"En todo el continente los pueblos originarios, las comunidades campesinas, exigen autogobierno, soberanía alimentaria. Defienden sus fuentes de agua, el maíz nativo, todos los cultivos propios, la libertad de posesión, custodia e intercambio de las semillas, sus saberes de siempre. Defienden sus territorios y su biodiversidad de la tremenda invasión de todo tipo de proyectos de extracción y devastación. Rechazan los megaproyectos, los tratados de libre comercio, las leyes de privatización y certificación de sus cultivos, los decretos que rompen la comunalidad de sus entornos. Exigen que no se criminalice la resistencia."