Chocó Ecuatoriano, una de las regiones más vulnerables del mundo

Idioma Español
País Ecuador

El corredor Chocó Ecuatoriano, una de las zonas más importantes del mundo por su gran diversidad biológica, se extiende desde Tumbes, en el norte del Perú, hasta el Darién, en el sur de Panamá, en las estribaciones occidentales de la Cordillera de los Andes, los llamados Andes Tropicales. Tiene una superficie aproximada de 200,000 km² donde se encuentran bosques húmedos, muy húmedos y bosques secos de la región del Pacífico de Colombia y Ecuador.

Deforestación pone en peligro corredor ecológico en los Andes Tropicales que posee una gran diversidad biológica.

Según World Wildlife Fund (WWF), los Andes Tropicales son considerados la región más diversa del mundo. Incluyen las regiones montañosas de los Andes desde los 1,000 msnm en el oeste hasta unos 500 msnm en el este. Las tres ecorregiones —Tumbes-Chocó-Magdalena, consideradas puntos calientes (hotspot) de la biodiversidad— se unen sucesivamente una en la otra y muchas de las especies se encuentran en más de una de ellas. En Ecuador hoy en día se designa como Chocó todos los bosques en la costa del Pacífico hasta una altura de 2,200 msnm.

Actualmente sólo 6.3% del Chocó está protegido. Un informe del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) de la no gubernamental Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA), publicado el 3 de julio, reveló que 61% del bosque del Chocó (1.8 millones de hectáreas) en Ecuador se ha deforestado, principalmente en el bosque de elevación baja (menos de 400 msnm), donde la pérdida llega a 68% (1.2 millones de hectáreas).

El estudio precisó que el 20% de la pérdida (365,000 Ha) en los tres rangos de elevación, alto (más de 1,000 msnm), medio (400-1,000 msnm) y bajo (menos de 400 msnm), ocurrió desde el año 2000, y que en el período 2017-2018, la pérdida fue de 4,600 Ha en el bosque de elevación baja.

“Sólo queda 39% de bosque (1.17 millones de hectáreas) en los tres rangos de elevación”, indicó el MAAP.

Las amenazas

En el Chocó Ecuatoriano, la Fundación Jocotoco, dedicada desde 1998 a proteger áreas de importancia crítica para la conservación de aves endémicas y amenazadas del Ecuador, mantiene las reservas privadas Canandé (7,000 Ha) y La Esmeralda (380Ha), habiendo logrado rescatar el ecosistema de su destrucción total mediante un proceso largo y continuo de reforestación.

La Fundación Jocotoco, según explicó su director Martin Schaefer al portal Mongabay, está interesada en ampliar la reserva Canandé con el objetivo de “proteger este hábitat [de bosques bajos] y luego conectarlo con [la Reserva Ecológica] Cotacachi-Cayapas, porque hay evidencia de que las especies en la zona occidental están moviendo su rango altitudinal hacia arriba como consecuencia del aumento de la temperatura, del cambio climático. Para facilitar ese cambio altitudinal necesitamos esa conectividad”.

Las amenazas que enfrenta el Chocó Ecuatoriano son varias, explicó al portal Mongabay Carmen Josse, directora científica de la Fundación Ecociencia. En las partes altas hay grandes concesiones mineras “que han generado polémica con la población local, una de ellas está en la zona de Intag, muy cerca al límite de la Reserva Cotacachi-Cayapas, [donde] existen reservas de varios minerales de una calidad y abundancia muy altas”.

Además de la minería, también constituyen una gran amenaza para el Chocó Ecuatoriano la construcción de vías de comunicación, la tala ilegal y los monocultivos de palma aceitera. De hecho, imágenes captadas por el MAAP mostraron 380 Ha deforestadas al norte de una plantación de palma aceitera, posiblemente para su expansión.

“La zona también ha sido afectada por talas selectivas financiadas por grandes empresas madereras y luego esos bosques, a los que se les ha extraído la madera de calidad, poco a poco se han ido degradando y cambiando a otros usos del suelo”, afirmó Josse.

Shaefer coincide con Josse al señalar que la deforestación puede seguir avanzando con rapidez ya que cada vez con más frecuencia aparecen proyectos viales y los terrenos de zonas bajas son muy adecuados para la plantación de palma aceitera. Resaltó la importancia de trabajar con las comunidades y empresas locales “que tienen modelos sostenibles de producción y mantienen en sus predios vegetación en buen estado, que además alberga especies amenazadas”.

“Queremos mostrar que hay alternativas para trabajar en el bosque sin acabar con sus recursos naturales”, dijo. —Noticias Aliadas

Fuente: Comunicaciones Aliadas

Temas: Biodiversidad, Extractivismo

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