Argentina: "El monocultivo de soja es un verdadero suicidio"
El investigador aseguró que priorizar la política de retenciones conduce al exterminio del suelo productivo argentino. Pengue recomendó dejar de usar las retenciones como caja social para pensar en el desarrollo de las economías regionales
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El ingeniero agrónomo y especialista en genética vegetal Wálter Pengue aseguró que el monocultivo intensivo de soja desarrollado hoy en la Argentina "es un verdadero suicidio" y opinó que el Estado debería actuar con urgencia para garantizar la "sustentabilidad" de su modelo agrícola.
Pengue lleva diez años estudiando el impacto de los procesos de intensificación de la agricultura. Trabaja como investigador de la UBA, tiene un máster en política ambiental y territorial y actualmente es reconocido como una de las máximas autoridades del país en agroecología.
Días atrás ofreció en Bariloche una charla abierta sobre deuda ecológica y modelo agropecuario, donde abordó también el impacto que producen los cultivos transgénicos.
Según el experto, no existen estudios pero sí "comentarios" del INTA que ubican "un escenario con el suelo pampeano agotado por completo en un término de 30 a 50 años", como consecuencia del monocultivo sojero. Y el mismo efecto se producirá mucho antes en áreas marginales ubicadas en Formosa, Salta, Santiago del Estero y el norte de Santa Fe que son menos fértiles y también se están "pampeanizando" con la expansión del grano de origen asiático.
"Esto nos lleva a preguntar cuánto valdría la soja, o cualquier otra materia prima, si se incorporaran los verdaderos costos ambientales y sociales que conlleva su producción", señaló.
Calculó que la Argentina sufre, como mínimo, un perjuicio cotizable en 2.000 millones de dólares anuales por el empobrecimiento de su suelo originado en el cultivo de soja.
Según Pengue, el problema central pasa por la ausencia de un "estudio de eva
luación de riesgos" previo a la proliferación de la soja transgénica y porque no se aplican "criterios de prudencia" en su uso.
Dijo que esas omisiones en buena medida ya son irreparables, pero "en poco tiempo va a pasar lo mismo con el maíz y el girasol, porque el interés de las compañías ya está puesto allí, y otra vez el Estado no está haciendo nada. Los estudios deben realizarse con anterio
ridad al desarrollo de la producción y deberían obligar a las universidades a hacer ese trabajo, que para eso están".
A su juicio, lo que hoy se está viendo en la Argentina "nunca hubiera pasado en Europa y tampoco en Brasil, donde hay un control de las organizaciones civiles que en la Argentina no existe".
Sostuvo que -en contra de la imagen difundida en la enseñanza primaria- la riqueza y la fertilidad del área pampeana "no es eterna" y hay muchos ejemplos en el mundo de "miles de hectáreas cuya productividad desapareció y hoy son desiertos".
Pengue insistió en que la mayoría de la gente "no percibe esta crisis de modelo, que en definitiva es una crisis de sustentabilidad y que a la larga afectará por igual a ricos y pobres".
También realizó una evaluación crítica de la concentración de la tierra que se produjo en el país en los últimos 15 años, donde aumentó progresivamente el área cultivada pero también bajó un 30% la cantidad de establecimientos.
Opinó que, vista desde las políticas públicas, la expansión de la soja "es un nudo complicado" porque los ingresos que produce a través de las retenciones de exportación son muy altos y "hoy también están sosteniendo al gobierno".
Entre otras medidas, propuso "utilizar la política de retenciones no como caja social sino como instrumento de reactivación, utilizando ese dinero para subsidiar la diversificación productiva y rescatar las economías regionales".
También consideró necesario imponer castigos fiscales a "quienes utilizan métodos no sustentables". Recordó de paso que la Argentina tiene "una deuda histórica" que es la de no haber planteado nunca "una reforma agraria" que impida o desaliente el latifundio.
"El derecho a la propiedad no tiene que ir en contra de la productividad social de la tierra -consideró Pengue- pero en la realidad vemos todos los días que el modelo cierra mejor con un número de productores cada vez más reducido".
El especialista sostuvo que las soluciones deben buscarlas "la sociedad y los administradores políticos, porque nadie puede culpar a una empresa de querer hacer dinero".
"El problema es de quienes le dejan hacer lo que quiere", puntualizó.
Diario Río Negro, Argentina, 23-2-04