Un crimen agrícola contra la humanidad

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No hay locura semejante. Una hambruna asola Swazilandia, que está recibiendo ayuda alimentaria urgente. El cuarenta por ciento de sus habitantes se enfrenta a graves situaciones de escasez de alimentos. ¿Y qué es lo que el Gobierno ha decidido exportar? Biocombustible hecho a partir de un cultivo de uno de sus alimentos básicos, la mandioca (1)

George Monbiot (Globalizate) 13-11-07

El Gobierno ha asignado varias miles de hectáreas de tierra cultivable a la producción de etanol en el condado de Lavumisa, que resulta ser el lugar más duramente castigado por la sequía (2). Seguramente sería más rápido, y más humano, refinar a los habitantes del país y meterlos en nuestros depósitos. Sin duda, un equipo de asesores para el desarrollo estarán haciendo ya las sumas.

Es uno de los numerosos ejemplos de un comercio descrito el mes pasado por Jean Ziegler, informador especial de la o­nU, como “un crimen contra la humanidad” (3). Ziegler aceptó la petición hecha por primera vez en esta columna de una moratoria de cinco años en todos los incentivos y propuestas gubernamentales para el biocombustible (4): el comercio debería congelarse hasta que estuvieran comercialmente disponibles los combustibles de segunda generación, hechos a partir de madera, paja o desperdicios. En caso contrario, el superior poder adquisitivo de los conductores del mundo rico significaría que le quitarían la comida de la boca a los pobres. Si movemos nuestros coches con biocombustible virgen otras personas morirán de hambre.

Incluso el Fondo Monetario Internacional, siempre dispuesto a inmolar a los pobres en el altar de los negocios, advierte ahora que usar los alimentos para producir biocombustibles “podría forzar todavía más los suministros ya escasos de tierra cultivable y de agua en todo el mundo, impulsando todavía más las subidas de precios” (5). Esta semana la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación anunciará el nivel más bajo de reservas mundiales de alimentos en 25 años, amenazando con lo que llama “una crisis muy grave” (6). Incluso cuando el precio de los alimentos era bajo, 850 millones de personas seguían hambrientas porque no podían comprarlos. Con cada incremento en el precio de la harina o los cereales se empuja a varios millones de personas por debajo de la línea de compra del pan.

El coste del arroz ha subido un 20% el año pasado; el del maíz, un 50%; el del trigo, un 100% (7). Los biocombustibles no tienen toda la culpa —al quitar tierra que estaba dedicada a la producción de alimentos, exacerban los efectos de las malas cosechas y suben la demanda—, pero casi todas las agencias importantes advierten ahora contra la expansión. Y casi todos los gobiernos importantes las ignoran.

Apartan la mirada, porque los biocombustibles les ofrecen un medio de evitar decisiones políticas duras. Crean la impresión de que los gobiernos pueden reducir las emisiones de carbono y —como anunció Ruth Kelly, ministro británico de Transportes, anunció la semana pasada (8)— pueden seguir ampliando las redes de transportes. Las nuevas cifras muestran que los conductores británicos sobrepasaron el año pasado la marca de los 500 mil millones de kilómetros (9). Pero eso no importa: solamente necesitamos cambiar el combustible que usamos. No hay que enfrentarse a nadie. Las demandas del lobby del motor y los grupos de presión que piden clamorosamente nuevas infraestructuras se podrán satisfacer. Seguimos sin oír a las personas que son expulsadas de sus tierras.

En principio, quemar biocombustibles simplemente libera el carbono que acumularon cuando las plantas estaban creciendo. Incluso si tenemos en cuenta los costes energéticos de la cosecha, el refinado y el transporte del combustible, producen menos carbono neto que los productos petrolíferos. La ley que aprobó el gobierno británico hace quince días —En el año 2010, el 5% del combustible usado para el transporte por carretera procederá de cultivos (10)— ahorrará, dicen, entre 700.000 y 800.000 toneladas de carbono al año (11). Analicemos esta cifra enmarcado la cuestión cuidadosamente. Si solamente contamos los costes de carbono inmediatos de la plantación y procesado de los biocombustibles, parece que ahorramos gases de efecto invernadero. Pero si examinamos el impacto total, causan más calentamiento que el petróleo.

Un reciente estudio del premio Nobel Paul Crutzen muestra que las estimaciones oficiales ignoran la contribución de los fertilizantes de nitrógeno. Generan un gas de efecto invernadero, el óxido nitroso, que es 296 veces más potente que el CO2. Por sí solas, estas emisiones aseguran que el etanol del maíz causa entre 0,9 y 1,5 veces tanto calentamiento como el petróleo, mientras que el aceite de colza (el origen de más del 80% del biodiesel del mundo) genera entre 1 y 1.7 veces el impacto del diesel (12). Esto es antes de tener en cuenta los cambios en el uso de la tierra.

Un estudio publicado en Science hace tres meses sugiere que la protección de la tierra sin cultivar ahorra, en 30 años, entre dos y nueve veces las emisiones de carbono que podrían evitarse arándola y plantando biocombustibles(13). El año pasado, el grupo de investigación LMC International calculó que si el objetivo británico y europeo de un 5% de contribución de los biocombustibles fuera adoptado por el resto del mundo, la superficie mundial de tierra cultivada se expandiría en un 15%(14). Eso significa el final de la mayoría de los bosques tropicales, lo que desbocaría el cambio climático.

El gobierno británico afirma que se esforzará por garantizar en el Reino Unido únicamente se usarán “los biocombustibles más sostenibles”(15). No tiene medios de cumplir este objetivo: admite que tratar de hacer una imposición romperías las reglas del comercio mundial (16). Pero aunque se pudiera obligar a la “sostenibilidad”, ¿qué significa eso exactamente? Por ejemplo, se podría prohibir el aceite de palma en las nuevas plantaciones. Es el tipo más destructivo de biocombustible, que ha producido la deforestación en Malasia e Indonesia. Pero la prohibición no cambiaría nada. Como comentó Carl Bek-Nielsen, vicepresidente de United Plantations Bhd en Malasia, “incluso si es otro aceite el que entra en el biodiesel, ese otro necesita ser sustituido. De cualquier modo, va a haber un vacío y el aceite de palma puede llenar ese vacío”(17). Las repercusiones causarán la destrucción que se está intentando evitar. El único biocombustible sostenible es el aceite reciclado, pero los volúmenes disponibles son pequeños (18).

En este punto, la industria del biodiesel empieza a gritar ¡”Jatrofa”! Todavía no es un emblema, pero pronto lo será. La jatrofa es una hierba con semillas oleoginosas que crece en las zonas tropicales. Este verano, Bob Geldof, que no pierde nunca una oportunidad de promover soluciones simplistas para los problemas complejos, llegó a Swazilandia como “asesor especial” de una empresa de biocombustibles. Afirmó que como puede crecer en tierras marginales, la jatrofa es una planta que cambia la vida, que ofrecerá puestos de trabajo, cultivos que den dinero y capacidad económica a los pequeños terratenientes africanos (19).

Sí, se puede cultivar en tierra pobre y ser cultivada por pequeños terratenientes. Pero también en tierra fértil y por los grandes terratenientes. Si hay un hecho absolutamente obvio de los biocombustibles, es que no es un cultivo para pequeños terratenientes. Es un bien con el que se comercia internacionalmente que se puede transportar fácilmente y se almacena indefinidamente, sin premio alguno por la producción local u orgánica. El gobierno indio ya está planificando 14 millones de hectáreas de plantaciones de jatrofa (20). En agosto se produjeron los primeros alborotos, causados por los campesinos a los que se les expulsaba de la tierra para dejar sitio a las nuevas plantaciones (21).

Si los gobiernos que promueven los biocombustibles no cambian sus políticas, el impacto humanitario será superior al de la guerra de Irak. Millones de personas serán desplazadas, otros cientos de millones podrían pasar hambre. Este crimen contra la humanidad es complejo, pero eso ni lo reduce ni lo excusa. Si la gente muere de hambre por causa de los biocombustibles, Ruth Kelly y sus iguales los habrán matado. Como siempre, todos esos crímenes los cobardes que atacan a los débiles para no tener que hacer frente a los fuertes.

Artículo original

Referencias:

1. IRIN Africa, 25th October 2007. Swaziland: Food or biofuel seems to be the question. ver aquí
2. Energy Current, 29th October 2007. Swaziland joins biofuel drive despite mounting food crisis. ver aquí
3. Grant Ferrett, 27th October 2007. Biofuels ‘crime against humanity’. BBC o­nline. ver aquí
4. George Monbiot, 27th March 2007. A Lethal Solution. The Guardian. ver aquí
5. Valerie Mercer-Blackman, Hossein Samiei y Kevin Cheng, 17th October 2007. Biofuel Demand Pushes Up Food Prices. IMF Research Department. ver aquí
6. Jacques Diouf, citado por John Vidal, 3rd November 2007. Global food crisis looms as climate change and fuel shortages bite. The Guardian.
7. John Vidal, 3rd November 2007. Global food crisis looms as climate change and fuel shortages bite. The Guardian.
8. Department for Transport, October 2007. Towards a Sustainable Transport System:
Supporting Economic Growth in a Low Carbon World. ver aquí
9. Department for Transport, 2007. Transport Statistics Great Britain 2007. Table 7.1. Road traffic by type of vehicle: 1949-2006
ver aquí
10. HM Government, 2007. The Renewable Transport Fuel Obligations Order 2007. ver aquí
11. Department for Environment, Food and Rural Affairs, October 2007. Biofuels - risks and opportunities, p4. ver aquí
12. PJ Crutzen, AR Mosier, KA Smith y W Winiwarter, 1 August 2007. N2O release from agro-biofuel production negates global warming reduction by replacing fossil fuels. Atmospheric Chemistry and Physics Discussions 7, pp11191–11205. ver aquí
13. Renton Righelato and Dominick V. Spracklen, 17th August 2007. Carbon Mitigation by Biofuels or by Saving and Restoring Forests? Science Vol 317, p902. doi 10.1126/science.1141361.
14. AFP, 17th October 2007. IMF concerned by impact of biofuels o­n food prices. ver aquí
15. Lord Bassam of Brighton, 29th March 2007. Parliamentary answer. Column WA310. ver aquí
16. Department for Environment, Food and Rural Affairs, October 2007. Biofuels - risks and opportunities, p5. ver aquí
17. Benjamin Low, 24th February 2006. CPO Prices Seen Up In 06 As Biodiesel Fuels Demand. ver aquí
18. Puede ver los cálculos aquí
19. Helene Le Roux, 27th July 2007. Singer, songwriter and activist promotes green energy in Africa. Engineering News o­nline. ver aquí
20. John Vidal, ibid.
21. Mark Olden, 25th October 2007. Observations o­n: biofuels. New Statesman. ver aquí

Fuente: Globalizate

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