Los transgénicos no son la solución al hambre del mundo

Greenpeace exigió al Gobierno español que dejase de apoyar a las empresas que los fabrican

En la celebración del Día Mundial de la Alimentación (15-10) Greenpeace exigió al Gobierno español que paralice las importaciones de maíz y de soja transgénica a nuestro país, que no tolere la siembra de cultivos transgénicos en España, cuando el resto de los países de la UE la prohíben, y que no apruebe nuevas variedades modificadas genéticamente.

En la víspera (15 de octubre) de esta celebración Greenpeace defendió que los cultivos transgénicos no son la solución al hambre en el mundo. El hambre es una cuestión de justicia, de reparto, de acceso físico a los alimentos, de fertilidad de los suelos, de cultura y de derechos humanos.

"Es una prueba de cinismo sin parangón afirmar que la tecnología de los transgénicos, con toda su carga de injusticia y concentración de la riqueza, ayudará a resolver un problema que es de índole político y geoestratégico" afirmó el responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace.

La ingeniería genética es una tecnología monopolizada por un grupo pequeño de empresas y la mayor parte del mercado de semillas y agrotóxicos está controlada por tres compañías: Monsanto, Syngenta y Aventis. Éstas se comportan como dictadores de la alimentación: impiden que los agricultores ejerciten su ancestral derecho a guardar, intercambiar y reutilizar sus semillas, fuerzan a agricultores y consumidores a utilizar y consumir organismos genéticamente modificados, llevan a los tribunales incluso a quienes infringen sus patentes de manera involuntaria, socavan las bases de una agricultura social y medioambientalmente sostenible y ejercen influencia política para generar un modelo agrario en el cual los productores se sometan a sus reglas, concentrando cada vez más la riqueza en sus manos.

La idea de que los transgénicos son la solución al hambre en el mundo se basa en dos supuestos: que los transgénicos producen más y que el hambre en una región del planeta está relacionada con la cantidad de alimento producido en esa zona. Ambos son incorrectos:

- Es un hecho científicamente demostrado que los transgénicos no producen más que las cosechas no transgénicas. En España muchos estudios demuestran que los maíces Bt de las multinacionales Syngenta o Monsanto no son más eficaces que los no transgénicos. Como ejemplo, los estudios comparativos de cosechas llevados a cabo por el Instituto Técnico de Gestión Agraria de Navarra, desaconsejan la siembra de variedades modificadas genéticamente porque producen hasta un 25% menos que las variedades tradicionales de la zona.

- En relación con el argumento de la relación entre hambre y producción de alimentos, se da la circunstancia de que muchos de los países productores y exportadores de alimentos son al mismo tiempo aquellos con más hambre y pobreza. Este es el caso de países exportadores netos como Brasil, India y Argentina. Argentina, por ejemplo, es el segundo productor y exportador de soja transgénica del mundo y sin embargo la mitad de la población vive en la pobreza. Así como la propiedad de la tierra y la producción agrícola se han ido concentrando cada vez en menos manos, la mayor parte de la soja exportada tiene como destino las ganaderías de los países ricos.

"El consumo indiscriminado de carne y derivados animales en España, por ejemplo, está íntimamente relacionado con el hambre en países con hambre como Argentina. No sólo los transgénicos no producen más sino que el hambre en el mundo depende de la justicia y el reparto y no de la cantidad de alimento producido".

Por otra parte, los transgénicos dañan al medioambiente y reducen la biodiversidad y por lo tanto ponen en peligro la capacidad de la naturaleza de ofrecer una alimentación sana y variada. Dada la relación entre pobreza y medio ambiente, la seguridad alimentaria a largo plazo de los habitantes del planeta y el futuro del sector agropecuario y la producción de alimentos dependen de la riqueza de esta biodiversidad. Los transgénicos nos llevan a una agricultura homogénea, clónica, con abundante utilización de tóxicos, erosiva, devoradora de recursos naturales y altamente dependiente del petróleo.

Dado que los consumidores informados de los países occidentales rechazan los alimentos modificados genéticamente, los grandes productores como EEUU, Canadá o Argentina están actualmente dirigiendo sus enormes excedentes de cosechas transgénicas hacia países que padecen hambre en Asia o en África en lugar de permitir en estas zonas un desarrollo agrario sostenible a largo plazo, equitativo y autosuficiente.

* Los informes "Recetas contra el hambre: historias con éxito para el futuro de la agricultura", "Cosecha récord Hambre récord: el hambre en Argentina", "Al Grano: el impacto del maíz transgénico en España", "Dictadores de la alimentación, Promesas vacías" y "La guía roja y verde de alimentos transgénicos" disponibles para descarga en
http://www.greenpeace.org/espana_es/campaigns/intro?campaign_id=135636

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