Suplemento Ojarasca, La Jornada

Con siglos de historia en contra, los pueblos indígenas de América han logrado, en menos de tres décadas, avances políticos y culturales sin precedente. El costo ha sido muy elevado (eso siempre), pero desde la resistencia recurrente de los yoreme en la frontera norte de México hasta las del norte de Argentina y los mapuche en el sur chileno, el despertar de los pueblos ha devuelto al mapa mental de las naciones la existencia de esa "civilización negada", hoy creadora de vías de autodeterminación y legitimidad nunca antes vistas

Pueblos indígenas de América: avances políticos y culturales sin precedente

La autonomía de los pueblos indígenas deja de ser una demanda para convertirse en hecho, a pesar de que las instituciones del Estado se resisten a reconocerla, que es una forma de criminalizarla. Miles de comunidades han decidido darse a sí mismas un gobierno basado en las prácticas tradicionales adaptadas a la actualidad

México: crecen los gobiernos autónomos de los pueblos

Nunca antes se habían manifestado nuestros pueblos indios con tales constancia, unión y claridad. En esta hora definitoria del futuro mexicano, hablan y actúan aún más que en 1994, cuando el alzamiento zapatista en Chiapas la hizo de despertador de la conciencia nacional y los pueblos de toda la República encontraron que no estaban solos

México: los pueblos indios más allá de la resistencia

El diario Clarín de Argentina reportó el pasado septiembre que "por primera vez en su historia, el Estado nacional concluyó una encuesta a los pueblos indígenas del país". Y así los argentinos se enteraron que en su país aún hay indígenas. Y no pocos. Cerca de medio millón. Los invisibles de América, de Canadá y Estados Unidos a Uruguay, Argentina y Chile, siguen aquí

"Descubren" en Argentina que aún hay indios. Son más de 400 mil, revela un censo

Siendo que a contracorriente de lo que conceden las graciosas leyes del Senado Impopular, sus diputados supernumerarios y los tribunales colegiados a espaldas de la gente, los pueblos indígenas han caminado por su cuenta, ganando en los hechos espacio físico y cultural para su autodeterminación y su libertad. Siendo que la democracia también es así, y los pueblos irradian al resto de la sociedad las posibilidades vivas de representación colectiva... Estamos en el ocaso de una era. Todavía no en el comienzo de otra. Pero la democracia sigue siendo la luz que ilumina, allá lejos, el horizonte

México: urnas llenas, democracia vacía

Algo sucede en Oaxaca. El reciente movimiento magisterial de la sección 22 del SNTE rebasó los límites de un movimiento gremial independiente y concitó la unión del abigarrado y contradictorio mosaico político-social del estado en un proyecto de gobierno popular que sobrepasalas proclamas de las organizaciones políticas y se nutre, sobre todo, de la legitimidad real de lascomunidades indígenas

Oaxaca: Hacia un gobierno del pueblo

Existe un grado de maduración en la reflexión tejida desde las regiones presentes, en que la voz colectiva arroja un diagnóstico detallado de la devastación que el capitalismo impone, y que el ánimo de los pueblos, abandonados por los tres poderes de la Unión, es ejercer la autonomía en los hechos, con gran perspectiva y propuestas concretas. La fuerza de esta reunión, deja claro que la lucha de los pueblos es claramente anticapitalista y se inserta con pie firme en la Otra Campaña, que busca sumar los esfuerzos de todos los sectores sociales mexicanos para construir otro país verdaderamente justo y democrático

México: voces del IV Congreso Nacional Indígena. Autonomía en los hechos

El país -que es muchos países regionales fragmentados y dispersos- comienza a hacer visible sus luchas y sus historias. La gente se junta y entiende que los embates se repiten. Son historias terribles, pero también luminosas, que comienzan a hacer clic. Y la gente de todos los sectores sociales del valle comienza a entender que solos no podrán nada y que el agua es un bien común que hay que defender

México: organización de abajo