Gustavo Duch Guillot

Analizar la crisis alimentaria como un problema de aumento de precios nos ha permitido develar los efectos de la liberalización del comercio agrícola, la especulación que se hace en la Bolsa con la comida, el papel de los agrocombustibles, etcétera. Si ahora analizamos la crisis como el incremento en más de 100 millones del número de personas con graves dificultades para adquirir alimentos a estos nuevos precios, advertiremos que, mayoritariamente, las personas que no pueden acceder a los alimentos son pequeñas y pequeños agricultores sin ningún tipo de apoyo y que cosechan en tierras muy poco productivas, jornaleras y jornaleros contratados con salarios de miseria en grandes fincas dedicadas a la agroexportación o familias campesinas, ahora en suburbios urbanos, expulsadas de sus tierras por la avidez del control y la concentración de las tierras. Es la gran paradoja de esta crisis: pasan hambre las y los productores de alimentos.

Crisis alimentaria: grilletes de esclavitud

Pablo había obtenido recientemente su licenciatura de agrónomo. Fueron cinco años de leer libros y escuchar a sus profesores en las aulas universitarias, combinándolo con su voluntariado en una oenege que trabaja a favor de las comunidades rurales. Sus inquietudes lo llevaron a participar en el evento internacional que la Vía Campesina (plataforma que agrupa a más de 150 millones de familias campesinas) organizó en Mali.

Universidad Campesina

En 1966 a iniciativa de Bertrand Russell, filósofo, matemático y Premio Nobel de la Paz se puso en marcha la primera sesión de lo que hoy conocemos como el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), en aquel momento para juzgar los crímenes de guerra cometidos por el gobierno de los Estados Unidos en Vietnam

La conciencia ética de los pueblos

El sabio Empédocles se equivocó en sus teorías. Al menos desde el punto de vista nutritivo. En el siglo V explicó que la unión de cuatro elementos, aire, agua, tierra y fuego, en distinta proporción, daba lugar a las diferentes sustancias que se presentan en la naturaleza. Demasiada biodiversidad y demasiada riqueza en sus planteamientos, pues finalmente hoy toda sustancia originada en la naturaleza que finalmente se convierte en alimento es puro petróleo.

Empédocles y la agricultura

Escuchando los resultados de la cumbre de Roma sobre la alimentación, da la impresión de que nadie quiere decir las cosas por su nombre. La crisis del precio de los alimentos es un problema del modelo agrario adoptado. El crecimiento sin fin del capitalismo basado en un consumo descontrolado de los recursos naturales (petróleo, agua, tierra cultivable, etcétera) ha topado con los límites que la naturaleza impone.

El modelo agrario

Ha llegado el momento de actuar, no podemos esperar más. La agricultura mundial está en quiebra. Hasta hace unos años este era un discurso que poca gente compartía, entre otras cosas porque se analizaba desde la distancia. Por primera vez en la historia de la humanidad nos encontramos con una crisis globalizada, el aumento del precio de los alimentos nos afecta a todas y todos y los análisis coinciden: la agricultura capitalista intensiva, corporativista, dependiente del petróleo y agroexportadora lleva a la pobreza al mundo rural del que definitivamente dependemos todos. Por si esto fuera poco, sabemos que la agricultura industrial contribuye hoy con más de 1/3 de las emisiones globales de gases invernadero, en especial metano y óxidos nitrosos, cuando el cambio climático más que amenaza ya es una realidad.

De boca en boca

Aclaremos las cosas. La crisis alimentaria actual tiene causas coyunturales (los agrocombustibles, la creciente demanda mundial de carne y la especulación financiera con los alimentos) y causas estructurales, las de fondo, las que verdaderamente importan y las que apenas se mencionan. Esta crisis es el resultado de treinta años de políticas a favor del libre mercado que obligaron -con sus instrumentos de 'tortura' el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio- a desmantelar el apoyo público a las producciones nacionales de alimentos. Se ha alcanzado un mercado globalizado donde un cultivador de arroz haitiano debe competir con las transnacionales arroceras que, ellas sí, consiguen subsidios directos e indirectos para la exportación.

Autonomía alimentaria

Somos ricas! Ésta es la exclamación de las mujeres campesinas organizadas internacionalmente en la Vía Campesina. «¿Si somos capaces de producir nuestra alimentación, entonces somos ricas!». Reivindican con este grito su riqueza, aunque ésta quede invisibilizada en un sistema capitalista dónde sólo manda la economía monetaria con autoridad de padre déspota. Lo que no se contabiliza -en términos económicos- no existe.

Campesinas invisibles