Deuda y conservación en el mar: el capitalismo se pinta de azul

Idioma Español
País Ecuador

"Los bonos son instrumentos de deuda emitidos por gobiernos, bancos de desarrollo y otras entidades, para recaudar capital entre inversionistas. Los bonos azules se relacionan especialmente con inversiones en proyectos en zonas marino-costeros y ecosistemas oceánicos. Azulando los negocios, los bonos azules pueden incluir inversiones que van desde la construcción de puertos, el masivo transporte marítimo de mercancías, el establecimiento de grandes cadenas turísticas, explotación minera y petrolera en los fondos marinos, expansión de energía eólica offshore o, el control de ecosistemas marino-costeros y, en menor medida, pero no menos grave, la compraventa de servicios ambientales amparados en el discurso de la conservación y el desarrollo sostenible".

El 14 de enero de 2022, mediante Decreto Ejecutivo No. 391, el presidente Guillermo Lasso dispuso a la Autoridad Ambiental declarar la “Reserva Marina Hermandad” (RMH) [i] como una nueva área protegida dentro de la Zona Económica Exclusiva Insular, ubicada al noroeste de la actual Reserva Marina de Galápagos. La RMH tendrá una superficie de 60.000 km² de los cuales, 30.000 km² serán zona de no actividad pesquera y otros 30.000 km² en donde se la permite, excepto aquella con el sistema de palangre [ii]. Así, el área de protección marina de Galápagos alcanzará un total de 193 000 km².

Los océanos albergan el 70% de la biodiversidad planetaria y son claves en el equilibrio climático mundial, pero están sufriendo un grave deterioro por el colapso de las pesquerías (controladas en un 70% por las grandes flotas), y porque se han convertido en el sumidero del mundo [iii]. Además, el 70% de los desechos mundiales van al mar sin ningún tratamiento, y al menos el 30% del CO2 emitido a la atmósfera es absorbido por los océanos, lo que está acidificándole. Debido al calentamiento global, el constante aumento de las temperaturas marinas está afectando los arrecifes de coral y a miles de otras especies. Todo esto impacta al 60% de la población mundial que vive en las costas, con cientos de millones de personas que dependen del mar para su supervivencia [iv].

El deterioro de los océanos es parte de las crisis ecológica, económica, social y climática, que son consecuencia del capitalismo extractivista, colonial y patriarcal, basado en el endeudamiento especulativo e ilegítimo y en el creciente poder financiero sobre la vida de los pueblos y de la naturaleza. A pesar de lo que esto significa, las crisis ambientales, sociales y de la propia deuda son vistas como una oportunidad de negocios por los organismos de crédito, las empresas transnacionales y las organizaciones internacionales de conservación [v] a través de nuevos productos financieros como los bonos verdes, y ahora los bonos azules.

Los bonos son instrumentos de deuda emitidos por gobiernos, bancos de desarrollo y otras entidades, para recaudar capital entre inversionistas. Los bonos azules se relacionan especialmente con inversiones en proyectos en zonas marino-costeros y ecosistemas oceánicos. Azulando los negocios, los bonos azules pueden incluir inversiones que van desde la construcción de puertos, el masivo transporte marítimo de mercancías, el establecimiento de grandes cadenas turísticas, explotación minera y petrolera en los fondos marinos, expansión de energía eólica offshore o, el control de ecosistemas marino-costeros y, en menor medida, pero no menos grave, la compraventa de servicios ambientales amparados en el discurso de la conservación y el desarrollo sostenible. Por eso podemos afirmar que los bonos azules -y los verdes- no tienen nada que ver con cuidar los océanos o salvar el planeta, pues son meros instrumentos financieros que inclusive pueden ser usados en transacciones de permisos para contaminar o en la compraventa de derechos para causar pérdida de biodiversidad.

Además, al ser los bonos azules un instrumento de deuda, el dinero debe devolverse a los acreedores, por ejemplo, a través de gobiernos que desean monetizar sus “activos marinos y del uso de instrumentos financieros normales para apalancar estos activos, con el fin de obtener capital a corto y mediano plazo” [vi], como lo señala sin tapujos Oceans Finance Company, entidad involucrada en el canje de deuda de Galápagos.

Este canje se enmarca en la misma lógica capitalista, y podría venir acompañado de otras amenazas. Por ejemplo, el involucramiento del gobierno de los Estados Unidos a través de la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (DFC) [vii]; entidad con la que el gobierno ecuatoriano ya firmó un acuerdo a inicios del 2021 para un crédito de hasta 3.500 millones [viii]. Este préstamo está atado al avance de políticas neoliberales como la privatización de CNT y otros sectores como el eléctrico y el petrolero. A esto se suma el permiso entregado al ejército de Estados Unidos en 2019 para que utilice el aeropuerto de San Cristóbal en Galápagos con fines de “permanencia, reabastecimiento y facilidades de interceptación”, según el ministro de defensa de ese entonces, para quien Galápagos no es más que “un portaviones natural” [ix]

Este canje de deuda perenniza la situación de endeudamiento del país, y no garantiza la protección de Galápagos. La reconversión de deuda a bonos azules favorecerá a los acreedores, que verán revalorizarse sus papeles de deuda al valor nominal, y en consecuencia los ecuatorianos y ecuatorianas seguiremos pagando el capital y los intereses de la totalidad de estos bonos. Por otro lado, la emisión de bonos azules busca seguir incorporando a los océanos en los mercados financieros y encontrar fuentes de nuevos negocios.

Urge un debate amplio sobre este atentado a la soberanía del Ecuador.

28 de enero de 2022

REFERENCIAS:

[i] En Costa Rica, el 26 de enero de 2022, se acaba de aprobar publicar en la Gaceta oficial, el Decreto Ejecutivo 43368-MINAE que “Amplía los límites del Parque Nacional Isla del Coco” frontera de la nueva área marina de Galápagos.  https://www.imprentanacional.go.cr/gaceta/

[ii] El palangre es una forma de pesca que se utiliza para capturar atún y pez espada, pero también provoca miles de capturas de otras especies marinas.

[iii] Acción Ecológica opina. Serie: ¡Y dale con la economía verde! – No. 3: ¿Canje de deuda por océanos?  https://www.accionecologica.org/no-3-canje-de-deuda-por-oceanos / Junio, 2021

[iv] Cárdenas J.C. (2013). Saqueo del Mar: la última frontera. Importancia de los ecosistemas marino-costeros. Ecocéanos – IEETM.

[v] BM, BID, CAF, Banco Nórdico de Inversiones, Banco Asiático de Desarrollo, Banco Holandés de Desarrollo, Credit Suisse, Morgan Stanley; la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (DFC) de Estados Unidos; transnacionales pesqueras como Mowi y Grieg Seafood, y transnacionales de la conservación como CI, TNC y WWF y muchos más, están negociando con bonos verdes y azules.

[vi] Oceans Finance Company.  https://oceansfc.com/about/

[vii] U.S. International Development Finance Corporation.  https://www.dfc.gov/

[viii] Ecuador firma acuerdo con DFC para crédito por USD 3.500 millones. Nota actualizada el 15 de enero.  https://www.primicias.ec/noticias/economia/ecuador-credito-estados-unidos-monetizacion-activos/

[ix] Declaraciones de Oswaldo Jarrín, exMinistro de Defensa, ante la Asamblea Nacional. 2019.

Fuente: Acción Ecológica

Temas: Economía verde

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