Centroamérica: insatisfacción no derriba Tratado de Libre Comercio con EE.UU.
La insatisfacción de las organizaciones sociales no fue suficiente para anular los planos de abertura comercial entre Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica con Estados Unidos
31.mayo/2004 - Costa Rica ? Adital - Los cinco países latinoamericanos firmaron el último viernes, día 28, el Cafta, sigla en inglés de Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos. El acuerdo a pesar de no tener aceptación de diversos movimientos sociales de los seis países involucrados, fue firmado en Washington por los ministros de Economía de los países latinos y el representante comercial estadounidense Robert Zoellick.
El pacto, firmado en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA), tuvo como testigos a funcionarios y empresarios de Centroamérica, representantes de organismos regionales y congresistas estadounidenses. Todavía el 24 y el 25 de mayo, días antes de las signaturas, la Confederación Internacional de Organizadores Sindicales Libres (Ciols) y la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (Orit) promovieron con la Coordinadora Sindical de América Central y el Caribe una reunión en San José de Costa Rica, donde parlamentarios y dirigentes sindicales de Panamá, República Dominicana, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Guatemala trataron del tema.
En la Conferencia Sindical y Parlamentaria fue declarado que el Cafta traerá "el desempleo masivo, la informalidad creciente del empleo, la pérdida de derechos laborales y sociales, el cierre de empresas, la privatización y apertura de los servicios públicos, persecución sindical, profunda crisis y desmantelamiento de la estructura productiva de la región". Con las conclusiones registradas en un documento final, los representantes laborales observaron aún que el proceso de negociación fue "excluyente y antidemocrático", sin participación del Poder Legislativo, por ejemplo, o mismo de los Ministerios de Educación, Salud, Trabajo, Agricultura y Medio Ambiente, que se quedaron tan excluidos cuanto la sociedad.
Sobre el acuerdo, la organización internacional médica humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) advierte que las disposiciones de propiedad intelectual del Cafta van a bloquear el acceso a medicinas esenciales de bajo costo. Miles de personas con VIH/ Sida y otras enfermedades, según MSF, no podrán beneficiarse más de medicamentos disponibles a bajo precio, como los genéricos. Otro organismo que incita el debate público sobre las ventajas e inconvenientes del Tratado es la Alianza por un Comercio Responsable (ART, por sus siglas en inglés).
La ART es una coalición estadounidense de organizaciones laborales, ambientales, de pequeños y medianos productores agrícolas, mujeres y otros grupos de la sociedad civil. Sus coligados dicen que el Cafta, "como los varios tratados comerciales, dan nuevos derechos a los inversionistas extranjeros sin exigirles ninguna responsabilidad por su parte con las comunidades donde operan". Para ART, los derechos de los trabajadores no serán protegidos y habrá peores salarios y condiciones laborales.
Grupos religiosos también expresaron preocupaciones, como el Consejo Franciscano sobre Justicia, Paz e Integridad de Creación. Ellos apuntan que los tratados comerciales benefician a las corporaciones, no a los pueblos. La Alianza Social Continental y la organización United For a Fair Economy (Unidos para una Economía Justa) defienden también que el Tratado mejore la vida de la mayoría de la gente. Ya algunos analistas aseguran que el acuerdo no será aprobado por los congresistas. Y son muchas las personas que creen que entre países y economías diferentes en recursos y niveles de desarrollo, el Cafta puede favorecer al más desarrollado y profundizar el subdesarrollo de los otros.
ADITAL, Internet, 31-5-04