Los efectos destructivos sociales, políticos y ambientales del modelo neoliberal de globalización pro-empresarial son los que han despertado resistencia creciente entre un espectro amplio de organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales de todo el mundo. Nuestro Mundo No Está en Venta forma parte de ese movimiento mundial de resistencia. Tenemos que oponer resistencia y rechazar las pretensiones de la OMC de liberalización forzosa del comercio mundial según modalidades nocivas para la justicia económica, el bienestar social, la equidad de género y la sustentabilidad ecológica. Es imperativo restringir el poder y la autoridad de la OMC y hacerla retroceder de muchas esferas en las que se ha impuesto forzosamente como en la agricultura, los servicios y los derechos de propiedad intelectual