante que se comparta desde la Red el trabajo que hizo Anita porque es lo que ella quería.

En estos momentos todo nos resulta difícil. A veces una se puede dar cuenta de la enorme tarea que ella hizo; y que ella no va a estar más y la responsabilidad de que esa red que con tanto amor pensó vaya, y que logremos caminar hacia lo que quería. Por otros momentos, por la vorágine de la vida como es actualmente, las redes, como que nos saca de foco. Cuesta caer en que no vamos a volver a verla. 

Yamila Vega: A Anita la voy a recordar siempre como una mujer profundamente solidaria. Comprometida con la realidad que vivían las comunidades rurales con las que ella trabajaba. Una mujer muy luchadora que nunca, nunca, bajó los brazos más allá de las adversidades que tuvo que transitar como consecuencia de este modelo envenenador. Siempre con una sonrisa, con una palabra de aliento. Muy generosa... muy generosa con todas las compañeras y compañeros de lucha. Dando una mano donde podía para educar, para mostrar la necesidad de cambiar de modelo.

Además del valor que tuvo cuando todavía la problemática de los agrotóxicos no estaba “en agenda” digamos, y ella se movilizó, se animó a denunciar y a pelear, mucho tiempo en soledad.

DD: Anita siempre contaba su experiencia como directora de la Escuela 11 con mucha alegría. Decía que era un grupo de niñas y niños muy curiosos que se hacían la preguntas de por qué había menos mariposas que antes, y a partir de eso uno de los chicos hizo la hipótesis de que era por las fumigaciones, de que cuando querían matar la isoca mataban todo; y a partir de ahí empezaron una investigación que llevaron como un proyecto para la feria de ciencias, y ese fue un trabajo que le marcó un antes y un después por lo que ella contaba. También era muy importante el lugar que les daba a las madres de los chicos. En las escuelas rurales muchas veces los estudiantes vienen de lejos y a veces no tienen medios de transporte adecuados; vienen a veces en una moto, caminando o a caballo, por lo cual muchas veces para no tener que ir y volver se quedaban en las horas de clases, y compartía y aprendían con los chicos; a veces eso se desarrollaba en la cocina del colegio y Ana tomaba la temática de la soberanía alimentaria y hacía un intercambio con ellas también aprendían y aportaban, por ejemplo recetas de sus lugares de origen.

Hqn: ¿Cuál es la situación de la mayoría de las docentes rurales?

YV: El agronegocio afecta tanto a las familias que viven en el campo como a los trabajadores y trabajadoras de la educación. Es un tema muy difícil de abordar porque generalmente las familias que trabajan en el campo, no son dueñas de la tierra en la que viven y los docentes tienen muchísimo miedo de denunciar lo que les sucede por la complicidad que hay en el Estado, tanto a nivel de los municipios en general como en el sistema de salud. La realidad es que la creación de la Red fue un impulso muy importante para cortar con el aislamiento que teníamos los docentes rurales en relación a la problemática de las fumigaciones. A través de la red que creó Anita se establecieron distintos lazos, no sólo entre los docentes de Buenos Aires sino de otras provincias para difundir y dar a conocer el protocolo de actuación frente a las fumigaciones, el acompañamiento en las denuncias, visibilizar las problemática del uso de agrotóxicos en la salud y el ambiente. Además Ana siempre fue muy propositiva y el objetivo de la Red era también difundir y compartir recursos didácticos para distintos niveles; y como un medio para mostrar que hay otra forma de producir a través de la agroecología.

Hqn: ¿Podemos hacer un poco de historia de la Red?

DD: Anita fue una de las primeras docentes en denunciar las fumigaciones que sufría junto a sus estudiantes en la escuela; ahí fue empezando a investigar y a contactar gente, como el abogado Fernando Cabaleiro, con la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, con Damián Marino del EMISA de La Plata, y fue en el 8vo Encuentro de Pueblos Fumigados de Buenos Aires, en agosto de 2017 donde junto a muchas docentes concretó esta propuesta de generar una red donde las docentes puedan tener la contención necesaria y poder compartir estrategias de intervención como el protocolo de denuncia, y hasta materiales didácticos. En octubre de ese mismo año acompañamos a Mariela Leiva que con la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) pudo tener una sentencia que hiciera justicia por la fumigaciones que sufrió en su escuela; a partir de ahí le pusimos la denominación de “Federal” a la Red y comenzó también a ser más real la organización frente a una problemática que se sufre en todo el país, y que Anita ya venía contactando con varias docentes de otras provincias.

Como la Defensoría del Pueblo de la Nación había hecho recomendaciones sobre el tema de agrotóxicos y hablando también de la vulneración de derechos en las escuelas rurales Anita fue muy atinada en contactarse y armar una carpeta con los testimonios de las personas que integraban la red para darle más cuerpo a esa actuación que lleva adelante la Defensoría; después de una reunión con ellos quedó la disponibilidad para trabajar en conjunto. Con los gremios en su momento ella no encontró una respuesta pero con el tiempo frente a las políticas que llevó adelante el gobierno de Vidal en la provincia de Buenos Aires específicamente, de cierre y vaciamiento de escuelas rurales, donde los gremios intervinieron, ahí empezaron a tomar esta temática y empezamos a entablar una acercamiento porque las docentes de la red ya veníamos metidas en el tema, estábamos más empapadas y éramos la voz de las escuelas fumigadas, por lo cual era necesario que nos dieran ese lugar. Pudimos acercarles una carta a los gremios para que supieran cuales eran nuestras prioridades y lo que estábamos necesitando. En el último encuentro de Pueblos Fumigados que fue en Bolívar, en marzo de este año, hubo mucha participación de los gremios y ahí también pudimos pensar la problemática cara a cara, y plantearnos distintas estrategias.

Hqn: Después de la lucha de tantas docentes, estamos en un momento donde el reclamo sobre las fumigaciones ya no puede ser ninguneado, y en Entre Ríos los órganos máximos de justicia provincial han sostenido las distancias de resguardo a las escuelas. ¿Cómo viven este momento y qué perspectivas se abren?

DD: Para nosotras es muy importante que el tribunal de justicia haya ratificado el fallo impulsado también desde AGMER, pese al decreto del gobernador Bordet. Para nosotras da cuenta de cómo esta problemática con los años se va difundiendo y se va tomando conciencia, y algunos órganos del Estado empiezan a hacer lo que tienen que hacer: denunciar, hacer justicia, resguardar. Además tenemos un marco legislativo precautorio que nos ampara y que se tiene que empezar a hacer valer. Tenemos el artículo 41 de la Constitución Nacional, la Ley General del Ambiente, la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Todo eso no tiene que ser letra muerta, tiene que ser derechos puestos en práctica para salvaguardarnos a todos y todas. Y en el caso de los niños y niñas con mucho más ímpetu. Por eso el fallo de entre Ríos para nosotras es una alegría. Es uno de los pasos que necesitamos que dé el Estado, y esperamos que cada vez en más provincias las escuelas rurales tengan, como mínimo, un resguardo.

Hqn: ¿En esa provincia un sector del agronegocio plantea que “no es posible producir de otra manera”, qué les gustaría comentar?

YV: Ya está demostrado que hay otra forma de producción posible. Que no solamente conviven con el medio ambiente sin envenenar, sin afectar a la salud sino que además es un modelo absolutamente rentable. La Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (Renama) está asesorando a un conjunto de productores que abarcan 85 mil hectáreas de producción agroecológica. Y es una de las organizaciones que trabajan con la agroecología, y hay muchos otros productores que producen que no integran una organización, o sea que hay muchísima más superficie. Además está la producción orgánica que según datos oficiales son más de 87 mil hectáreas produciendo de esta manera; por lo tanto hay otros modos de producir y es realmente llamativo que estos productores del campos no lo sepan si es que están involucrados en esto.

Hqn: ¿El agronegocio también busca incidir en las aulas, en las currículas y formaciones docentes no?

YV: Ya desde hace algún tiempo este gobierno está promocionando sobre todo en las escuelas técnicas agrarias, la difusión de las mal llamadas “buenas prácticas agrícolas” (BPA) a través del ofrecimiento de cursos con puntaje para los docentes pero también en jornadas extensivas dirigidas a los estudiantes. Como lo fue la “Agro Escuela” donde convocan a distintos miembros de la Sociedad Rural, de la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid), etcétera, para difundir las bondades del agronegocio y de alguna manera ningunear las prácticas agroecológicas. Buscan promocionar que el campo crece a través de la tecnología ligada al agronegocio (maquinarias, semillas transgénicas); o sea como la única forma de producción posible. Desde la Red venimos denunciando ya hace un año y medio estas iniciativas y por eso consideramos tan importante difundir otros materiales didácticos. También denunciar a la Dirección Provincial de Educación Técnico-Profesional que son los que están difundiendo estas capacitaciones.

Más allá de que en muchos municipios se avanzó en la sanción de ordenanzas que establecen distancias de resguardo para la población y las escuelas rurales, sabemos que la deriva de los agrotóxicos es incontrolable. Si estamos hablando de una práctica agrícola que utiliza enormes cantidades de agrotóxicos que se liberan en el ambiente no podemos hablar de ninguna “buena práctica”. Las empresas con la anuencia del Estado están promocionando estas llamadas BPA. Muchos trabajadores rurales que realizan fumigaciones, que según estos cursos deberían usar un atuendo imposible, desconocen a qué están expuestos y conviven con estos venenos. Sabemos por los relevamientos que se hicieron en muchas localidades que en los Pueblos Fumigados las enfermedades como el cáncer, trastornos hormonales y respiratorios, pérdidas de embarazos y nacimientos con malformaciones aparece aumentadas con respecto a la media del país. Por eso decimos que las “buenas prácticas agrícolas” no existen, salvo que hablemos de agroecología.

Hqn: La Red participó del Foro Agrario ¿qué les gustaría compartir de esa experiencia?

DD: La Red fue invitada a participar; fuimos una de las organizaciones participantes del 1er Foro Agrario Nacional. Realmente para nosotras fue una alegría inmensa, porque este otro modo de producción que estamos diciendo que es posible, el lugar y con quienes llevarlo adelante es con los movimientos campesinos que ya están demostrando que hay posibilidades y que ellos están eligiendo esa otra forma de producción. En ella tienen salud y realmente por lo que escuchamos es donde se valoriza su rol como trabajadores de la tierra, quienes producen los alimentos para la población. Producir agroecológicamente no es sólo hacerlo sin veneno y resguardando la salud sino tener una vinculación distinta con todo. En ese Foro donde estuvimos muchísimas organizaciones se pudieron hacer propuestas concretas, y que la Red sea parte nos permite sentir un apoyo muy grande de organizaciones que tienen otra trayectoria, y nos permite difundir nuestra lucha para resguardar las escuelas rurales y agrarias.

Hqn: ¿Qué desafíos se plantean hacia adelante?

DD: Anita, cuando generó la red (que poco a poco va siendo más grande sumando madres y padres, docentes, personal no docentes, comunicadores y distintas personas que están interesadas en esta problemática y en aportar y compartir), tenía la esperanza de que podamos encontrarnos y compartir para tomar fuerza. Entonces es un gran deseo poder seguir adelante, y darle fuerza a esta red que creó Anita para seguir difundiendo los costos humanos de este modelo basado en venenos, y poder contar y mostrar que hay otra forma de producir, y que eso es un contenido que tiene que estar en las aulas.

Huerquén, Comunicación en Colectivo

Qué está mal con la biofortificación: Se impone la lucha por genuinas soluciones a la malnutrición

La biofortificación busca aumentar el contenido de unos cuantos nutrientes en los cultivos mediante el fitomejoramiento, ya sea usando técnicas convencionales o de biotecnología. Pese a que existen unos cuarenta nutrientes que debemos obtener de nuestros alimentos si queremos gozar de buena salud, el foco de la investigación de los cultivos biofortificados se centra en tres: zinc, hierro y vitamina A.

La Revolución Verde —que a partir de la década de 1960 se centró en obtener nuevas variedades de unos cuantos cultivos alimentarios, arroz, trigo y maíz— aumentó el consumo de calorías en los países en desarrollo, y contribuyó a destruir la diversidad en los campos de cultivo. Aunque hay quien le da el crédito de haber resuelto el hambre mundial, sesenta años después, 821 millones de personas sufren desnutrición (les faltan calorías o padecen hambre) y dos mil millones sufren malnutrición (carecen de nutrientes esenciales), según lo señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La malnutrición impacta de manera más severa a las mujeres y a los niños: la FAO considera que ésta sigue siendo responsable de más de la mitad de las muertes infantiles en los países en desarrollo.

Una dieta variada, rica en verduras, frutas, legumbres, nueces y granos enteros, brinda todos los nutrientes necesarios para una buena dieta.

En las últimas décadas, la investigación agrícola se ha centrado casi totalmente en aumentar los rendimientos de sólo unos cuantos cultivos, especialmente cereales, con muy poco énfasis en la calidad nutricional. Estudios realizados en Estados Unidos muestran que los alimentos actuales contienen menores niveles de hierro, zinc, proteínas, calcio, vitamina C y otros nutrientes en relación al pasado. Los científicos de la Universidad Estatal de Washington analizaron 63 variedades de trigo de primavera desarrolladas entre 1842 y 2003 y encontraron una disminución de 11 por ciento en el contenido de hierro, 16 por ciento de disminución de cobre y 25 por ciento de disminución de selenio. Estudios similares realizados en India, el Reino Unido y otros países, confirman esto como una tendencia global. En gran medida, el fitomejoramiento es culpable de la disminución de la calidad nutritiva, junto con el agotamiento de los suelos y los métodos de producción.

A mediados de los 90, los científicos del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), el consorcio global de las instituciones de investigación que encabezaron la Revolución Verde, decidieron traer la nutrición nuevamente a escena. Pero en vez de cambiar hacia la agricultura diversificada, las dietas variadas, el saber local y la agroecología, eligieron permanecer en la misma senda. Continuaron fomentando monocultivos y se enfocaron sólo en unos cuantos cultivos. Dietas monótonas pero centradas en alimentos “nutricionalmente optimizados”

Existen investigaciones en curso para desarrollar arroz, trigo, sorgo, bananas, lentejas, papas, batatas, yuca, frijoles y maíz biofortificados en África, Asia y América Latina. Parte de esta investigación la maneja el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) dividida en tres unidades: el Instituto Internacional de Investigación del Arroz, enfocándose en un arroz genéticamente modificado; el Centro Internacional de la Papa, enfocado en batata, y el programa HarvestPlus, que coordina al resto. El financiamiento viene de la Fundación Bill y Melinda Gates y del USAID, entre otros. La investigación privada la financia PepsiCo, Dupont, Bayer y Nestlé entre otros.

Quienes proponen la biofortificación argumentan que ésta es la forma más barata de enfrentar la malnutrición: una vez que se cultiva la planta ésta puede volver a crecer una y otra vez. Con frecuencia utilizan un lenguaje engañoso para promover estos cultivos, empezando por el término “biofortificado” que sugiere que todos los otros alimentos o plantas son débiles o deficientes inherentemente.

Términos como “arroz dorado”, “súper banana”, “maíz naranja”, se utilizan para convencer a los consumidores de que las versiones biofortificadas de estas semillas o alimentos en especial son superiores a sus contrapartes no biofortificadas. Estos nombres, por no mencionar los cultivos mismos, son registrados algunas veces como propiedad intelectual aunque su uso se proponga como libre de costo o gratuitos.

Hasta la fecha, se han desarrollado o liberado unas trescientas variedades de cultivos biofortificados en todo el mundo. Aunque hasta la fecha ninguno de los liberados a los agricultores es genéticamente modificado, varios están ya en el proceso de ser liberados.

Las mujeres y los niños son el objetivo, los “beneficiarios principales” de los cultivos biofortificados. Pero lo frecuente es que las comunidades rurales y los grupos de mujeres por todo el mundo consideren que los sistemas alimentarios locales diversificados y las dietas tradicionales son la solución real a la pobreza y la malnutrición

GRAIN y sus amigos lanzamos un llamado a la acción: invitamos a los grupos de mujeres y a las organizaciones campesinas a examinar el asunto de la biofortificación —local, regional, nacional o globalmente. Existe la suficiente información y experiencia que justifica que lancemos un boicot a todos los cultivos o alimentos biofortificados, y que lo asociemos con la exigencia de que se invierta en un enfoque diferente de la investigación agrícola basado en la agroecología, las culturas locales y la soberanía alimentaria.

Proponemos por tanto que todos los enfoques alternos para solucionar el hambre y la malnutrición estén basados en los cinco principios siguientes:

1. Compartir información y promover educación en torno a los modos de vida y las dietas que sean saludables, con un énfasis en las mujeres y la equidad de género.

2. Fortalecer los liderazgos de las mujeres en la toma de decisiones en políticas públicas y en la investigación sobre sistemas alimentarios.

3. Promover la diversidad en la agricultura y las dietas, en vez de los monocultivos y los alimentos únicos. Esto incluye valorar las plantas y los animales locales, las culturas alimentarias, las semillas y los saberes locales que sustentan la salud y mantienen fuertes a las comunidades.

4. Bajar el costo e incrementar la disponibilidad de frutas y vegetales, redirigiendo en parte los subsidios y otros fondos públicos que en la actualidad promueven las mercancías industriales y los productos comestibles procesados.

5. Resistir el acaparamiento neoliberal de la agricultura y la alimentación que trata a los alimentos y los cultivos como mercancías y propiedad intelectual patentable para facilitar las ganancias corporativas. Ir a las causas que son la raíz de la pobreza y el hambre implica que mantengamos los alimentos y la agricultura bajo control comunitario y público.

Para saber más, lea el informe completo “¿Cultivos biofortificados o biodiversidad? La lucha por verdaderas soluciones para la malnutrición está en marcha”, en https://www.grain.org/es/article/6245

GRAIN, Pesticide Action Network Asia Pacific (PANAP), Food Sovereignty Alliance India, People’s Coalition on Food Sovereignty (PCFS) African Food Sovereignty Alliance (AFSA), Eastern & Southern Africa Farmers’ Forum (ESAFF) y Growth Partners Africa | julio de 2019

Revista La Agroecóloga: Un lugar que aloja prácticas agrícolas campesinas e indígenas

Fabiola Pomareda García. Sembramos el primer número del proyecto colectivo de comunicación revista La Agroecóloga en mayo de 2017, pensando la agroecología como un organismo vivo, de grandes vasos comunicantes, que nos conectan con conocimientos y saberes. Este espacio de discusión e intercambio de información y saberes sobre agricultura, lo que pasa en el campo y con la gente que lo habita, se convirtió así en la primera revista de agroecología en Costa Rica, ya que antes sólo existían manuales o folletos.

Desde el primer número (llevamos tres) nos propusimos hacer un ejercicio de entendimiento conjunto de la agricultura, a través de un experimento editorial, impulsado por un colectivo compuesto por Henry Picado, Raquel Mora Vega y quien escribe, y gestionado por la Red de Coordinación en Biodiversidad (RCB). La fórmula que encontramos para traer a la vida a La Agroecóloga es la “mano cambiada”, esa forma de denominar el trabajo colectivo y en colectivo. Por eso esta revista es un espacio cultivado con muchas manos. Así fue que se conformó un comité editorial con integrantes de la Red de Mujeres Rurales, del Centro Nacional de Agricultura Orgánica (CNEAO), del Movimiento de Agricultura Orgánica (MAOCO), de la Maestría en Historia de la Universidad Nacional, del Programa Kioscos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica (UCR), productoras y productores de fincas agroecológicas, y semilleros.

Como dijo en su momento la compañera Gina Borrero, instructora de agricultura orgánica en el CNEAO, la revista es hoy “una herramienta de trabajo para visibilizar todo el esfuerzo de muchas mujeres y hombres en todo el país; una oportunidad para dar a conocer nuestros sueños y planes desde diferentes trincheras, trabajos”.

Los temas que abordamos tienen que ver con la recuperación de semillas, cuido del agua, suelos y abonos, soberanía alimentaria, salud, impactos ambientales y sociales de los agroquímicos, impactos del cambio climático sobre los pueblos indígenas, iniciativas de comercialización justas, y prácticas agrícolas familiares. Compartimos información que es al mismo tiempo de carácter técnico-científico; pero de comprensión general, compartiendo un sentido común narrativo. Intentamos hacer de la revista un lugar que también aloja memoria histórica, sistematizando conocimientos en prácticas de cultura agrícola campesina e indígena, para visibilizar, compartir, hacer justicia y motivar. Todo esto se ha logrado a través de artículos, testimonios, crónicas, pequeños manuales, comics y poemas.

Siempre hemos buscado que le sea pertinente a la gente cercana: personas, organizaciones, colectivos con los que trabajamos: personas en comunidades indígenas, campesinas y campesinos, creadores y creadoras de cultivos, semillas, sabores y saberes, así como investigadores, estudiantes y profesionales interesados en la agroecología. También tratamos de que quienes nos leen sean quienes escriben o narran, para que sea verdaderamente comunitaria y participativa.

Cuando surgió la idea de la revista, por parte de Picado, se buscaba crear un espacio para intercambiar conocimientos sobre agroecología y democratizar el acceso a esta información en todo el país. Por eso fue necesaria, no sólo su existencia digital, sino también en papel, con el fin de distribuirla de manera gratuita fuera del Gran Área Metropolitana y que sea compartida, releída, estudiada y conservada. Desde el primer número, La Agroecóloga se ha socializado, para poder problematizar y debatir sanamente sobre temas como certificación orgánica, y el sistema agroalimentario industrial o la producción de cacao en territorios indígenas.

En este momento nos encontramos preparando nuestro cuarto número y desde ya les invitamos a sembrar en esta huerta que es La Agroecóloga.

Web: agroecologa.org

Fabiola Pomareda es Periodista, co-editora de la revista La Agroecóloga, junto con Henry Picado Cerdas, de la Red de Coordinación en Biodiversidad.

Las organizaciones y movimientos nucleados en la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo reafirman su rechazo al tratado de libre comercio entre el MERCOSUR y la Unión Europea

Ante “el contexto de brutal ofensiva de la derecha en la región, que atenta contra los derechos de los pueblos indígenas, de la clase trabajadora, las comunidades quilombolas, los movimientos y organizaciones campesinas, feministas y de defensa de los territorios y de lucha por la justicia ambiental, se ha producido un profundo retroceso en los procesos de integración regional, privilegiándose los intereses del gran capital”. Así lo expresa la Jornada Continental en un llamado al Segundo Encuentro Antimperialista por la Democracia y contra el Neoliberalismo a celebrarse entre el primero y el tres de noviembre de 2019 en la Habana, Cuba. E insisten:

“Un acuerdo comercial con la Unión Europea (UE) llevará a un recrudecimiento de la amenaza que sufren las organizaciones y movimientos sociales y el medioambiente de la región, y al debilitamiento o erosión de cualquier potencial de integración regional. Al asentarse en bases de competencia desigual y porque el Mercosur no tiene un profundo desarrollo de normativas internalizadas regionales, es muy probable que las concesiones otorgadas a la UE desestimulen el desarrollo de compromisos regulatorios y vinculantes regionales propios en materia de producción, complementación, comercio, inversiones, entre otros. El caso de rompimiento de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) a partir de las presiones de la UE de negociar compromisos en propiedad intelectual es un ejemplo de las repercusiones que tiene para los procesos de integración regional negociar en los términos de la UE”.

Entre las preocupaciones, está la de que el acuerdo se apruebe sin que la gente lo sepa, por la extrema secrecía con que ocurren las negociaciones, por lo que las organizaciones europeas hacen incidencia para evitar que se llegue a aprobar en el Consejo Europeo. Entre los grandes rechazos están los nocivos efectos contra la agricultura, los derechos humanos, el cambio climático, los pueblos indígenas, la deforestación y la biodiversidad, pero también la propiedad intelectual por atentar contra la soberanía de los pueblos, las semillas y la biodiversidad, la mercantilización agresiva del derecho a la salud, una desregulación ambiental laboral y ambiental extrema, de los servicios, telecomunicaciones, pro sobre todo la democracia y la transparencia.

Entre los reclamos principales, el llamado de la Jornada Continental exige:

1. Suspender las negociaciones en curso para la firma de un tratado de libre comercio entre el MERCOSUR y la Unión Europea en vistas de que no garantiza el goce efectivo de los derechos ni la jerarquía de los Derechos Humanos frente al derecho comercial.

2. La realización de evaluaciones de impacto de los compromisos que se están estableciendo en el tratado considerando la dimensión social, económica, política, cultural y de género de los países involucrados.

3. Iniciar un proceso de participación pública efectiva, protagonizado por pueblos indígenas, el movimiento sindical, el movimiento campesino, comunidades quilombolas, feministas, movimientos de justicia ambiental, y otras organizaciones y movimientos populares en defensa de los derechos colectivos, respecto a los contenidos en negociación del tratado. Las visiones de quienes se verán más afectados/as por un acuerdo comercial de este tipo tienen que primar a la hora de tomar decisiones. Si bien se habla de diálogo social como un principio que abrazan los dos bloques de integración regional, éste está lejos de ser honrado por la ausencia de mecanismos que garanticen la participación social plena y efectiva.

4. Transparentar las negociaciones y los compromisos asumidos hasta el momento. La rendición de cuentas al conjunto de la sociedad no es un principio vacío, por el contrario es la base que sustenta y nutre los procesos democráticos. Las negociaciones en las condiciones y con los contenidos que están dadas tiene impactos adversos en la vida de los pueblos y su ambiente y es justamente esa la razón que obliga a que los gobiernos den acceso pleno a los textos de las negociaciones y los compromisos asumidos. El secretismo es el mejor aliado para perspectivas autoritarias, más aún en el actual contexto de la región.

5. Por último es inaceptable que la UE que se define como defensora de los Derechos Humanos, negocie un acuerdo con gobiernos claramente violadores de derechos humanos.

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Fuente: Biodiversidad, sustento y culturas N° 101

Temas: Biodiversidad, Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, TLC y Tratados de inversión

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