El esfuerzo más grande de este movimiento está en manos de las comunidades, base de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que son el corazón y la columna vertebral de esta lucha, como los definió el propio subcomandante Marcos. Los pueblos son quienes han avanzado más, y más han aprendido. Ellos le dan sentido y horizonte al complicado quehacer autónomo. Representan también la posibilidad real de que otro mundo es posible, de que se puede enfrentar la voracidad del capitalismo y resistir sin traicionarse