Dos son los modelos de producción que se enfrentan en el mundo rural: el basado en empresas que utilizan masivamente capitales en maquinaria, agroquímicos y mano de obra asalariada, orientado a la producción de algunos pocos productos exportables; y el que emplea mano de obra familiar, tecnologías amigables con el medio ambiente y básicamente procura la satisfacción de las necesidades de los productores y consumidores locales