Las luchas antisistémicas y sus distintas etapas
La colaboración interdisciplinaria es la base para soluciones innovadoras y efectivas en un mundo complejo.

1.
Algunos han afirmado que el fin del mundo es más probable que el fin del capitalismo. Esta afirmación, por irónica que parezca, revela la genialidad del capitalismo. Se afianzó en Occidente y se impuso en todo el mundo, incluso en la propia China.
Su objetivo es la acumulación ilimitada bajo la falsa suposición de que los recursos de la Tierra también son ilimitados. Nada podría ser más engañoso, como denuncia la encíclica. Laudato Si (n.106), porque la ciencia ha demostrado la Sobrecarga (Excederse) de la Tierra cuyos bienes y servicios no renovables, sustanciales para el mantenimiento de la vida, se están agotando.
Lo necesitamos cada año para hacer frente a la voracidad desmedida de los países opulentos de 1,7 planetas Tierra. No sabemos cuánto tiempo podrá la Tierra soportar este saqueo sistemático, pero ya nos ha dado señales de que está llegando a sus límites, enviándonos fenómenos extremos como la COVID-19, el calentamiento global y la proliferación de virus y bacterias.
Lo dramático es que no vemos a la vista un proyecto de vivienda en la Tierra que pueda ser una alternativa salvadora. Todo indica que, si seguimos la dinámica del capital con el uso de todos los medios virtuales, especialmente la Inteligencia Artificial, experimentaremos desastres ecológicos y sociales, cada uno más grave que el anterior.

François Houtart (1925-2017)
Poco antes de su fallecimiento, el 5 de junio de 2017 en Quito, François Houtart, querido amigo y reconocido sociólogo belga con un profundo conocimiento de Latinoamérica, escribió un inspirador artículo del que hemos extraído algunos puntos, por su gran relevancia actual. El título era: «El contenido de las luchas antisistémicas». Tenía claro que la lucha no es solo contra el neoliberalismo, sino contra el sistema del capital. Excelente teólogo marxista y católico, nos dejó una vasta obra que merece ser rescatada.
En primer lugar, es urgente deslegitimar el capitalismo como el verdadero cáncer de la Tierra que consume todo lo que puede, mediante la competencia radical, con vistas al enriquecimiento, al saqueo de la naturaleza y a la explotación de la fuerza de los trabajadores.
Esto significa, en palabras de François Houtart, luchar contra las nuevas fronteras de la acumulación: la agricultura campesina, que se está transformando en una agricultura productivista capitalista; la privatización de los servicios públicos; el lucro a costa de las catástrofes naturales o políticas. Esta deslegitimación debe ser económica, no ética.
2.
En segundo lugar, forjar los pasos de las luchas antisistémicas. El primer paso es crear conciencia sobre la perversidad humana y ecológica del sistema capitalista, que va más allá de la dominación económica y política; afecta la cultura y penetra las mentalidades más profundas. No le interesa formar ciudadanos críticos, sino simples consumidores y espectadores pasivos de la historia.
La clave es la articulación de todos los movimientos populares y algunos grupos políticos progresistas. Todos tienen el mismo adversario, enfatiza François Houtart: el capital globalizado, especialmente el capital especulativo (que constituye la mayor parte del capital), que solo produce más dinero.
Cada grupo mantiene su identidad, pero se articula y se une contra el enemigo común. Es importante aunar fuerzas con los movimientos antisistémicos en el ámbito político. La lucha debe desarrollarse a nivel local, regional y nacional, como lo han reforzado los foros sociales globales.
Dentro del grupo, piensen en un proyecto de sociedad alternativa, ecodemocrática, popular e inclusiva para todos y comiencen a vivirlo en grupo, como ya se hace en tantos lugares. Es una semilla. Pero es una semilla fértil de una nueva sociedad.
En tercer lugar, los ejes de un poscapitalismo o un ecosocialismo del siglo XXI. No se trata de imponer una doctrina desde arriba ni de hablar de una única alternativa. Se trata de recopilar lo vivido, conciliar teoría y práctica en un esfuerzo colectivo en busca de una utopía práctica, valorando las utopías mínimas, de pequeños pasos, porque la gente no morirá ni sufrirá mañana, sino hoy.
Los cuatro ejes del proyecto antisistémico y amancipador:
El primero es el uso sostenible de los bienes y servicios naturales, que no requiere explotación, sino simbiosis con la naturaleza. El segundo es priorizar el valor de uso sobre el valor de cambio. El capitalismo ha convertido todo en objeto de intercambio para obtener ganancias. El tercer eje consiste en establecer una democracia generalizada en todos los ámbitos, más allá del político, lo que se entiende como ecosocialismo democrático. El poder no es centralizado, sino participativo y circular.
Cuarto eje: construir el multiculturalismo, es decir, dentro de la Casa Común, todas las filosofías, religiones y valores culturales contribuyen a crear una nueva sociedad de buena convivencia. La cultura del capitalismo, con su modelo de crecimiento ilimitado, no contribuye en absoluto a esta construcción.
Todo lo que escribimos es seminal. Pero tiene el poder de la semilla que contiene en sí las raíces, el tronco, las hojas, las flores y los frutos; en una palabra, el futuro posible. Debemos vivir la esperanza de Paulo Freire y recordar el oratorio que un israelí compuso con motivo del asesinato del obispo Arnulfo Romero: «La esperanza no se mata».
Fuente: A terra é redonda