Petrona Villasboa: “estoy luchando para defender la vida”

Idioma Español
País Paraguay

La madre de Silvino Talavera, niño de 11 años fallecido a causa de fumigación con agrotóxicos, nos cuenta de su lucha y su sueño de justicia: “Mi lucha es la de todas las mujeres que viven acá en Paraguay y que luchan continuamente. Mi mensaje es que yo estoy luchando para defender la vida de los chicos y los ancianos, y de todas las mujeres. Y tenemos que luchar, y no voy a traicionar mi lucha, hasta la muerte”

Publicamos esta entrevista en momentos en que la Corte Suprema de Justicia del Paraguay rechazó el recurso presentado por el abogado de los responsables de la fumigación y por lo tanto los mismos deberán cumplir efectivamente con su condena. Ver: Paraguay: ¡batalla ganada a la impunidad: por fin justicia para Silvino!

Matar por soja

“La primera intoxicación de Silvino fue el 2 de enero de 2003, el 2 estábamos completamente intoxicados nosotros también. Porque Silvino fue al almacén a comprar carne y fideos, y cuando regresa a mi casa, el señor Laustenlager derrama encima de mi hijo ese veneno, y con esa carne y fideos nosotros comemos. Al mediodía, a eso de la 13.30, nosotros estábamos todos intoxicados, toda la familia.

Nosotros en el momento no sabíamos que era el veneno, porque Silvino no le cuenta nada a nadie, no sabíamos que era envenenamiento. Yo pensé que era alguna peste, porque Silvino no le cuenta a nadie, solamente mi sobrino cuenta, Graviel, es la testigo clave; Graviel le vio al señor que derramó el veneno. Cuando yo me llevaba al hospital a la nena Patricia, a eso de las 3 o 4, hacia el Hospital Aldea Niños, Silvino y toda la familia quedó en mi casa, tomando remedios caseros. Y después, el 5 de enero, salimos de alta. Vinimos a mi casa y ahí sí Silvino ya estaba más o menos mejorando. Y el 6 de enero hubo otros envenenamientos cerca de mi casa otra vez, a 15 metros de mi casa, y el 7 Silvino ya murió. Era el 6 de enero, las 12.30 de la mañana. El señor Freddy Laustenlager estaba envenenando cerca de mi casa, y era muy fuerte el viento, viento sur-norponiente, soplaba todo el veneno a mi casa. El 7 a la mañana, yo pedía solidaridad, porque nosotros somos pobres, los 11 estaban totalmente enfermos, no podía llevarlos porque no tenemos vehículo y era muy lejos el hospital. Entonces yo me llevo a Silvino y Sofía nomás al hospital más cercano, ahí llegamos nosotros. Cuando amanecimos, eran las 4 de la madrugada, ahí ya Silvino no sufre más los dolores de estómago, solamente sufre los dolores de hueso, ya tiene todo con moretones. Le miré la piel, ya estaba totalmente coagulada su sangre, y ahí yo lloraba, me fui a la casa de Herman Schlender para pedirle el vehículo y llevar a mi hijo al hospital, y todavía no amanecía. Salió la esposa y dijo que no estaba, que estaba trabajando ya, pero eso era mentira porque todavía estaba amaneciendo. Ahí yo pedía y buscaba vehículo, y después encontré un vehículo que me llevó a la Unidad 28, un puesto de salud, llegué ahí a las 7 de la mañana. Cuando vino el doctor y lo vio a Silvino, me dice “Su hijo está totalmente envenenado”, y ahí me di cuenta yo ya del veneno. Y dijo “Nosotros no tenemos acá equipamiento, tiene que llevarlo a otro hospital”. Ahí yo empecé a llorar también, no podía hacer nada, porque estaba también mi hija Sofía, también lloraba desesperada; ahí buscamos otro vehículo y lo llevamos a la Aldea de Niños. Llegamos como a las 11.30 de la mañana, y cuando lo atendió la doctora también dijo la misma cosa, ahí Silvino estaba totalmente paralizado ya, cuando nosotros lo llevamos ya no caminaba más. La doctora dice la misma cosa, que era envenenamiento fosforado, es muy fuerte, y difícil que Silvino viva, y que lo tenía que llevar a un hospital que tiene equipamiento, porque ahí no hay, y ahí nosotros alzamos otra vez y lo llevamos al Hospital Materno, 7° Región de Encarnación. Ahí llegamos como a la 13.30, y ahí ya a las 14.45 Silvino ya murió. Le iban a hacer lavado de estómago, y él ya no aguantó más, y murió. Y cuando salimos, a 500 metros del hospital, ya tuvo una hemorragia. Cuando llegamos a mi casa, llevaba el cuerpo de mi hijo, en ese momento no sabía qué pasaba, no tengo en cuenta qué es lo que pasó, esa noche… no me acuerdo qué pasó.”

La lucha organizada por justicia

“Nosotros ganamos dos veces el juicio oral y público. Ellos inventaron muchas cosas contra nosotros. Yo pedía a los jueces que salga la justicia para ellos. Yo espero la justicia. Nosotros, a través de nuestra organización CONAMURI, llevamos adelante esta lucha, porque sabemos que sufrimos mucho amedrentamiento, amenazas de muerte, y también mataron ellos mi vaca, y también amenazas de muerte, también anteriormente ofrecieron plata. Cuando yo no agarré ese dinero -ellos ofrecieron 250 millones de guaraníes-, yo les dije que yo no quiero plata, que yo quiero justicia, ese es mi sueño, que haya justicia. Porque pensando en la cantidad de niños que crecen, la verdad es que mis hijos y yo, nosotros, quedamos como quedamos, con las secuelas, mis hijos todos dejaron el colegio, no pudieron trabajar más, quedamos como quedamos…”

No es un caso aislado

“Cuando mi hijo murió, el 7 de enero de 2003, después de la muerte de Silvino, murió otra nene, de 9 meses, el mismo cuadro de envenenamiento; y después una niña de 11 años, también el mismo cuadro de Silvino. Pero ellos no hicieron ninguna denuncia, porque la verdad es que ellos tienen miedo, pero había muchos niños. Por ejemplo en nuestro campo santo, hay muchos niños muertos, usan mucho veneno ahí.

Hace dos meses y medio mi nieto murió acá en el Hospital Materno-Infantil. Quedó como 12 días internado, tenía hidrocefalia, y tuvo cuatro operaciones, y no podía más y murió. Y eso fue otra consecuencia para mí. Tenía 5 meses, se llamaba Vidal Samuel. Y también asesinaron a mi hermano, que fue un amedrentamiento para mí, lo secuestraron como diez días, y después lo encontramos con 11 puñaladas.

Mi lucha es la de todas las mujeres que viven acá en Paraguay y que luchan continuamente. Mi mensaje es que yo estoy luchando para defender la vida de los chicos y los ancianos, y de todas las mujeres. Y tenemos que luchar, y no voy a traicionar mi lucha, hasta la muerte.”

(Petrona Villasboa participó del 2º Encuentro Internacional de Mujeres "Por la tierra, la igualdad y la soberanía alimentaria", que fue organizado por la Coordinadora Nacional de Mujeres Trabajadores Rurales e Indígenas CONAMURI, y tuvo lugar en Asunción entre el 14 y 16 de noviembre. Allí se le realizó esta entrevista).

gro.aldadisrevidoib@ofni

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