Desafíos y estrategias para confrontar el modelo de agronegocio desde la organización campesina

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#Biodiversidad104 | Para nosotros, como instancia de coordinación latinoamericana de organizaciones del campo, es de gran importancia compartir las luchas que venimos dando a lo largo de nuestra existencia para enfrentar y resistir el embate del capital financiero internacional y su intención de implantar su modelo de agronegocio. Empecemos por lo que somos y lo que hemos construido en colectivo en un proceso orgánico de debate, estudio y acciones movilizadoras.

Son varios los momentos históricos que hemos tenido en nuestras luchas: primero la campaña de “500 años de Lucha y Resistencia del Movimiento Campesino Indígena y afro en América Latina”; después los tres encuentros, en Colombia, Guatemala y en Nicaragua, muy importantes para enrutar acciones que enfrentaran a las corporaciones multi y transnacionales. Otro espacio importante ocurrió con las movilizaciones del Foro de Sao Paulo y en Río + 20. También la lucha en la FAO para que los alimentos no sean vistos como mercancía: elementos con los que planteamos nuestra posición contra la OMC. Estos escenarios nos posicionan en confrontación constante ante el agronegocio.

“La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina), es una instancia de articulación continental con 16 años de compromiso constante con la lucha social que representa a movimientos campesinos, de trabajadores y trabajadoras, indígenas y afrodescendientes de toda América Latina. Al presente, contamos con 85 organizaciones en 21 países de América Latina y el Caribe que constituyen una fuerza social movilizadora presente en todos los espacios, que ofrece propuestas alternativas a nivel de nuestro continente”. La CLOC es la aliada directa de la Vía Campesina Internacional en nuestro continente para (con nuestros temas de trabajo, nuestros ejes, acciones y espacios de articulación y movilización) luchar contra el sistema patriarcal y capitalista que con el modelo del agronegocio destruye la vida de campesinos y campesinas.

Se constituyó formalmente en el congreso de Lima, Perú, del 21 al 25 de febrero de 1994, con la participación de varias organizaciones a nivel continental. Ese año, 1994, fue emblemático para los movimientos populares de la región, por los signos de reactivación de las luchas sociales, sobre todo en el campo, contra las políticas neoliberales. Se inicia con el levantamiento zapatista en Chiapas, México, y luego registró el segundo levantamiento indígena en Ecuador, las marchas de los cocaleros en Bolivia, las movilizaciones por la reforma agraria en Paraguay, Guatemala y Brasil. (CLOC 2020)

Aunque el nacimiento de la CLOC se registra por esas fechas, la lucha y articulación para constituirse comienza años atrás buscando consolidar espacios autónomos. Ese impulso fue potenciado por la Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular (1989-1992), convocada por organizaciones campesino-indígenas de la Región Andina y el Movimiento Sin Tierra (MST) del Brasil, que en un momento de enorme adversidad para las organizaciones populares no sólo permitió abrir una trinchera de resistencia, sino que terminó siendo un laboratorio para formular planteamientos políticos y organizativos ante los nuevos tiempos. (CLOC 2010)

El surgimiento de la CLOC en esos momentos históricos estuvo muy orientado a las acciones de resistencia y lucha frente a los efectos adversos que estaba generando la implantación de políticas neoliberales con el agronegocio. En 2019, Nury Martínez, de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria (Fensuagro) de Colombia menciona en un documento que la CLOC desde sus inicios lucha por la tierra y por una reforma agraria integral y popular. Se incorpora la soberanía alimentaria, que plantea el acceso a los alimentos como derecho de la humanidad y que la tierra y el agua esté en manos de quienes alimentan a los pueblos. Nury Martínez enfatiza la importancia de reflexionar cómo aplicamos la reforma agraria y la soberanía alimentaria desde nuestros territorios.

En este ejercicio vemos que aunque emprendemos acciones de reforma agraria y de construcción de soberanía alimentaria, el agronegocio (producto de una lógica capitalista de funcionamiento) condiciona la producción agrícola a una economía corporativa centralizada que obliga a generar acciones extractivistas insostenibles. Esto, busca condicionar a la sociedad en general a patrones de consumo y altos niveles de dependencia que generan nuevas formas de esclavitud que enriquecen a pocos y empobrecen a muchos con la falsa idea de comprar la felicidad. Este modus operandi afecta a las organizaciones rurales, quienes han construido durante mucho tiempo las bases de la sociedad a partir de la agricultura.

Identificamos que son sistémicos los atropellos a la población campesina latinoamericana. Parecen salidos de una fábrica con su lógica de estandarizar la producción, pues se evidencia la aplicación de los mismos procedimientos en distintos países. Parten de la implantación de políticas neoliberales que favorecen a multi y transnacionales y generan oligopolios dentro del mercado globalizante. Así ha venido siendo la implantación de los Tratados de Libre Comercio, las normativas para controlar las semillas y la biodiversidad.

La imposición de las políticas neoliberales genera las condiciones ideales para implantar el agronegocio y aplicar su paquete tecnológico estandarizado: asistencia técnica con servicios de extensión para el monocultivo, agrotóxicos, transgénicos, mecanización automatizada (agricultura sin agricultores), canales de distribución basados en la exportación de la producción bajo estándares de calidad efímeros, planes de financiamiento que endeudan a las comunidades campesinas y cuyo propósito es generar recursos pa

Otra situación es que el agronegocio viene acompañado de privatización de la educación y de la salud. En la mayoría de los países esto ha dejado de ser un derecho para pasar a ser un servicio que presta una entidad corporativa. En el caso de la educación en zonas rurales, la orientación u objetividad se encuentra descontextualizada, no se adapta a las necesidades o condiciones que tienen campesinos y campesinas en los distintos territorios.ra los bancos y no mejorar la calidad de vida para el campesinado. Éstos son factores que afectan las economías campesinas sustentables, trayendo como consecuencia un proceso de descampesinización, acaparamiento de tierras, pobreza, desnutrición, aumento de suicidios en el campo a causa del endeudamiento, persecución o desaparición de líderes sociales, migración de poblaciones rurales a la ciudad, pérdida de la biodiversidad, desequilibrio ambiental con la destrucción de agroecosistemas, calentamiento global entre otros problemas.

Ante este listado de efectos adversos de la economía actual, como CLOC consideramos la necesidad de seguir fortaleciendo la organización campesina desde de los procesos de formación popular constante y el desarrollo de estrategias de comunicación. A partir de campañas movilizadoras para enfrentar al agronegocio, contrarrestar la privatización de las semillas, no permitir los transgénicos ni el uso de agrotóxicos, y frenar las concesiones minero-energéticas que invaden nuestros territorios. Queremos avanzar hacia territorios libres de capital financiero, donde la producción agroecológica forje la soberanía alimentaria respetando a la Pachamama.

Es importante seguir empujando los procesos de reforma agraria, la soberanía alimentaria, la defensa de los derechos humanos, la protección y preservación campesina de la biodiversidad y recursos naturales, la masificación de una agricultura sustentable a partir de la agroecología, la lucha contra el sistema patriarcal que impone la división y valorización sexual del trabajo, la participación de la juventud en los diferentes espacios.

En el plano específico, como CLOC se vienen trazando estrategias para que el campesinado latinoamericano tenga condiciones de reconocimiento legal, por ello hemos acompañado la Declaración de los Derechos Campesinos. Diego Montón, integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), en nuestro último congreso, expresó que el documento reconoce el rol que tienen campesinas y campesinos en la producción de alimentos saludables y en la promoción de un desarrollo sustentable y la importancia de la agroecología para hacer frente a la crisis alimentaria. Allí se incorporan derechos colectivos sobre la semilla, la tierra, el uso comunitario de la tierra, el proceso de gestión de bienes comunes. El documento llama a garantizar una vida digna para campesinas y campesinos a partir de la garantía de un comercio justo.

Otras acciones que promovemos contra el agronegocio son el impulso de la Campaña de Semillas Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad; campañas contra los agrotóxicos; campañas para que la OMC salga de la agricultura; la Campaña de los 500 Años de Resistencia, Campesina, Indígena Negra y Popular, y; la campaña ¡Basta de Violencia contra las Mujeres! Estas estrategias han permitido la articulación y la concientización de la sociedad en general. Todos los 17 de abril conmemoramos el Día Internacional de las Luchas Campesinas, que nos permite recordar a personas que sacrificaon su vida para evitar el avance de las corporaciones con el agronegocio.

Esta dinámica nos obliga a mantener los ojos bien abiertos y a analizar de manera constante la coyuntura; ahora enfrentamos la pandemia y vemos el fracaso del sistema al no poder garantizar alimentos a la población en momentos críticos.

¡En tiempos de pandemia campesin@s unid@s alimentamos a los pueblos!Por ello, en el Comunicado de CLOC sobre la Pandemia, 2020,se afirma:“Llamamos a la solidaridad internacional frente a la pandemia mundial que vivimos en este momento. Con el avance del Covid-19 (coronavirus), la crisis epidemiológica dejó al descubierto la ausencia de políticas públicas de salud. El capitalismo está de rodillas frente a la privatización de los servicios médicos y al uso desenfrenado de las redes sociales que emiten noticias falsas para sembrar el pánico”.

Para enfrentar la crisis, los gobiernos deberían plantearse como una de sus políticas prioritarias las reformas agrarias necesarias para garantizar las condiciones que le permitirán al campesinado ir consolidando la soberanía alimentaria de cada país; con ello existiría una garantía de alimentos.

Preocupa que con el Covid-19 los gobiernos mantengan olvidadas a las poblaciones rurales y los programas de educación se frenen para los niños y niñas campesinos, pues no poseen las condiciones materiales para acceder a la educación virtual que se está promoviendo.

Sin duda atravesamos momentos históricos. El campesinado viene adquiriendo importancia y ya se vislumbra el papel fundamental que cumplimos en la producción de alimentos y en la resiliencia frente a adversidades. Por tal motivo nos desafiamos en la necesidad de seguir construyendo un modelo económico basado en la autodeterminación de los pueblos. Para ello es fundamental seguir sembrando la semillita que nos permita cosechar la unidad en medio de la diversidad que tiene nuestro pueblo latinoamericano. A partir de esto continuar con la movilización que garantice acumular fuerzas en contra del agronegocio.

Otro de los desafíos importantes como campesinas y campesinos que producimos alimentos saludables es seguir promoviendo desde nuestro quehacer un modelo de desarrollo sustentable, palpable, que demuestre que la agroecología es capaz de hacer frente a la crisis alimentaria.

Trabajar sobre estos desafíos, menciona Seibert en 2019, nos permitirá seguir construyendo y materializando soluciones locales, regionales e internacionales, apropiarse de los conocimientos y el dominio de los nuevos métodos de la comunicación social, la solidaridad entre los pueblos y la unidad.

Consideramos importante transmitir a las organizaciones aliadas y a la población en general la necesidad de seguir analizando en conjunto los factores que condicionan nuestro accionar y nos atan a la lógica de mercado. Por ello compartimos una de las construcciones teóricas de uno de nuestros compañeros de organización, Raúl Krauser, quien en 2012 escribió: “Debemos saber lo que se conoce como la ‘maldición de la estrategia’, es decir que si tú no tienes una estrategia política, no te preocupes, serás parte de la estrategia de otro”.

La estrategia que hemos trabajado hasta hoy es la denuncia permanente de los atropellos que ha cometido el agronegocio contra las diferentes formas de concepción de la vida en el campo y en paralelo concretar acciones de organización, formación y movilización que se ven reflejadas en un proceso en movimiento constante. Así logramos labrar la tierra, sembrar, cosechar, debatir, teorizar, replantear el quehacer frente a los escenarios que se presentan. El tiempo parece relativo cuando se logran varias acciones de manera planificada.

Krauser menciona que “si tenemos un campesinado fuerte, tendremos posibilidad de producir alimentos en cantidad y calidad para todos, manejando el carbono, enfriando el planeta y generando empleo y desarrollo económico genuino también en las ciudades”.

Raúl Krauser, del MPA, hace esta reflexión final importante para enfrentar el agronegocio:

“Cuando un campesino siembra una semilla de maíz criollo es una lucha contra la transnacional, concreta. En Rio Grande do Sul, 300 mil kilos de alimentos al mes producidos por nosotros van a los barrios pobres de la ciudad, otro tanto en Espíritu Santo, en Bahía, beneficiando miel, etcétera. No podemos esperar a cambiar la sociedad para hacer nuestras propuestas, tenemos que demostrar que es posible ir construyendo lo nuevo mientras intentamos superar lo viejo”. 

Referencias:

1. CLOC-Vía Campesina, “La Vía Campesina llama a intensificar la lucha contra el agronegocio, unidxs por la soberanía alimentaria”, 26 de julio de 2017. http://www.cloc-viacampesina.net/noticias/la-campesina-llama-intensificar-la-lucha-contra-el-agronegocio-unidxs-por-la-soberania

2. “Campesinos luchan por la justicia: casos de violaciones de los derechos humanos de los campesinos”, 28 de junio de 2017.

3. Comunicado CLOC-Vía Campesina, Los desafíos durante y después de la 3. pandemia, 3 de abril de 2020

4. www.cloc-viacampesina.net/institucional/quienes-somos

5. Diego Montón, declaración de los derechos campesinos surge de las luchas de la Vía Campesina, 30/06/2019. http://www.cloc-viacampesina.net/articulos-vii-congreso/declaracion-de-los-derechos-campesinos-surge-de-las-luchas-de-la-campesina

6. Raúl Krauser, Producir enfrentando al agro-negocio es posible. CLOC-Vía Campesina, 26 de abril de 2012. https://viacampesina.org/es/brasil-producir-enfrentando-al-agronegocio-es-posible/

7. Nula Faria, “El debate sobre la opresión de las mujeres y el concepto de género”, 29 de agosto de 2012 http://www.cloc-viacampesina.net/mujeres/el-debate-sobre-la-opresion-de-las-mujeres-y-el-concepto-de-genero

8. Nury Martínez, Reforma agraria, unidad y socialismo, ejes principales del VII Congreso, 30 de junio de 2019 http://www.cloc-viacampesina.net/articulos-vii-congreso/reforma-agraria-unidad-y-socialismo-ejes-principales-del-vii-congreso

9. Iridiani Seibert, Coyuntura internacional —“El capitalismo está en su fase transnacional más elevada” 29 de junio de 2019. http://www.cloc-viacampesina.net/articulos-vii-congreso/coyuntura-internacional-el-capitalismo-esta-en-su-fase-transnacional-mas

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Fuente: Biodiversidad, sustento y culturas #104

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Movimientos campesinos

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