Reflexiones sobre los polinizadores y la soberanía alimentaria desde el Ecuador

La polinización, una acción ecológica colectiva realizada por miles de especies, es una de las funciones más importantes de la Naturaleza: la reproducción de las plantas. La polinización por insectos es particularmente eficiente en garantizar la agrobiodiversidad ya que favorece una mayor fertilidad y diversidad genética en las plantas que tienen semillas a través de la polinización cruzada. Este proceso es vital para la reproducción de los ecosistemas terrestres: bosques, páramos, manglares, los agroecosistemas campesinos donde se producen los alimentos que consumimos, y muchos más. En este sentido, el cuidado de los insectos polinizadores es indispensable para la soberanía alimentaria de los pueblos y las personas.
Lamentablemente hoy los invertebrados enfrentan una tasa de extinción muy alta; mayor que la de otros grupos de animales. Aunque las abejas Apis mellifera no son las únicas polinizadoras, destacan como especies emblemáticas debido a la producción de miel y el valor utilitario para la polinización de los cultivos. Este reconocimiento puede favorecer la protección de otros insectos polinizadores. La alarmante disminución de sus poblaciones, conocida como el Síndrome del Colapso de las Colonias se debe a una combinación de factores como enfermedades, parásitos, pérdida de hábitat, cambio climático y, especialmente, el uso de agrotóxicos como los neonicotinoides y el fipronil.
Tras décadas de investigaciones que han demostrado vez tras vez los impactos negativos de los agrotóxicos en las abejas, y gracias a la sociedad civil organizada como Greenpeace, Friends of the Earth, y otros, a partir del 2013 se produjo una ola de prohibiciones a los neonicotinoides y el fipronil. Europa encabezó este movimiento y posteriormente países como Canadá, el Reino Unido, Vietnam, Argentina y Colombia prohibieron esas sustancias. Incluso en Estados Unidos, en 11 Estados se restringe el uso de neonicotinoides. Especialmente en Europa, las organizaciones sociales siguen impulsando diversas iniciativas y campañas para proteger a las abejas y prohibir los agrotóxicos, tal como la iniciativa ciudadana “¡Salvemos a las abejas y a los agricultores!”, que ha reunido más de un millón de firmas para pedir a la Comisión Europea que elimine gradualmente los agrotóxicos en la agricultura.
En respuesta a esta alarma global sobre el declive de los polinizadores, en Latinoamérica también nacen movimientos que buscan vincular su cuidado con la necesidad ineludible de transitar hacia una agricultura libre de agrotóxicos. Respaldados en la Constitución del Ecuador donde se reconocen los derechos de la Naturaleza, un grupo multidisciplinario de activistas apoyaron una denuncia presentada al Ministerio de Ambiente y a la Defensoría del Pueblo sobre la muerte recurrente de abejas en un barrio periurbano de Quito. Así nace el Colectivo en Defensa de los Polinizadores, una iniciativa para investigar y promover procesos de incidencia en favor de las abejas y otros polinizadores en Ecuador.
El Colectivo ha tenido logros interesantes como la prohibición de agrotóxicos que afectan a los polinizadores urbanos con la Ordenanza 041-22 de Quito. No obstante, una consideración que motiva al Colectivo fue entender cómo el declive de los polinizadores se vincula con los desafíos que enfrentan los movimientos campesinos. Actualmente, nos enfocamos en problematizar la investigación sobre la muerte de los polinizadores en contextos rurales agrícolas para poner en manifiesto el vínculo entre los derechos de la Naturaleza y el ejercicio de la soberanía alimentaria. Según Andrade-Rivas (2023) Ecuador es el segundo mayor usuario de pesticidas en relación a la superficie del país. Los neonicotinoides y el fipronil están entre los cinco insecticidas con mayor número de registros para la venta y se emplean en muchos de los cultivos alimenticios más consumidos del país, lo que incluye a la agricultura familiar campesina debido a las políticas agrarias promovidas por el Estado.
La evidencia científica revela que los agrotóxicos afectan negativamente el comportamiento, desarrollo larvario, reproducción y capacidad polinizadora de las abejas. Por ejemplo, O’Reilly y Stanley (2023), recientemente demostraron que los neonicotinoides pueden reducir hasta un 86% la producción de cultivos al alterar la recolección de polen de las abejas. Desde el 2018, el Colectivo en Defensa de los Polinizadores ha recopilado información científica sobre estos impactos, ha mapeado el uso del suelo agrícola en relación con la presencia de abejas, y también ha estudiado la toxicidad del imidacloprid, fipronil, y su combinación en abejas nativas sin aguijón.
El estudio de ecotoxicología impulsado por el Colectivo es un primer paso para entender el impacto de los agrotóxicos en la biodiversidad nativa del Ecuador, lo cual ha sido poco estudiado hasta el momento. También, investigar la combinación de dos agrotóxicos representa un esfuerzo importante para comprender los efectos reales que ocurren en campo donde se aplican varias sustancias químicas que interactúan entre sí, potenciando el daño en las abejas. Entre los resultados de la investigación se observó cómo la mezcla entre neonicotinoides y fipronil tuvo mayor toxicidad para las abejas nativas sin aguijón.
Según Requier y otros investigadores (2024), en países como Colombia, Bolivia y Brasil, anualmente se pierden más del 30% de colmenas tanto de abejas melíferas como de abejas sin aguijón. Sin embargo, aún no existen datos sobre las tasas de mortalidad de abejas en Ecuador. También es importante realizar estudios al respecto para aplicar esos conocimientos en la protección de los polinizadores. La investigación puede y debe contribuir en la incidencia a favor de los derechos de la Naturaleza y la defensa de la soberanía alimentaria en los territorios.
Otra arista clave es el trabajo con organizaciones y asociaciones rurales campesinas que practican la apicultura y meliponicultura 1 como la Red de Apimeliponicultura Agroecológica del Ecuador. Cada 20 de mayo, Día Mundial de las Abejas, el Colectivo y la Red promueven la formación política sobre los derechos de la Naturaleza buscando fortalecer una identidad colectiva como defensores de las abejas. Actualmente la Red se ha formado en el uso de aplicativos de la ciencia ciudadana participativa como el proyecto “Ecu Polinizadores” en EpiCollect5 para registrar la mortalidad de abejas, facilitando el intercambio de experiencias y recolección de datos. Es fundamental trabajar con los productores ya que ellos viven con las abejas, conocen sobre los sistemas de producción de sus territorios y pueden notar cambios en los ecosistemas que afectan a las colmenas.
La Red también ha fomentado una reflexión crítica en torno a la apimeliponicultura convencional que industrializa la producción de las colmenas y mercantiliza la polinización como servicio. Esto dio lugar a una propuesta para construir un Sistema Participativo de Garantías para la producción apícola, basado en un manejo integral que prioriza el bienestar de las abejas y el cuidado de los ecosistemas. La Red también ha trabajado con el Colectivo en la incidencia sobre normativa, proponiendo artículos para reconocer y garantizar derechos para las abejas en el proyecto de Ley Orgánica de Derechos Animales. Sean agroecólogos, permacultores o incluso campesinos o productores urbanos sin tierra, los apimeliponicultores de la Red son cuidadores de la vida mediante su defensa de las abejas al contribuir en la producción de alimentos y la agrobiodiversidad.
Actualmente, las políticas estatales han llevado a que la agricultura convencional sea incompatible con la reproducción de la vida en los ecosistemas terrestres. El Colectivo se esfuerza por integrar diversos enfoques: apimeliponicultura agroecológica, investigación social y científica y la ciencia ciudadana a favor de los derechos de los polinizadores y de la soberanía alimentaria. A largo plazo busca colaborar con organizaciones campesinas en la lucha a favor de la transición agroecológica, promoviendo así, una reconciliación entre la agricultura y la Naturaleza a través de la apimeliponicultura y la defensa de las abejas.
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Nota:
[ 1] Crianza de abejas nativas sin aguijón