“Si se destruye otro 5% de la Amazonia, se producirá un proceso de savanización irreversible” – Leonardo Melgarejo

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¿Lo que pasa en la Amazonía le pasa “al Brasil”? ¿Quién encendió los fuegos que amenazan transformarnos en desierto? ¿Qué narrativas los alimentaron? ¿Cuáles nos empujan a la lucha por apagarlos? ¿Qué sostiene la indiferencia de millones y el cinismo de las falsas opciones? ¿Cómo es un mundo sin el Amazonas? ¿Qué queda de nosotros sin ella?

Decíamos que el fuego en la Amazonía es el espejo donde la humanidad observa atónita el horror en que se ha convertido.

Desandar este camino no es fácil, pero habemos millones en todo el mundo andando la noche para encontrar el día. A la desesperación de los pueblos originarios que lloran la destrucción de la floresta de la que son parte, y que también nos desespera, sumamos preguntas y la voluntad de unir un camino con otro para que todo sea distinto. La luz del fuego amazónico también alumbra, y en estos caminos descubrimos la necesidad imperiosa de lograr una mirada regional sobre los desafíos que enfrentamos los pueblos de NuestrAmérica saqueada. Por eso también nos vamos encontrando con quienes andan otras tierras y hablan lo mismo aunque suenen distinto: en portuñol conversamos con Leonardo Melgarejo de Brasil, y nos entendimos bárbaro.

Huerquen: Leonardo ¿Cómo te gustaría presentarte? ¿A qué te dedicas y de qué espacios participas?

Soy Leonardo Melgarejo, ingeniero agrónomo, MSc en Economía Rural y Dr en Ingeniería de Producción. Soy miembro fundador del Movimiento de Ciencia Ciudadana y  UCCSNAL (Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina), colaborador de la  Campaña Permanente contra los Agrotóxicos y por la Vida. Actualmente, vicepresidente regional del sur de la  Asociación Brasileña de Agroecología y Coordinador Adjunto del Foro Gaúcho para Combatir los Plaguicidas. Fuí representante del Ministerio de Desarrollo Agrario (extinguido después del golpe de 2016) en la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBIO) durante 6 años.

Hqn: ¿Qué pasó y qué está pasando ahora en la Amazonía?

LM: Las tasas de deforestación y quema han crecido de manera alarmante. Esto es en respuesta a señales del gobierno federal; por ejemplo, consideren las siguientes medidas del presidente Bolsonaro: Intenta extinguir el Ministerio de Medio Ambiente (MMA), explorar minerales en tierras indígenas y pasar la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (MAPA). Transfiere el Servicio Forestal Brasileño del MMA al MAPA. Recorta el 50% del presupuesto de PREVFOGO; no tiene en cuenta las alertas del sistema de vigilancia que informan dónde están los fuegos y recorta 187 millones de reales del MMA. Reduce en un 34% las evaluaciones ambientales.

Junto a esto Bolsonaro ha declarado cosas como “Dejemos que los empresarios trabajen“, “el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales (IBAMA) es una industria de multas“, “La protección ambiental estorba“, “cada reserva indígena tiene riquezas debajo de ella. Tenemos que terminar con esto”; “Solo hay un pueblo brasileño, ni una pulgada más para los indígenas”; “El discurso ambiental es una forma de introducir el comunismo” o “el calentamiento global es una invención marxista”.

La deforestación en junio de 2019 creció un 88% en comparación con junio de 2018; y en julio de 2019, la deforestación creció 278% en comparación con julio de 2018.

Alemania y Noruega suspendieron las contribuciones al Fondo del Amazonas (3,4 mil millones de reales) y Bolsonaro declaró que “Brasil no necesita este dinero“, “Brasil tiene mucho qué enseñar al mundo sobre el tema ambiental“, y que sería mejor que “Francia ayude a reforestar Alemania”.

La Policía Federal informó que los ganaderos estaban programando para el 10 de agosto el “ Día del Fuego”, pero el gobierno no tomó medidas, y ocurrió la catástrofe que conocemos y preocupa al mundo, con humo cubriendo el cielo hasta el sur de América Latina.

Se trata de un verdadero ecocidio, que tendrá un impacto en el futuro de Brasil, con perjuicios reales para el planeta.

Hqn : ¿Por qué la Amazonía es tan importante para todos, dentro y fuera del Brasil?

LM: Por muchas razones. Las riquezas biológicas que existen allí son todavía desconocidas y pueden traer respuestas para los grandes dramas de la salud humana y del medio ambiente. Las bondades de esos bosques exceden lo que sucede en el territorio donde se encuentran. Los estudios realizados por  Carlos Nobre del Instituto de Investigación Espacial muestran que el bosque exuda sustancias que actúan como aglutinantes de moléculas de vapor resultantes de la evaporación del agua del mar, causando lluvia. Este proceso de agrutinamiento es tan fabuloso que las nubes producidas por el bosque corren hacia al sur, irrigando esa zona verde que se extiende desde el centro-oeste de Brasil, al sur de América. Observando el mapa del planeta puede verse que esa área verde es única, porque en esa latitud están los grandes desiertos de Atacama, el Namibia y Australia. Llegamos a la conclusión de que los llamados “ríos aéreos“, producidos por Amazonia evitan que la zona fértil más productiva en América Latina se convierta en un desierto. Por lo tanto, es de sumo interés de argentinos, uruguayos, paraguayos, e incluso de las transnacionales, que se termine la devastación de la Amazonia. Esto significa que todos deben unirse en defensa de la selva, de los pueblos indígenas, del bioma amazónico, para controlar los impulsos ecocidas de este gobierno.

Se estima que si se destruye otro 5% de la Amazonía, de desencadenará un proceso irreversible de “sabanización” en el territorio con el cese de ese increíble bombeo de agua hacia el sur.

Así que si el resto del mundo está preocupado por los incendios, por el calentamiento global, para nosotros en América Latina el drama incluye los desastres relacionados con el hambre, la sed, y crisis económicas sin precedentes y sin posibilidad de retorno.

Hqn: ¿Podrías desarrollar con más precisión la relación entre el fuego en el Amazonas y la expansión de la frontera extractiva?

LM: Existe una relación directa entre el avance del agronegocio extractiva, en sus diversas dimensiones, y los incendios. En un primer momento esto implica la retirada de los pueblos y las personas que viven allí. Los registros de homicidios siguen la línea de la deforestación, que comienza con la extracción irregular de los bosques nobles, como los cedros, ipês y mognosm, sigue con la tala del monte restante, y luego la quema. Algunos se benefician de las ventas de carbón, pero en la mayoría de los casos el objetivo es “limpiar” rápidamente el área para la implantación de zonas de pastoreo. Se estima que alrededor del 70% de las áreas deforestadas están ocupadas por granjas ganaderas. La quema no solo elimina el bosque, también destruye la fauna responsable de su propagación y también destruye el banco de semillas residuales del suelo, impidiendo la regeneración de los bosques originales. Después de la cría de ganado, los espacios pasan a ser codiciados por productores de soja y eucalipto, que utilizan grandes volúmenes de agrotóxicos, contaminando el suelo y las aguas. Cuando se agotan los suelos, se abre el tiempo para la exploración del subsuelo, el período de avance de las compañías mineras.

En otras palabras, la expulsión de las personas que viven en la selva, seguido por el desmonte y la quema, son partes de un proceso de destrucción que sigue etapas lógicamente concatenadas que avanzan hacia un punto de no retorno; que no podrá ser revertido por la acción de los ambientalistas, los pueblos originarios, e incluso, tal vez, de los próximos gobiernos de Brasil.

Y esto cuenta con el apoyo y el aliento del gobierno actual, que está sordo a los gritos del pueblo brasileño, lo cual exige manifestaciones internacionales en defensa de la vida.

Hqn: En términos de Derechos Humanos ¿cuál es la situación de las comunidades que habitan esos territorios, campesinas u originarias?

LM: En Brasil los derechos humanos valen menos que los derechos de propiedad y la tenencia forzada. Las comunidades indígenas y tradicionales están atrapadas, rodeadas de formas de explotación del territorio que inviabiliza sus prácticas y culturas tradicionales.

El uso excesivo de agrotóxicos, agravado por la pulverización aérea, contamina el aire, el suelo y el agua. Nuevas enfermedades surgen en forma epidémica, exigiendo tratamientos específicos cuyos recursos no están disponibles, lo que induce a negocios relacionados con la venta de recursos naturales y la migración de las comunidades.

El proceso de instalación de plantas hidroeléctricas en áreas indígenas y reservas ambientales también induce el avance de la economía depredadora sobre los territorios. Esta situación se suma a otras que alimentan conflictos internos, donde parte de los habitantes proponen vender sus derechos y riqueza, mientras que otros proponen resistir, lo que destruye a las comunidades. La cooptación y la muerte de los líderes sigue el camino de la deforestación. Datos similares ocurren en otras regiones de América, donde la ganadería, la soja y los eucaliptos avanzan sobre áreas de cobertura natural con una lógica similar, donde el apoyo del gobierno favorece prácticas y negocios que violan los derechos humanos.

Hqn: ¿Qué es la “bancada ruralista” y cómo influye ese sector en las políticas públicas?

LM: Se llama  Bancada Ruralista al grupo de parlamentarios que defienden los intereses de los agronegocios, en todas sus dimensiones. Este grupo trabaja, en la Cámara y el Senado, en conjunto con las llamadas Bancada de la Bala, que aboga por la liberación de armas de fuego para el uso de la población, y la Bancada de la Bíblia, que reúne a las nuevas iglesias pentecostales, que se oponen a las religiones tradicionales, en particular a las de origen africano y relacionadas con las culturas indígenas. Rechazan la teología de la liberación en su conjunto, considerando inclusive que el Papa Francisco no debe ser escuchado porque tendría tendencias “comunistas”.

Con este sesgo, la Bancada Ruralista domina ministerios clave (como Agricultura y Salud), y ha estado actuando de manera decisiva para devolver a Brasil al estado de colonia exportadora de productos básicos, como la soja, la caña de azúcar, pasta celulosa, la carne y minerales.

Para este grupo, que domina el gobierno de Bolsonaro y actúa de forma servil a los intereses de las grandes empresas transnacionales, la cuestión ambiental “estorba los negocios”. En este sentido, los instrumentos estatales están siendo (o ya fueron) desmantelados. Todos los defensores de estas cuestiones, como indígenas, ambientalistas, los líderes de pueblos y comunidades tradicionales, son tratados como enemigos a ser acallados, apartados, y en última instancia, al considerar las muertes de la  hermana Dorothy y líderes indígenas, tal vez incluso eliminadas.

Para ello, además de la fuerza bruta y los incendios, vienen siendo usados los poderes constitucionales, ejecutivo, legislativo y Judicial, así como la policía y el ejército; que se muestran como eficientes colaboradores o dejan el terreno para el accionar de milicias, mientras que la “ley antiterrotista” apunta a las organizaciones sociales y amenazan a sus líderes.

Hqn: Alrededor del fuego en el Amazonía, se han actualizado narrativas de corte “nacionalista” sobre la soberanía del Brasil para decidir lo que sucede allí, y se replanteó el viejo discurso de “gobernanza” por la importancia regional y mundial de los servicios ambientales que la selva amazónica presta. ¿Qué opinión te merece este debate?

LM: Esto no es algo serio. Ni el Amazonas será ocupado militarmente desde el extranjero, ni el gobierno (aunque lo sugiera) lo cree. Este gobierno está entregando el petróleo, permitiendo a los extranjeros comprar tierras en cantidades increíbles. Por ejemplo, aunque las personas tienen límites individuales de propiedad, en el total cada municipio puede haber desnacionalizado hasta un 25% y su área física.

¿Qué nacionalismo sería este? …el de un gobierno que permite la privatización e internacionalización de todos los recursos estatales fundamentales para el desarrollo nacional; y que explícitamente favorece los intereses de Estados Unidos por sobre los del pueblo brasilero.

Hqn: Contanos ¿qué iniciativas se vienen desarrollando desde las organizaciones del campo popular en relación a los incendios en el Amazonas?

LM: Algunas comunidades afirman que van luchar porque el clima es la guerra y la vida de sus pueblos está en juego. Otros apuestan por la solidaridad internacional y la conciencia de la población brasileña, así como por el despertar del nacionalismo que parece inactivo entre los oficiales del ejército. Todos creen que lo impensable ya está sucediendo y que esto no puede ir más allá. Sin embargo, todos sabemos que los límites de lo imposible, impuestos por la lógica y la ética, vienen siendo desafiados y superados semanalmente por este gobierno. Por esta razón, está creciendo un esfuerzo de aglutinamiento interno, que tiende a unir a todos los sectores, en defensa de un proyecto nacional.

Hqn: Siguiendo en esta línea ¿qué iniciativas se plantean desde el campo popular contra las políticas de Bolsonaro y de construcción de alternativas desde las organizaciones? ¿Hay alguna que te gustaría destacar?

LM: Las organizaciones sociales entienden que se necesita un proyecto de Brasil, y se unen alrededor del  Frente Brasil Popular y de  Pueblo Sin Miedo, que articulan las múltiples organizaciones ambientales, rurales, urbanas, nutricionales y de trabajadores. Este proyecto incluye reforma agraria, reforma urbana, agroecología, soberanía alimentaria y otras iniciativas que, en cierto sentido, en mi opinión, son muy consistentes con los preceptos de Laudato Si porque proponen, como Francisco, que los bienes comunes deben ser protegidos, que ningún trabajador debe estar sin trabajo, ninguna familia sin techo y ningún agricultor sin tierra.

Hqn: ¿Cómo ves y cómo te imaginás lo que viene?

LM: Creo que esta situación es transitoria, y que incluso agravándose en el corto plazo va a terminar. En ese momento, que esperamos no muy lejano, nos enfrentaremos a un país más pobre, más triste, con menos posibilidades de atender las necesidades del pueblo, pero en momento de la reconstrucción.

Esperamos que la solidaridad internacional permita impedir destrucciones sin retorno como la que ocurre en la Amazonía, y que los conflictos estimulados por el presidente Bolsonaro no impliquen la muerte de los brasileños preocupados con el presente de las familias y el futuro de la nación. Pero seguramente, este invierno de fuego pasará y reconstruiremos la autoestima, la alegría y la imagen del Brasil.

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Fuente: Huerquen, comunicación en colectivo

Temas: Biodiversidad, Crisis climática

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