El mundo tiene una Convención sobre Cambio Climático desde 1992. La firma y ratificación de esta convención implica obligaciones, tanto legales como morales. La mayoría de los gobiernos ya la han ratificado. Sin embardo, luego de todos estos años, los gobiernos tienen poco que mostrar en materia de resultados, excepto las toneladas de papel utilizadas en interminables negociaciones