Hay una “normalidad” a la que no podemos volver

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En diciembre de 2019 fracasaba estrepitosamente la Cumbre de las Partes o COP25 frente al Cambio Climático, y algunas semanas después explotaba la pandemia de coronavirus que tiene en vilo a la humanidad. A esta altura, mientras los muertos se cuentan de a miles y las economías crujen, también se acumula evidencia que relaciona un hecho con el otro: No puede disociarse el drama sanitario que vivimos, con los impactos que el modo de producción y consumo dominante ejerce sobre los ecosistemas y el sistema climático. Por lo tanto la salida exitosa de este desastre tiene que incluir cambios profundos en nuestro modo de estar en el mundo.

En nuestro país eso implica dejar de impulsar el extractivismo. En lo sanitario el gobierno nacional que encabeza Alberto Fernández tomó medidas acertadas y plantea que es falso contraponer el cuidado de la salud y el de la economía frente a las presiones de sectores corporativos por levantar la cuarentena. Sin embargo todas las actividades extractivas han quedado exceptuadas de ella y así, mientras millones permanecemos en nuestras casas y barrios, continúan el desmonte (más de 2.000 hectáreas desde mediados de marzo), la prospección y explotación de hidrocarburos (aún con el derrumbe de los precios) y megaminería, junto con la producción industrial de carnes y la agroindustria transgénica y tóxica que no tienen nada que ver con el abastecimiento de alimentos (sobre cuyos precios también sufrimos latigazos especulativos por la concentración).

Todas estas actividades están íntimamente relacionadas a la crisis climática y, como decíamos, a los descalabros de los que emergen pandemias como la que sufrimos hoy. Somos millones en todo el mundo las y los que creemos que hay una “normalidad” a la que no podemos volver.

Es hora de acentuar la parte de oportunidad que entraña toda crisis, y sabemos que esto fundamentalmente corre por cuenta de la organización de los pueblos y comunidades.

Por eso volvemos a compartir el dossier que construimos hace tan poco cuando la COP25, como insumo para los debates cruciales que enfrentamos. Esperamos que les sea provechoso y aquí estamos para el intercambio. Va un abrazo.

Enrique Viale - Asoc. Abogados Ambientalistas de Argentina

“Discutir sobre cambio climático sin discutir los modelos de maldesarrollo son sólo habladurías”

¿Cómo enfrentamos el cambio climático? Sólo pensarlo trae imágenes de grandes nubes, inundaciones, huracanes y sequías frente a los cuales lo que podamos hacer parece nulo. Frente a ellos no hay cartelitos con frases piolas, ni marchas que sirvan. El poder responsable de esta crisis también se ha encargado de eso: de ponernos la cancha lejos… En Madrid empieza la 25° Conferencia de las Partes o COP25 que es el órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). En ella, los gobiernos debaten y se plantean medidas para mitigar los efectos de la crisis climática derivados de la acción humana… y hasta ahora han fracasado rotundamente.

Carlos Vicente -  GRAIN

“Las respuestas a la crisis climática no están en manos de la COP25 en Madrid, sino en manos de los pueblos”

Mientras las emisiones de gases de efecto invernadero no han parado de crecer, las lógicas que sustentan los modelos de “desarrollo económico” responsables de esta crisis gozan de buena salud. Aún más, las “soluciones” que se plantean “por arriba” parten de las mismas lógicas que nos llevan al abismo. Si “cada crisis es una oportunidad” el capital ha sabido aprovechar cada una, y en este caso no es distinto: geoingeniería, bonos de carbono, etc. Los nuevos negocios del capital con la crisis climática que generó. Pero por abajo los pueblos no sólo somos los que sufrimos con más crudeza los efectos del cambio climático, sino que hemos ido instalando el debate sobre sus verdaderas causas y construimos alternativas que abren horizontes nuevos para todos y todas.

Hernán Scandizzo -  OPSur

“Luchar por la Soberanía Energética: que los pueblos definan qué energías, para qué modelos productivos y para que las disfruten quiénes”

Si bien la acción de una nueva generación de militantes ambientales ha conseguido arrinconar aún más al negacionismo, es imposible que las potencias enfrascadas en una escalada de disputa geopolítica aborden las causas estructurales de este enorme desafío. El impulso de las “energías extremas”, o el planteo de falsas opciones como los bonos de carbono o la geo-ingeniería muestran justamente lo contrario. Mientras tanto somos los pueblos del mundo, sobre todo del sur, quienes pagamos la cuenta a veces con la vida. Desde la Argentina, sumergida en una crisis enorme, los cantos de sirena alrededor de Vaca Muerta se han mantenido constantes durante el cambio de gobierno. Desde la “tierra arrasada” se depositan enormes expectativas en esta formación de hidrocarburos no convencionales y en la cuenca neuquina; pero desde todo punto de vista ¿Es viable la explotación de Vaca Muerta?

Silvia Ribeiro -  Grupo ETC

“Es como si hubiera dos mundos: por un lado los negocios de los gobiernos y las empresas, y por otro el de los pueblos con sus alternativas reales"

Cuando hablamos de crisis climática cabe preguntarnos ¿qué es lo que realmente está en crisis?. El fracaso rotundo de la COP25 de Madrid en un contexto de la mayor sensibilización mundial que tengamos registro, con enormes movilizaciones, con el negacionismo contra las cuerdas, con las alianzas novedosas entre sectores de lo más disímiles, nos lleva a preguntarnos ¿Quiénes realmente fracasaron? Desde Madrid, Silvia Ribeiro del ETC Group, nos muestra por dentro la cumbre y le da forma a los debates reales. Desmenuza el 2.0 de los mercados de carbono y la ofensiva por instalar falsas soluciones con técnicas de geo-ingeniería. Mientras las potencias globales escalan su disputa como borrachos peleando en la cubierta del Titanic; y los dueños del capital, el famoso 1%, sólo atina a intentar nuevos negocios con el desastre que hicieron; los pueblos del mundo estamos llenos de alternativas concretas y andando para enfriar el planeta. Su fracaso no es el nuestro. Sacar conclusiones y ampliar las experiencias en marcha es fundamental para quienes en Argentina hemos sido parte de la derrota del proyecto neoliberal, y buscamos evitar el inicio de un nuevo ciclo extractivo. Hay alternativas concretas y potentes frente al hambre y la crisis energética, pero no vienen de la mano del capital.

Fuente: Huerquen

Temas: Corporaciones, Crisis climática

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