La historia que cultivo

Comunicación en defensa de la agrobiodiversidad

Cada historia es una semilla y cada semilla tiene una historia. ¿Qué semilla siembras? ¿Qué historia cultivas? A partir de estas preguntas, el Premio #LaHistoriaQueCultivo, concebido por el Grupo de Trabajo (GT) Biodiversidad de la Articulación Nacional de Agroecología (ANA), se dirigió a quienes desarrollan acciones y multiplican conocimientos sobre la recuperación, la conservación y el uso de la agrobiodiversidad en Brasil. El concurso incentivó a guardianas y guardianes de semillas a contar sus historias en videos caseros de hasta cinco minutos, grabados con un celular o cámara. Pese al escenario pandémico, con tanto dolor y muerte, la iniciativa se extendió por todo el país y recogió informes de esperanza.

- Foto de Andrés Pasquis

Emília Alves Manduca (in memoriam) dio su rostro a la primera edición del Premio. La guardiana de semillas criollas en Mato Grosso, provincia de la región central de Brasil, falleció mientras se desarrollaba la iniciativa. Su inspiradora trayectoria necesitaba ser más reconocida, así como las de otras guardianas y otros guardianes de semillas.* El Premio le rindió este homenaje y estimuló la narración de historias por parte de quienes las experimentan directamente, poniendo en primer plano las voces y rostros de agricultoras y agricultores familiares, de indígenas, quilombolas, entre otros pueblos y comunidades tradicionales.

Recibimos 115 videos. Son historias de resistencia a las amenazas del agronegocio, como la contaminación de semillas, plantones y alimentos por transgénicos y agrotóxicos o pérdidas por incendios y deforestaciones. En menos de dos meses tras el inicio de las inscripciones, nos llegaron relatos de todas las regiones del país: 33 del Nordeste; 33 del Sureste; 18 del Norte; 17 del Sur; y 14 del Centro-Oeste. Más que compartir informaciones sobre cómo preservar la naturaleza, los videos demuestran que los humanos somos parte de ella. Muchas historias evidencian que los modos de vida retratados, con diferentes estrategias para cuidar el patrimonio genético alimentario, los territorios, las aguas, el cultivo de alimentos reales, son fundamentales para la supervivencia de toda la sociedad.

Contexto adverso

El Premio se lanzó en medio de un contexto político de extremo retroceso en el país. Brasil sufre los impactos de un proyecto de muerte llevado a cabo por un gobierno de ultraderecha que, mientras la población se encorvaba ante un virus mortal, defendió el “paso del ganado”. La agroecología, realizada fundamentalmente en los territorios por sus sujetos, y por varios otros sectores, fue impactada por la pandemia, situación que se sumó a la reducción de las políticas públicas para la lucha contra el hambre y la búsqueda de la soberanía y la seguridad alimentaria y nutricional, además de la creciente criminalización de los movimientos sociales.

Con dimensiones continentales y alrededor del 25% de la biodiversidad del planeta, Brasil también ha sufrido, año tras año, los ataques al medio ambiente. Esta realidad provoca la pérdida de miles de especies de plantas, alimentos, animales y microorganismos. Ante este escenario, el Premio tuvo como objetivo resaltar que los modos de vida de las guardianas y los guardianes de toda esta riqueza natural y cultural también están en riesgo.

Con el aislamiento social provocado por la pandemia, la vía de difusión de la iniciativa se dio sobre todo en internet. Aquí existe otra desigualdad más: casi 30% de los hogares en Brasil no tienen acceso a la red, según la encuesta “Tecnologías de la información y la comunicación (TIC) Domicilios 2019”. A pesar del aumento de usuarias y usuarios en los últimos años, 47 millones de personas siguen desconectadas. Sin embargo, por primera vez, más de la mitad de las personas en las zonas rurales informaron tener acceso a internet, y 74% usan sus teléfonos celulares.

Apostamos por las redes sociales y difundimos contenidos sobre el Premio en grupos de discusión. Además de textos breves, produjimos imágenes y spots de audio, que también se transmitieron por estaciones de radio comunitarias y medios de comunicación colaboradores. Si bien el acceso a internet ha aumentado en el país, destacamos que el enraizamiento del Premio se hizo posible debido a la colaboración de redes, organizaciones, movimientos sociales y colectivos que se articulan en la ANA. Aunque sus actividades de campo estuvieran suspendidas por la pandemia, las entidades contribuyeron para que la propuesta del Premio llegara a guardianas y guardianes de semillas.

Selección de semillas

Al finalizar el periodo de inscripción, el GT Biodiversidad de la ANA contó con el apoyo de una comisión de personas ligadas a la agroecología, la cultura y la comunicación. Esta comisión se ocupó detenidamente de los videos e hizo su selección, al igual que guardianas y guardianes seleccionan sus semillas. La comisión destacó el compromiso de quienes participaron en el Premio de mostrar la agroecología a más personas, con discursos espontáneos sobre sus vidas. Profundamente implicados en todo lo que dicen y hacen, las y los protagonistas de las historias demostraron su potencial para multiplicar conocimientos y prácticas en defensa de la agrobiodiversidad.

Cinco historias, una de cada región de Brasil, fueron las que más repercusión tuvieron. Sus autoras y autores participarán en intercambios agroecológicos que, debido a la pandemia, ocurrirán cuando existan condiciones sanitarias adecuadas para realizar viajes y desplazamientos. La propuesta es conectar experiencias, promoviendo “diálogos y convergencias”. También se eligieron 15 videos en la categoría “historias locales”, que están en edición. A partir de las historias ganadoras, también se está preparando una “historia colectiva”, que reunirá extractos de los relatos seleccionados, trayendo una vista panorámica de la defensa del patrimonio genético alimentario y la biodiversidad en Brasil desde sus pueblos. A pesar de que se trata de un concurso, consideramos que todas las historias recibidas merecen este premio. Por ello, emitimos menciones honoríficas y certificados de participación.

Cultivos siguientes

Estamos planificando varias acciones que puedan desarrollarse a partir del Premio. La primera fue reconocer el valor de las contribuciones recibidas. Es necesario sembrar los videos, ya que uno de los objetivos del Premio es estimular la comunicación popular entre los grupos que viven la agroecología. La comunicación es uno de los frentes de actuación de la ANA, que busca dar visibilidad a la agricultura familiar y las propuestas defendidas por el campo agroecológico en Brasil.

El principal reto es convertir toda la producción recibida en un instrumento de debate crítico. Es importante llevar los videos a los diversos movimientos sociales, las escuelas, las iglesias, las asociaciones, los territorios agroecológicos, mostrando a un público más amplio que está en marcha un modelo de agricultura que, además de producir alimentos, preserva la vida, la salud y la biodiversidad.

¿Saben esa tradición que pasa de generación en generación? ¿Y ese hecho reciente que ahora es parte de una larga trayectoria de lucha? ¿O aquella remembranza que brotó durante el almuerzo hecho con alimentos del huerto en el patio? ¿O incluso una solución colectiva surgida de una conversa a la sombra de un árbol, de vuelta a la asociación?

¡Son momentos cotidianos que reúnen conocimientos y recuerdos del movimiento agroecológico! Por ello, estimulamos a guardianas y guardianes de semillas a contar esas historias. Conoce los vídeos ganadores por región:

* La historia ganadora por la región Norte es de Francisco Edivaldo Mendes Pinheiro, del Quilombo de Pedras Negras, de São Francisco de Guaporé, en Rondonia. Francisco comparte saberes sobre el trabajo con la castaña.

* Maria do Socorro Cavalcante, de Boqueirão, Paraíba, contó la historia ganadora por la región noreste. “Cuando me casé recibí una gallina dorada de mi madre. Hasta el día de hoy tengo de su descendencia en mi rebaño”, relata.

* Una familia indígena contó la historia ganadora por la región Sur. “Llevo en mi historia la fuerza para resistir y proteger las semillas originales de nuestros antepasados”, dice Sebastião Mário Alves, de la Tierra Indígena Pinhalzinho, en Tomazina, Paraná.

* La historia ganadora para la región Sudeste nos llegó de Guapimirim, Río de Janeiro, y presenta conocimientos sobre semillas criollas y plantaciones agroforestales. “La naturaleza nos enseña”, dice la agricultora Neuza Benevides.

* La historia de la Red de Intercambio de Semillas Criollas de Mato Grosso fue la ganadora para la región Centro-Oeste. Agricultoras del Grupo de Intercambio en Agroecología (Gias) hablan sobre el papel de las mujeres en la conservación de la agrobiodiversidad.

Emília Alves Manduca: animadora de semillas y luchas

El 15 de octubre de 1956 nace en Paraíso do Norte, Paraná, región Sur de Brasil Emília Alves Manduca. El 17 de marzo de 1997, es la fecha registrada en uno de sus poemas como un “nuevo nacimiento”. “Entre dos muros de piedra, con luces de camión y pequeñas ampolletas en mis manos, empecé a encontrar mi dignidad”, escribió Emília sobre el momento en que, al amanecer, durante una ocupación de una finca improductiva, “nacía en las bases del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST)”. El episodio tuvo lugar en Mirassol D’Oeste, en Mato Grosso, región central del país, donde Emília cultivaría la historia de su vida. Mujer negra, madre de cuatro hijos, abuela de tres nietos, activista de muchas banderas, Emília falleció el 1 de septiembre de 2020, víctima de complicaciones pulmonares.

El legado que dejó es fantástico. La ocupación en la que participó en la década de 1990 se transformaría, tras años de lucha, en el Asentamiento Roseli Nunes, donde sembró, junto a sus compañeras y compañeros, varias movilizaciones por los derechos de los pueblos. En el primer asentamiento en el que participó surgió la práctica de recolectar semillas de hortalizas, arroz, frijoles, maíz, entre otros. Pero, en ese momento, la gente todavía no sabía cómo diferenciar entre semillas nativas, híbridas o transgénicas. Emília nos cuenta que, con el tiempo, se fue “educando en agroecología”, hasta convertirse en una “animadora de semillas nativas”. Y con cada semilla que catalogaba, almacenaba e intercambiaba en las distintas ferias y encuentros agroecológicos, también sembraba sabiduría, con ideas y acciones en defensa de la agrobiodiversidad.

Emília izó la bandera de la reforma agraria, la lucha contra los agrotóxicos, en defensa del agua, la educación en el campo, los derechos de la mujer, el cooperativismo, entre otros. Incluso después de conquistar legalmente su pedazo de tierra en 2002, continuó viviendo “de campamento en campamento, de desalojo en desalojo”. Decía que ya tenía “tierra y pan”, pero que siempre permanecería sin tierra mientras viviera. “Estamos aquí para que toda esta gente tenga su propia tierra. Mientras las injusticias estén por encima de los trabajadores y la vida, seguiré luchando”, afirmaba. Y así lo hizo. Formó parte del MST, el Grupo de Intercambio de Agroecología (Gias), la Asociación Regional de Productores Agroecológicos (ARPA), la Cooperativa de Producción Agroecológica de la Región Suroeste del Estado de Mato Grosso, el Grupo de Mujeres Productoras de Cerveza Artesana Crioula, entre otros.

Doña Emília, o simplemente Mimi, estuvo presente rompiendo cercas con rebeldía. Estuvo presente en la construcción de barracas y en las cocinas de los asentamientos. Estuvo presente en la formación de nuevos militantes, en asambleas y protestas. Estuvo presente en las cirandas, cuidando a los niños. Contribuyó a crear formas de viabilizar la educación de jóvenes y adultos en el campo. En los momentos de desalojo, cuando la hambruna amenazaba su pueblo, recolectaba alimentos producidos en los asentamientos vecinos y les entregaba “comida, coraje y esperanza”. Mimi estuvo y siempre estará presente. Tus sueños también son nuestros sueños.

Por ello, en agradecimiento, el GT de Biodiversidad de ANA le rindió homenaje por medio del Premio #LaHistoriaQueCultivo. El premio reunió más de 115 videos que revelan diversas caras de la agroecología en Brasil. 

Traducción: Teresa Mhereb

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Fuente: Revista Biodiversidad, sustento y culturas #109

Temas: Agricultura campesina y prácticas tradicionales, Semillas

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