Suplemento Ojarasca #338

Idioma Español
País México

Cosas graves se leen este junio de Ojarasca. El feminicidio de la abogada ayuuk Sandra Dominguez, denunciado por su colega y buscador Joaquín Galván. Un comentario panorámico del horror en nuestra experiencia reciente, escrito por el especialista vasco Carlos Martín Beristáin retomando el hilo suelto de Teuchitlán.

UMBRAL | EN LA TRADICIÓN Y LA RESISTENCIA

¿Cómo se ve el mundo a través de una máscara? ¿De “tigre”? ¿De “diablo”? Una expresión estratégica de la identidad comunitaria tradicional en pueblos y barrios de México se presenta enmascarada. En el carnaval y la revuelta, en la danza y la resistencia, investigadores, reporteros y turistas estamos acostumbrados a observar las máscaras, es decir, la apariencia alterada que proporcionan el disfraz ritual o el uniforme rebelde, pero no consideramos lo que está viendo la persona detrás de la máscara.

En nuestro mundo actual, pervertido por la tecnología delatora, se cubren el rostro el inconforme que protesta y el policía o soldado que lo golpea, detiene y en una de ésas lo mata (apenas aquí la vueltecita arde Los Ángeles). Reconocimiento facial, expedientes paranoicos del poder, Radio Bemba recargada en las redes sociales, omnipresencia de cámaras celulares. La cara desnuda se ha vuelto, incriminatoria, lo mismo para asaltantes y sicarios que para quienes confrontan al poder en demanda de justicia y contra la muerte: mujeres, estudiantes, campesinos, pacifistas que hoy se movilizan a favor de Palestina. Unos para meter miedo y otros para tomar valor y eludir las cámaras; en las calles peligrosas de las ciudades se ocultan los rostros.

Ojarasca ilustra el mes de junio con un juego de máscaras festivas tradicionales. De raíz profunda en la Montaña de Guerrero, las peleas de “tigres” o tekuanes prueba la fortaleza de los hijos de la tierra para ganar los favores de la buena lluvia, la continuidad del maíz y la vida. Mario Olarte, Isadora Heredia y Elí García-Padilla retrataron la pasada Cruz de Mayo en Acatlán y el cerro Cruzco, compartido con los tekuanes de Zitlala. Capturaron las célebres máscaras guerreras de chicos y grandes, la picardía de los tlacololeros, las simbólicas batallas.

Nuestra segunda serie fotográfica fue realizada por Jerónimo Palomares en el pueblo El Doctor, en la Sierra Gorda de Querétaro, que cada año enciende una celebración de fuego, diablos y figuras aterradoras, tradición de los mineros que durante dos siglos han habitado la región extrayendo metales. Ahora que el extractivismo ataca de nuevo, en una nueva fase del capitalismo, los pobladores siguen prendiéndose sus cabelleras de mecate y llenando el aire de humo, luces y pólvora.

Detrás de cada máscara atisba un par de ojos que dirigen sus puños, bailan entre teas y fogatas. A manera de colofón, una solitaria mexicana agita su bandera en Los Ángeles frente a un contenedor de basura en llamas apenas este 8 de junio. Su desafiante máscara es tan sólo un cubreboca. Allí, donde los demonios que se soltaron contra nuestros paisanos no son alegóricos ni festivos: personifican al mal en acción, y toda resistencia se vuelve necesaria.

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Fuente: La Jornada

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Pueblos indígenas, Saberes tradicionales

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