Gustavo Duch Guillot

El sabio Empédocles se equivocó en sus teorías. Al menos desde el punto de vista nutritivo. En el siglo V explicó que la unión de cuatro elementos, aire, agua, tierra y fuego, en distinta proporción, daba lugar a las diferentes sustancias que se presentan en la naturaleza. Demasiada biodiversidad y demasiada riqueza en sus planteamientos, pues finalmente hoy toda sustancia originada en la naturaleza que finalmente se convierte en alimento es puro petróleo.

Empédocles y la agricultura

Escuchando los resultados de la cumbre de Roma sobre la alimentación, da la impresión de que nadie quiere decir las cosas por su nombre. La crisis del precio de los alimentos es un problema del modelo agrario adoptado. El crecimiento sin fin del capitalismo basado en un consumo descontrolado de los recursos naturales (petróleo, agua, tierra cultivable, etcétera) ha topado con los límites que la naturaleza impone.

El modelo agrario

Ha llegado el momento de actuar, no podemos esperar más. La agricultura mundial está en quiebra. Hasta hace unos años este era un discurso que poca gente compartía, entre otras cosas porque se analizaba desde la distancia. Por primera vez en la historia de la humanidad nos encontramos con una crisis globalizada, el aumento del precio de los alimentos nos afecta a todas y todos y los análisis coinciden: la agricultura capitalista intensiva, corporativista, dependiente del petróleo y agroexportadora lleva a la pobreza al mundo rural del que definitivamente dependemos todos. Por si esto fuera poco, sabemos que la agricultura industrial contribuye hoy con más de 1/3 de las emisiones globales de gases invernadero, en especial metano y óxidos nitrosos, cuando el cambio climático más que amenaza ya es una realidad.

De boca en boca

Aclaremos las cosas. La crisis alimentaria actual tiene causas coyunturales (los agrocombustibles, la creciente demanda mundial de carne y la especulación financiera con los alimentos) y causas estructurales, las de fondo, las que verdaderamente importan y las que apenas se mencionan. Esta crisis es el resultado de treinta años de políticas a favor del libre mercado que obligaron -con sus instrumentos de 'tortura' el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio- a desmantelar el apoyo público a las producciones nacionales de alimentos. Se ha alcanzado un mercado globalizado donde un cultivador de arroz haitiano debe competir con las transnacionales arroceras que, ellas sí, consiguen subsidios directos e indirectos para la exportación.

Autonomía alimentaria

Somos ricas! Ésta es la exclamación de las mujeres campesinas organizadas internacionalmente en la Vía Campesina. «¿Si somos capaces de producir nuestra alimentación, entonces somos ricas!». Reivindican con este grito su riqueza, aunque ésta quede invisibilizada en un sistema capitalista dónde sólo manda la economía monetaria con autoridad de padre déspota. Lo que no se contabiliza -en términos económicos- no existe.

Campesinas invisibles

"La región del Kivu digiere más de 15 años de enfrentamientos bélicos avivados por la codicia de las multinacionales y gobiernos europeos que quieren hacerse con sus grandes riquezas naturales"

La larga migración de la Perca del Nilo

Los próximos meses son fundamentales para el futuro de la alimentación. Después de ocho años de moratoria, la ONU reabre el debate sobre la utilización de semillas transgénicas Terminator. Son semillas programadas para ser es- tériles en la segunda generación, de forma que las empresas propietarias se aseguran de que el campesinado no pueda reservar parte de su cosecha para volver a sembrar, como ha venido haciendo durante miles de años.

Terminator: el regreso

Dicen que llegaban como una nube amarilla. Las mariposas de San Juan viajaban desde Haití hasta el este de la República Dominicana descansando en cada aldea. Las niñas las perseguían para guardarlas en cajitas de bambú. Con los dedos teñidos de su polvo amarillo se pintaban los ojos, entrenándose para ser mujercitas. Se organizaban hospitales de emergencia para atender a las mariposas aturdidas alimentándolas con rodajas de guineos. Con las alas de las fallecidas, se cosían collares de cristal.

Migraciones de mariposas