Si hay un país que nos puede hablar de la tensión que se genera entre la búsqueda de redistribuir la riqueza y la presión que esta intensión impone a los territorios, ese es Bolivia. Una apuesta, la del MAS, el instrumento político animado desde movimientos sociales que combina el liderazgo original y carismático de Evo Morales con la lucidez teórica del vicepresidente Álvaro García Linera, considerado por muchos el intelectual vivo más importante de la actualidad.