La resistencia contra las plantaciones industriales de palma aceitera en África occidental y central

Por WRM
Idioma Español
País África

Comunidades en África occidental y central deben confrontar los impactos de las plantaciones industriales de palma aceitera. Con la falsa promesa de traer ‘desarrollo’, las empresas, con el respaldo del gobierno, obtuvieron millones de hectáreas. Este artículo resalta cuatro luchas actuales por la recuperación de tierras.

Mundemba, Camerún, 2016. Foto: Grain

Por décadas, las comunidades en África occidental y central han tenido que hacer frente a la invasión de plantaciones industriales de palma aceitera en sus tierras comunitarias. Con la falsa promesa de traer ‘desarrollo’ y empleos, las empresas, con el respaldo de los gobiernos, obtuvieron millones de hectáreas de tierra en concesión para el establecimiento de plantaciones industriales de palma aceitera.

Los resultados de esta expansión han sido desastrosos para las comunidades que viven dentro y alrededor de estas plantaciones industriales y, en particular, para las mujeres.

En respuesta, organizaciones de base y líderes comunitarios de toda la región se han organizado, movilizado, alzado su voz y establecido contactos entre ellos para detener esta destructiva y violenta ocupación de sus tierras. En el centro de estas luchas está el deseo de la comunidad por recuperar sus tierras. Los intercambios con activistas comunitarios involucrados en luchas similares ayudan a romper el aislamiento y hacen visible el alcance de la violencia que las comunidades a menudo sufren cuando se enfrentan a una empresa multinacional y a las fuerzas armadas del gobierno.

Este artículo resalta cuatro luchas comunitarias: en la República Democrática del Congo contra PHC-Feronia (que recientemente cambió de dueño a KKM), en Gabón contra Olam Company, en Camerún contra Socapalm (que es propiedad de Socfin) y en Nigeria contra Okomu Oil Palm Company (que también es propiedad de Socfin).

PHC-Feronia/KNM en la República Democrática del Congo

Comuneros arrestados después de haber participado en protestas pacíficas deben ser liberados de inmediato, y los responsables de otra muerte brutal en las plantaciones de palma aceitera de Feronia-PHC deben rendir cuentas

El 13 de febrero, en la ciudad de Lokutu, República Democrática del Congo, la comunidad organizó una protesta pacífica para exigir a la empresa de aceite de palma PHC que respete sus derechos. Pero fueron recibidos con brutal violencia por los guardias de seguridad de la empresa y la policía. Por lo menos 17 personas fueron arrestadas en diferentes lugares tras las protestas. Algunos fueron brutalmente golpeados y torturados por los guardias de seguridad de PHC. (1) Un joven, Blaise Mokwe, murió el 21 de febrero por las lesiones que sufrió días antes, cuando guardias de seguridad de PHC lo golpearon y torturaron tras una falsa acusación de robo de nueces de palma aceitera. (2)

Esta última escalada de conflictos ocurrió mientras uno de los nuevos propietarios de la empresa, Kalaa Mpinga, y una nueva empresa llamada Feronia KNM, llevaban potenciales inversores extranjeros a las plantaciones, en medio de la pandemia mundial. Los comuneros de Mwingi participaron de la protesta pacífica. Según explicó el presidente de la Sociedad Civil de Basoko, distrito en el que se encuentra la comunidad de Mwingi: “Cuando llegó el avión fuimos con las pancartas hasta allí y al día siguiente las llevamos a la comunidad, y luego, tratamos de hablar con ellos sobre las cláusulas sociales que la empresa había firmado con las comunidades de Kisangani en presencia del Gobernador. Queríamos decirles que hasta el momento no se había hecho nada”. (1) Las plantaciones de palma aceitera de PHC ocupan gran parte de la tierra comunitaria de Mwingi.

Las comunidades de Mwando, también en la zona de Lokutu, están cansadas de esperar que la empresa PHC cumpla las promesas que ya incumplió demasiadas veces a lo largo de los más de 100 años de ocupación de sus tierras ancestrales. La comunidad instaló un molino comunitario para el procesamiento de frutos de palma aceitera recolectados en plantaciones abandonadas por PHC. “De poder acceder a estas tierras podríamos retomar nuestra producción de aceite de palma, que la colonización interrumpió violentamente”, dijo un miembro del equipo de gestión de la operación.

Los bancos de desarrollo europeos han apoyado a la empresa de plantaciones de la era colonial con más de 150 millones de dólares desde 2013. Como señala un informe reciente, la inversión en Feronia-PHC no es ciertamente la única inversión nociva en agricultura de los bancos de desarrollo europeos – pero el desastre de Feronia tiene que ser el último. Los bancos de desarrollo europeos deben respetar las demandas de las comunidades que piden la restitución de sus tierras ancestrales. (2) También deben estar a la altura de la responsabilidad que conlleva su inversión y garantizar que los comuneros arrestados después de exigir que la empresa respete sus derechos, sean liberados de inmediato, y que rindan cuentas los responsables de la brutal muerte de Blaise Mokwe.

Notas:

(1) RIAO-RDC (2021). Entrevista con Gilbert Lokombu Limela, Presidente of the Sociedad Civil de Basoko (Lokutu side).  Disponible en inglés y francés aquí.
(2) Programa Objectiv Vert TV con entrevistas a miembros comunitarios de cuatro de las aldeas afectadas por la reciente violencia de la empresa contra las comunidades.  Disponible aquí.
(3) RIAO-RDC y otros (2021).  Development finance as agro-colonialism: European development bank funding of Feronia-PHC oil palm plantations in the Democratic Republic of Congo.

Olam en Gabón

¡Salvemos a la comunidad Pépéyo!
(Sauvons Pépéyo)

En 2012, el gobierno de Gabón otorgó una concesión de 35.000 hectáreas a la empresa OLAM, con sede en Singapur, para que estableciera sus primeras plantaciones industriales de palma aceitera en la provincia de Ngounie, en Gabón, destruyendo con ello más de 10.000 hectáreas de bosques. La existencia de la comunidad Pépéyo, al igual que muchas otras, fue ignorada y cercada por completo por las plantaciones de palma aceitera. La comunidad Pépéyo también fue excluida del llamado contrato social que, con el apoyo de las autoridades gabonesas, OLAM firmó con las comunidades.

El hecho de que Pépéyo no existiera para OLAM llevó a una situación en la que la comunidad tuvo que enfrentar aún mayores impactos que otras comunidades de la zona. Por ejemplo, la profanación y destrucción de tumbas, la obstrucción de caminos, la desecación de ríos utilizados por la comunidad y la prohibición de actividades agrícolas. La comunidad Pépéyo se volvió invisible, inexistente y condenada a desaparecer en medio del monocultivo de palma aceitera de OLAM. Para acceder a su comunidad, los habitantes de Pépéyo están obligados a utilizar una cédula de identidad emitida por OLAM.

Los documentos de concesión pueden afirmar que Pépéyo no existe. Pero Pépéyo existe. La comunidad ha resistido y sus habitantes están escribiendo un nuevo capítulo en su historia de resistencia. En octubre de 2020, los pobladores de Pépéyo se reunieron en Mouila, la capital de la provincia, para discutir estrategias sobre cómo avanzar en la recuperación de sus tierras y evitar lo que a OLAM le gustaría que sucediera: que los pobladores se rindan y abandonen sus casas y tierras. Luego de un fructífero intercambio, los pobladores discutieron una lista de acciones y demandas en las que trabajar en el próximo período, en especial ser reconocidos como comunidad por OLAM y las autoridades; tener libre acceso a su tierra; y, sobre todo, que al menos una parte de sus tierras quede bajo su control.

Fuente: Rapport de la Journée Internationale de lutte contre les monocultures d´arbres celebrée en differe le 30 octubre 2020 dans le departement de la Douya Onoye, Province de la Ngounie autour de la thematique « Sauvons Pepeyó » 2020.

Socapalm (Socfin) en Camerún

Mujeres generando ingresos mientras continúan luchando por recuperar su tierra, y con la tierra, su soberanía alimentaria

En Camerún, las plantaciones industriales de palma aceitera de Socapalm, una empresa propiedad de la multinacional Socfin, han dado a lugar a situaciones en las que las mujeres no pueden alimentar a sus familias. Las condiciones son extremas. A veces, hasta los niños ingresan a la plantación de la empresa para recolectar nueces de palma aceitera que quedan en el suelo. Si los atrapan, corren el riesgo de que los envíen a la cárcel. Las mujeres y las niñas se arriesgan al acoso y a ser violadas y abusadas sexualmente. Deben caminar largas distancias para encontrar lugares donde cultivar alimentos o recoger agua o leña. La policía estatal y los guardias de seguridad de la empresa acusan frecuentemente a los pobladores de robar nueces de palma de las plantaciones. Entran en los hogares en busca de frutos de palma o aceite procesado tradicionalmente, y si encuentran siquiera una sola botella de aceite, pueden encarcelar a las personas presentes.

El procesamiento tradicional de nueces de palma para la fabricación de aceite siempre ha sido una fuente importante de ingresos para las mujeres, quienes venden el aceite y otros subproductos en los mercados locales. Un pilar principal de la resistencia de las mujeres de Camerún contra las plantaciones industriales se ha centrado en recuperar el conocimiento tradicional del procesamiento del aceite de palma, así como de los numerosos beneficios que las mujeres obtienen de las palmeras. En muchas ocasiones, las mujeres expresaron que el uso de la palma es muy importante para ellas porque, además de ser una actividad generadora de ingresos, les permite empoderarse y construir el tejido de la vida familiar y comunitaria.

Debido a que las plantaciones industriales de palma aceitera destruyeron la mayoría de las plantaciones tradicionales, y con esto, una importante fuente de ingresos para las mujeres, el procesamiento de mandioca es una de las pocas opciones que les quedan a las mujeres para generar ingresos. A veces ni siquiera hay suficiente tierra disponible para que siembren mandioca cerca de las comunidades. Es posible que tengan que comprar mandioca en comunidades alejadas de las plantaciones porque no les queda tierra para cultivar. Y lo que es peor, la pandemia de la Covid-19 ha hecho que la mandioca esté menos disponible y sea más cara.

En este contexto, y contra todo pronóstico, la organización de base camerunesa RADD facilitó el apoyo a las mujeres que viven cerca de estas plantaciones industriales para desarrollar actividades generadoras de ingresos. El procesamiento de la mandioca permite a las mujeres mantener a sus familias mientras continúan luchando por recuperar su tierra, y con la tierra, su soberanía alimentaria.

Okomu Oil Palm Company (Socfin) en Nigeria

Violaciones de Socfin y su subsidiaria Okomu Oil Palm Company PLC en las comunidades del estado de Edo

En Nigeria, las comunidades afectadas por la empresa de palma aceitera Okomu, filial del grupo franco-belga Socfin (cuyo co-propietario Bolloré fue condenado recientemente por corrupción en los tribunales franceses en relación con inversiones en Togo y Guinea), realizaron una protesta pacífica en enero de 2021 para denunciar el acaparamiento de tierras, la contaminación de los ríos y el acoso por parte de fuerzas militares, que se piensa están al servicio de la empresa. Acusan a la empresa de utilizar personal militar para bloquear la única carretera que los une a Edo, el pueblo más cercano. También acusaron al gobierno del Estado de Edo de esclavizarlos en sus tierras ancestrales al vender a la empresa la totalidad de la tierra en la que cultivan, lo que implica que ahora no tienen dónde cultivar en su propia tierra. (1)

Los comuneros llevaban pancartas con demandas tales como: “Gobierno, dile a Okomu Oil Company que habilite nuestra carretera”, “Okomu Oil Company, danos las trampas de pesca que nos sacaste”, “Dejen de contaminar nuestro arroyo con sus agroquímicos, es nuestra única fuente de agua potable”, “No somos terroristas. Okomu Oil, dejen de acosarnos con los militares”.

Un poblador que habló en una conferencia de prensa celebrada después de las protestas declaró que “la empresa cerró la carretera existente, [que existía] antes de que se fundara la empresa. La carretera ha estado bloqueada desde 2019, hasta hoy en día. Usaron la Covid-19 para terminar de clausurar la carretera con la excusa del confinamiento. El camino alternativo es malo”.

Esta no es una noticia reciente. Se han hecho numerosas reclamaciones y protestas a lo largo de los años desde que Okomu Oil Palm se estableció en Nigeria a mediados de la década de 1970. Las acusaciones contra esta empresa van desde el impedimento de acceso a ciudadanos hacia sus comunidades, colocando rejas en la única vía de acceso, hasta el acoso a personas que denuncian la injusticia, el acaparamiento de tierras, la destrucción de medios de vida, el uso de la fuerza bruta, el desplazamiento y el desalojo de pueblos y asentamientos dentro de sus zonas de actividad. En los últimos años, las fuerzas de seguridad de la compañía, en colaboración con el ejército nigeriano, incendiaron las aldeas de Agbede, Oweike, Lehmon desplazando a sus habitantes, y recientemente, en mayo de 2020, la aldea de Ijaw-Gbene, a pesar de la pandemia de la Covid- 19. (2)

Notas:

(1) Nigerian Tribune,  Okomu Oil Palm host communities protest marginalisation, water pollution, 2021
(2) Farmlandgrab,  SOCFIN and her subsidiary Okomu Oil Palm Company PLC rights violations in Edo State Communities/Villages: An S.O.S., 2020

Fuente: Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Monocultivos forestales y agroalimentarios

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