Boletín #248 del WRM: Comunidades resistiendo la deforestación y las tácticas de maquillaje verde

Por WRM
Idioma Español

"Este editorial busca alertar sobre las agendas de las empresas que dominan los procesos internacionales relacionados con los bosques, los cuales parecen estar entrando en nuevas fases. Las decisiones adoptadas tienen impactos muy reales en las comunidades de los bosques. Es crucial mantenerse vigilantes".

Este año, 2020, viene con sus propios peligros para los bosques y los pueblos de los bosques, ya que los procesos internacionales relacionados con los bosques parecen estar entrando en nuevas fases. Sin embargo, el mayor desafío al que nos enfrentamos sigue siendo el mismo: a pesar de la creciente evidencia del aumento cada vez mayor de la deforestación en los últimos 20 años así como del despojo y la violencia contra los pueblos de los bosques, las negociaciones internacionales sobre los bosques están entrampadas por las maniobras de las empresas que buscan aumentar sus ganancias y por las campañas de “maquillaje verde” basadas en iniciativas voluntarias.

Este editorial tiene como objetivo alertar sobre las agendas indiscutidas que dominan estos procesos internacionales de toma de decisiones. Las decisiones adoptadas con frecuencia tienen impactos muy reales en la vida de los pueblos y comunidades que dependen del bosque; por lo tanto, es crucial que los grupos de base así como los pueblos de los bosques y sus aliados permanezcan vigilantes ante todos los posibles riesgos.

Este año, el Acuerdo de París de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que entró en vigor en 2016, volverá a evaluar los objetivos nacionales establecidos para cada país. El Acuerdo de París identifica los bosques (y los árboles) como una de las principales “soluciones” para eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera,  promoviendo así las plantaciones industriales de árboles en todo el mundo. (1) Sin embargo, en las negociaciones de la ONU sobre el clima, celebradas en noviembre de 2019, no se llegó a un acuerdo sobre cuestiones clave relacionadas con los mercados de carbono y los mecanismos de compensación. Aun así, se han presentado varias iniciativas voluntarias y se están invirtiendo millones de dólares en aumentar los  mecanismos de compensación de bosques (2) y las  plantaciones a gran escala (3) como “soluciones” viables a la crisis climática. Como era de esperar, no se están discutiendo posibles  estrategias para dejar los combustibles fósiles en el subsuelo (4), a pesar de que la extracción y la quema de combustibles fósiles es la principal causa de la crisis climática.

Durante las negociaciones climáticas de 2019, las industrias de combustibles fósiles y de la conservación cobraron impulso al introducir un nuevo término para la compensación:  las Soluciones basadas en la naturaleza (5) (o Soluciones naturales para el clima), que fueron presentadas como la solución a la crisis climática.  REDD+ (6), la tan publicitada política sobre bosques vigente en los últimos 15 años, ha sido reemplazada por discursos en torno a las Soluciones basadas en la naturaleza, cuyo objetivo es aumentar el “almacenamiento” de carbono en el mundo natural. Mientras tanto, los debates sobre la deforestación han sido reemplazados por el término “restauración”. Una vez más, el foco no está puesto en los verdaderos impulsores de la crisis climática. Nos enfrentamos a un escenario lleno de oportunidades para el sector empresarial, ya que la responsabilidad de la crisis climática no les recae a las empresas responsables de la deforestación, la degradación forestal y la contaminación climática a gran escala, sino a las prácticas agrícolas campesinas e indígenas.

Otro proceso internacional fijado para este año es el Marco Mundial de la Biodiversidad Post-2020, del Convenio de la ONU sobre la Diversidad Biológica (CDB). Se supone que el CDB tiene como objetivo proteger la biodiversidad, pero, contrariamente, también ha promovido soluciones falsas muy perjudiciales, tales como las  compensaciones por pérdida de biodiversidad. (7) Este mecanismo ha recibido el respaldo de numerosas ONG conservacionistas, industrias contaminantes, la ONU y el Banco Mundial, y está siendo utilizado principalmente por la industria de la minería. ¿Por qué? Porque básicamente permite que las industrias extractivas y de otro tipo ingresen a zonas de bosque donde tales actividades de extracción estaban prohibidas anteriormente, siempre y cuando estas compañías “protejan” o “recreen” otra zona que se considere “equivalente” en términos de diversidad biológica.

La industria de la conservación y sus aliados empresariales, con el objetivo de maquillar de verde sus actividades destructivas, están presionando para que se dé un drástico aumento de las áreas protegidas en todo el mundo. Según la UICN, el objetivo debería ser de un 30% del territorio mundial. Pero  el modelo convencional de conservación (8) supone que la “naturaleza” debe estar separada de la actividad humana. Como tal, un aumento de las áreas protegidas también significa más desalojos, violencia y discriminación contra los verdaderos protectores de los bosques: las comunidades indígenas y las que dependen de los bosques. También podría significar más áreas disponibles para los proyectos de compensación de las empresas.

Por último, también es relevante para los bosques y los pueblos de los bosques mencionar los proyectos del Plan de compensación y reducción de carbono para la aviación internacional (CORSIA, por su sigla en inglés), que comenzará en 2021. La industria de la aviación cuenta con algunas de las empresas más contaminantes del mundo. El objetivo principal de este Plan es permitir que la industria de la aviación continúe con sus crecientes emisiones de combustibles fósiles, con el argumento de que esas emisiones se “compensarán”. Este año se revisarán las decisiones sobre qué tipos de compensaciones se incluirán en CORSIA. El 7 de enero de 2020, el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF, por su sigla en inglés) del Banco Mundial, solicitó a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI, por su sigla en inglés) que  aceptara los créditos de compensación REDD+ del FCPF. (9)

Ninguno de estos acuerdos y negociaciones está diseñado para resolver ninguna crisis. Los verdaderos responsables quedan intactos. Mientras tanto, se siguen promoviendo, financiando y facilitando las falsas soluciones que fortalecen las presiones sobre la tierra y su acaparamiento para beneficio de intereses comerciales, junto con la prolongación de injusticias históricas, la deforestación, la contaminación, la violencia, la discriminación, etc.

Pero no todas son malas noticias. La resistencia es fértil.  Un reciente proyecto de investigación encomendado por la La Alianza informal contra las plantaciones de palma aceitera en África occidental y central (10) revela una disminución significativa, a lo largo de los últimos cinco años, en la cantidad y el área total de transacciones de tierras para establecer plantaciones industriales de palma aceitera, disminuyendo de unos 4 millones 700 mil hectáreas a 2 millones 700 mil hectáreas. Una razón importante de esto es la creciente resistencia a esta industria destructiva y violenta.

El WRM reafirma una vez más su solidaridad con las poblaciones que dependen de los bosques, quienes continúan comprometidas con la lucha para defender sus territorios contra los verdaderos responsables de las crisis del clima y de los bosques.

- Para descargar el boletín completo (PDF), haga clic en el siguiente enlace:

Fuente: Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Economía verde, Tierra, territorio y bienes comunes

Comentarios