Suplemento Ojarasca #301

El ejercicio periodístico es riesgoso. En México son continuos los asesinatos, las ejecuciones y los atentados contra informadores e informadoras en cualquier entidad del país. En 2022, van 12. Al igual que los defensores de la Tierra y los opositores al cáncer minero y extractivista, se la están jugando por la libertad de todos nosotros. En mayo, Ojarasca asoma a la memoria, al periodismo de investigación y a la poderosa labor de las informadoras comunitarias del continente.

UMBRAL | ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE EXTRACTIVISMO?

No es responsabilidad solamente de las innumerables empresas capitalistas de estratosférico poder que explotan, degradan, roban y usufructúan sin límite ni llenadera las riquezas de los suelos y sus aguas. Tampoco parece haber en el mundo un sólo Estado nacional exento de culpa al fomentar, solapar o directamente ejecutar labores de extracción desaforada y depredadora de los territorios que gobiernan, en ocasiones sin respeto por sus pobladores y guardianes, en nombre de un interés superior, “nacional” y desarrollista.

No que el uso y la comercialización de recursos en sí sean criminales ni destructivos, sino que la escala en que se viene realizando, y los procedimientos empleados, rebasaron hace tiempo la racionalidad y la prudencia. Extractivistas son todas las invasiones y conquistas. La esclavitud es su hija directa y, aún hoy, su instrumento. Europa vino a América a exprimir sus riquezas. Luego lo hizo con África y Asia. Y en su propio suelo.

Incluso los pocos gobiernos que dicen no ser capitalistas resultan incapaces de matizar lo que ya suma desastre tras desastre, más allá de las buenas intenciones. La minería metálica y pétrea, la explotación de combustibles fósiles y el agua embotellada, envenenada o dilapidada en minería e industria conforman el trío mortal. Sus jerarcas sacan ya cuentas alegres ante el temible cambio climático causado por estas prácticas salvajes.

Construir grandes vías de comunicación para el movimiento de los productos del saqueo y de los extractivistas pasivos (como el turismo), significa ignorar cualquier alternativa sensata para generar energía y habitar los territorios sin asesinar a la Tierra, y configuran lo que llamamos extractivismo.

En principio, el aprovechamiento del mundo material es humanamente válido, pero se salió del control y la lógica de la vida. Casi cada resistencia actual apunta contra alguna forma de extractivismo: en ellas reside la racionalidad de lo humano, el compromiso con la vida y contra el exterminio. El Buen Vivir que habla desde Abya Yala, por ejemplo.

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Fuente: Suplemento Ojarasca, La Jornada

Temas: Extractivismo

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