Cómo las políticas y las agencias sobre bosques promueven la destrucción sostenible

Por WRM
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El Movimiento Mundial por los Bosques (WRM) publicó un informe para alertar que las políticas internacionales sobre bosques no sólo no abordaron las causas subyacentes de la deforestación sino que las agravaron. El documento se lanzó en la semana del 21 de marzo, cuando la ONU conmemora su Día Internacional de los Bosques.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) promueve el 21 de marzo como el Día Internacional de los Bosques. El tema de este año es “Los bosques y la producción y el consumo sostenibles”. Surge una pregunta: ¿Qué es lo sostenible en la producción y el consumo cuando cada año se destruyen millones de hectáreas de bosque? Claramente, las numerosas iniciativas y políticas de sostenibilidad relacionadas con los bosques --creadas con el apoyo de la FAO y de otros actores internacionales-- no han logrado detener la destrucción.

Mientras la FAO celebra su Día Internacional de la “destrucción sostenible” de los bosques, el  Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM) publica un informe que repasa un proceso liderado por la ONU hace más de 20 años sobre las causas subyacentes de la deforestación. Estas causas, identificadas en 1999, no sólo siguen vigentes sino que incluso han sido profundizadas.

Las causas subyacentes de la deforestación y la degradación de los bosques, a diferencia de las causas directas más visibles (como la tala, el agronegocio o la minería), tienden a estar ocultas y a ser menos discutidas y mal comprendidas. Están estrechamente ligadas al sistema capitalista-racista-patriarcal, y también relacionadas con el legado colonial.

Entre los ejemplos de causas subyacentes figuran el  no reconocimiento de los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas y de otras comunidades que dependen de los bosques; el control centralizado sobre los bosques que facilita el avance de actividades tanto destructivas como de “conservación de la naturaleza”; y las políticas macroeconómicas, por mencionar algunos.

Al decidir no abordar las causas subyacentes de la deforestación, la FAO y los procesos de políticas internacionales que encabeza seguirán siendo una causa de la deforestación.

Un ejemplo es la definición que la FAO realiza de bosques. Esta definición es un obstáculo de larga data para detener la pérdida de bosques. La FAO considera que una  plantación industrial de monocultivos de árboles es un bosque, lo que significa que -para el organismo- talar un bosque para establecer una plantación de monocultivos de árboles no cuenta como deforestación.

Mas aún, las políticas e iniciativas impulsadas por la FAO en días como el 21 de marzo, que sugieren que la destrucción provocada por las empresas se ha vuelto sostenible y ecológica, son factores clave. Algunos ejemplos son el Consejo de Manejo Forestal (FSC), la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO), la Mesa Redonda para la Soja Sostenible o el Foro de Bienes de Consumo, de 400 miembros, que promueve la “deforestación neta cero” para 2020 en las cadenas de suministro de carne vacuna, soja, aceite de palma, celulosa y papel.

Tales iniciativas no están concebidas para interrumpir la dinámica de destrucción de los bosques de la que dependen sus empresas patrocinadoras para obtener ganancias. El informe advierte que la formulación de políticas y reglamentaciones que ignoren las causas subyacentes de la deforestación no sólo está condenada al fracaso sino que  fomenta aún más la deforestación a gran escala.

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Fuente: Agencia Tierra Viva

Temas: Acaparamiento de tierras, Agronegocio

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