De tierra estéril a bosque próspero: la historia del Instituto Terra del fotógrafo Sebastião Salgado en Brasil

"Es un modelo, un piloto para Brasil, y diría que hasta podría ser un piloto para el mundo".
En una entrevista para Deutsche Welle Brasil, el destacado fotógrafo brasileño Sebastião Salgado dijo que las personas estaban viviendo casi como extraterrestres en su propio planeta, viendo todo desde lejos, y que la crisis climática está llegando a un punto de no retorno. “Espiritualmente, debemos volver al planeta para ayudar a reconstruirlo”, dijo. Es una postura que replica el trabajo de su vida, que desarrolló en su pueblo natal, Aimorés, con una población de 25.000 habitantes, en el estado suroriental de Minas Gerais.
En 1998, fue ahí donde Salgado y su esposa, la productora cultural Lélia Wanick Salgado, fundaron Instituto Terra, organización civil sin fines de lucro dedicada educación y conservación ambiental, y restauración a gran escala de ecosistemas degradados.
Terra, que significa «tierra», se ubica en una propiedad que alguna vez fue una degradada granja familiar de cerca de 600 hectáreas (2.3 millas) de la familia de Salgado. Como muchas otras zonas en la región, sufrió de años de explotación que dejó la tierra estéril y el ecosistema severamente dañado, lo que refleja la gran destrucción del bioma de la selva atlántica.
En su informe anual de 2023, se señaló que después de más de 25 años de trabajo, la zona tiene ahora más de tres millones de árboles nativos repartidos en 709 hectáreas de selva, que también ha facilitado el regreso de fauna nativa al lugar.
La iniciativa se centra en tierras en toda la región del valle del rio Doce (río Dulce) y busca contribuir con una recuperación mayor del amenazado ecosistema local. Se estima que el 80% de las especies de árboles presentes en este bosque tropical están em riesgo de extinguirse.
El propio Salgado es una fuerza motriz, se le considera uno de los fotógrafos más importantes de la historia. Murió el 23 de mayo de 2025 de leucemia, una consecuencia de la malaria que contrajo cuando trabajaba en Indonesia in 2010. Sus cenizas fueron esparcidas sobre las tierras que recuperó.
Desde que descubrió su pasión por la fotografía en 1973, abandonó la carrera de economista y usó su lente para documentar acontecimientos y sociedades históricos alrededor del mundo. Junto con Lélia, se volvió un apasionado defensor de la naturaleza y emprendió una significativa acción en restauración ambiental.
La acción
El Instituto Terra se fundó con una misión urgente: crear e implementar un modelo de reforestación que se puede replicar y que iría de la mano con programas educativo y compromiso comunitario.
El instituto, que ahora preside Juliano Ribeiro Salgado, hijo de Sebastião, alberga a estudiantes, investigadores y visitantes, y ofrece visitas guiadas, talleres educativos y capacitación práctica en técnicas de reforestación, como se menciona en una página de Google Arte y Cultura al respecto.
Sebastião y Lélia han sido testigos de las consecuencias a largo plazo de la deforestación y la explotación sostenible de los recursos naturales mientras viajan por el mundo. Tras presenciar el genocidio en Ruanda y la guerra de Yugoslavia en la década de 1990, Salgado empezó a sentir “ vergüenza de pertenecer a la especie humana.”
Luego regresó a la granja familia de su niñez, la hacienda Bulcão, donde encontró un paisaje estéril y enfermo. Históricamente, su estado natal, Minas Gerais, en el sureste de Brasil, es conocido por sus sitios mineros y otras explotaciones de la tierra.
Entre otras cosas, el impacto incluye grave erosión de la tierra y cada vez más escasez de agua, como se destaca en un video de TV Câmara, en el que Sebastião y Lélia hablan sobre el trabajo de Terra. Al ver el daño de cerca y sus grandes consecuencias, decidieron actuar.
En una entrevista con el programa brasileño de televisión Globo Repórter, Salgado dijo:
Cuando empecé aquí, me enfermé por los duros reportajes que hice en África. Mi cuerpo estaba muriendo y esta tierra me sanó. Es algo que te da una placer de lavar el alma.
Entonces, transformaron la propiedad en una reserva privada de legado natural ( RPPN en portugués). La reforestación empezó en 1999 con ayuda de la comunidad local: la primera plantación se hizo con ayuda de estudiantes de la ciudad de Aimorés.

Vista de la granja de Bulcão después de algunos años con el proyecto de reforestación. Foto de Sebastião Salgado, usada con autorización.
Terra doce: tierra dulce
Una de las iniciativas recientes más significativas de Instituto Terra es el programa Terra Doce, que promueve cultivos de cacao y café en una simbiosis de nativos y árboles frutales, que impulsa la biodiversidad y ayuda con la resiliencia de los recursos de tierra y el agua.
Según el instituto, el programa está diseñado para ayudar a los productores locales pequeños y medianos en la cuenca del río Doce, alienta la adopción de sistemas de agrosilvicultura, que crea oportunidades económicas para las comunidades locales.
El programa está actualmente en su primera fase, que está proyectado para cinco años, y busca recuperar ecológicamente 4200 manantiales naturales con la plantación de dos millones de árboles a través de la agrosilvicultura.
Terra también busca convertir el programa en un modelo que se puede replicar para restauración ambiental y resiliencia climática, con el potencial de ayudar a reestablecer el equilibrio ecológico en otras partes de Brasil que sufre de escasez de agua y prolongadas sequías.

Vista aérea de la tierra reforestada de Instituto Terra. Foto de Leonardo Merçon, usada con autorización.
Un piloto para el mundo
Salgado era un abierto crítico de la relación extractiva de la humanidad con el ambiente. En entrevistas, enfatizaba no solo le necesidad de dar a conocer, sino también tomar acción significativamente hacia el cambio.
El instituto da gran importancia a difundir conocimiento para promover una cultura de conciencia ambiental, según Thaís Moraes, coordinadora pedagógica del programa Terrinhas (tierritas). En una publicación de LinkedIn, define el propósito del proyecto como “integrar la dimensión socioambiental en educación, para dar forma a ciudadanos más conscientes y comprometidos en su relación con el ambiente».
“Es un modelo, un piloto para Brasil, y diría que hasta podría ser un piloto para el mundo. Lo que hicimos en Instituto Terra se tiene que hacer en todo Brasil”, dijo Salgado a TV Globo en 2021.
El proyecto Terrinhas llegó a más de 80.000 niños y maestros de escuelas públicas en municipalidades alrededor de Aimorés. Solo en 2024, 560 estudiantes participaron en un curso de siete meses que combina componentes teóricos y prácticos.
Impacto de Terra
Juliano Salgado dijo al sitio web de Globo Rural que su objetivo es transformar una región de 85.000 kilómetros cuadrados con un cambio de mentalidad y crear una nueva cadena de producción de productos agrícolas que resultan de la reforestación. Se prevé que esta transformación impulse significativamente el PIB.
Además, a medida que la selva atlántica se regenera, la vida silvestre nativa regresa, lo que acelera la recuperación del ecosistema natural e impulsa la biodiversidad.
Al integrar la restauración ecológica con fortalecimiento comunitarios, el instituto también desea redefinir la identidad cultural de la región en torno a la protección ambiental. Márcio Lima, productor rural local, dijo en un video:
El manantial que estamos protegiendo hoy existe desde 1961 y nutre con agua a toda mi familia. […] Esperamos que esa agua nunca se seque y que la reforestación va a ayudar con eso, eso va a mantener la propiedad viable.
En una entrevista con Salgado en una actividad llamada Sempre um Papo (Siempre una charla), Lélia Wanick echó un vistazo al trabajo con Terra:
Al comienzo, fue muy triste ver una tierra completamente degradada, un arroyo seco, árboles sin pajaritos, ni animales. (…) Hoy, tenemos un bosque al que llamo ‘bosque hijo’, porque las copas de los árboles aún están madurando. Los animales volvieron, pájaros, insectos, mamíferos (…). Ahora, cuando vemos ese bosque, quienes llegan no tienen idea que todo eso fue otra cosa antes.
Traducido (Español) por Gabriela García Calderón Orbe
Fuente: Global Voices